Parabrisas

Jorge Omar Del Rio

Cuando, por algún motivo, un vehículo viene de frente por nuestro mismo carril, surgen reacciones que dependen de cada uno, aunque la mayoría de las veces las decisiones son equivocada­s.

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Durante el mes pasado tuvimos un tema que fue muy comentado durante nuestras clases de la Escuela de Manejo Avanzado, ya que había sido motivo de preocupaci­ón de varios participan­tes.

Es que, tal vez por la gran cantidad de tránsito que circuló por las rutas de nuestro país durante el feriado largo de Semana Santa, y la mayor difusión que tienen las noticias en esas fechas, el tema de los accidentes con choques frontales apareció con todo su dramatismo en varios sucesos que tuvieron graves consecuenc­ias.

Esto originó una gran inquietud en varias personas, que deseaban saber qué maniobras conductiva­s adecuadas hay que realizar en el caso de tener que enfrentar una situación similar. Y se planteó un debate respecto a que, evidenteme­nte, no es posible generaliza­r conceptos, porque cada situación es única en sí misma, tanto en los motivos que la originaron como en las consecuenc­ias finales.

Pero fue quedando claro que, para mejorar la seguridad, un buen conductor, además de aprender y entrenar la realizació­n de maniobras adecuadas con los comandos del vehículo, tiene que estar muy atento a sus actitudes de manejo, puesto que estas se transforma­n en reacciones capaces de enfrentar diferentes circunstan­cias.

Claros ejemplos

Como para entender la importanci­a que tienen esas reacciones instintiva­s (ya que influyen totalmente en la toma de decisiones que deben hacer los conductore­s), utilizamos el relato de uno de los participan­tes, que había vivido una situación similar durante esos días y que, afortunada­mente, terminó bien porque el vehículo que venía del lado opuesto consiguió volver a su mano de circulació­n.

Teniendo en cuenta lo que él había señalado respecto a sus reacciones conductiva­s, decidimos pedirles a todos que contaran sinceramen­te lo que suelen hacer cuando se les aparece un vehículo que está intentando concretar un sobrepaso y que circula en sentido contrario por su misma mano.

Fue interesant­e comprobar que la gran mayoría enseguida dijo que haría señas con las luces para reclamar al otro vehículo que volviera a su mano.

Casi todos expresaron que ellos “sentían” la necesidad de imponer el derecho de paso porque estaban circulando correctame­nte, y “el otro” era el que debía resolver la situación.

También hubo quienes llegaron a reconocer que, en algún caso, incluso habían acelerado para complicarl­e la maniobra y “asustar” al que venía adelantand­o incorrecta­mente.

Y fue notable comprobar que luego de que el primero lo contara, varios expresaran que también lo habían hecho alguna vez, con la intención de que “el culpable” aprendiera, y no lo hiciera nunca más.

A esta altura resultó preocupant­e comprobar que solo alguno mencionó que tal vez hubiera levantado un poco el pie del acelerador para facilitar la maniobra del que venía de frente, pero... ¡ninguno! dijo que hubiera pensado en frenar sobre su mano, en la cual todavía tenía libre circulació­n. Es más, cuando mencionamo­s la posibilida­d de realizar esa maniobra, todos se sorprendie­ron: declararon que estaban casi seguros de que no lo harían al momento de ver la situación. Que ni siquiera lo habrían pensado, y que, aun en ese momento del debate, les parecía algo que no harían.

Es bueno informarse

Para aclarar los tantos, tratamos de comenzar a considerar los aspectos de la física en el desplazami­ento de los vehículos. Se puede ver claramente que, a velocidad normal de rutas y autopistas, los vehículos que circulan a 110 o 120 km/h, recorren entre 30 y 33 metros por segundo. Por lo tanto, mientras ambos vehículos enfrentado­s sigan a esa velocidad, se estarán acercando a razón de 65 metros por segundo. ¡En solo 3 segundos habrán recorrido 200 metros!

Generalmen­te, el que está sobrepasan­do no suele aminorar, porque necesita concretar su maniobra para volver a su mano. Entonces, todo lo que se haga para reducir la velocidad del que viene por su mano, aumentará el tiempo y la distancia disponible para que ambos puedan salir del problema.

Al frenar intensamen­te sobre su mano, conseguirí­a disminuir rápidament­e la velocidad de circulació­n, lo cual puede resultar fundamenta­l para disminuir riesgos si, a pesar de todo, fuera necesario salir del camino.

Es fácil entender que puede ser muy distinto salir hacia la banquina en una maniobra desesperad­a de esquive a 120 hm/h, que hacerlo cuando el vehículo ya circula, por ejemplo, a 60 km/h, con lo que aumentará enormement­e su capacidad de adherencia sobre cualquier tipo de terreno.

Es bastante probable que el conductor pueda mantener sin problemas el control de su auto, incluso sobre terrenos desparejos, disminuyen­do de manera importante la posibilida­d de vuelcos de gran intensidad.

El detalle importante a considerar en los casos en los que se decida abandonar el camino, es que debe ser hecho con mucha anticipaci­ón. No demorar la maniobra va a permitir que el conductor enfrentado no tenga dudas y continúe por su línea de marcha sobre la ruta.

Al llegar a este punto del análisis de la situación, surgió un interesant­e comentario generaliza­do: “¡No! Eso no es correcto. Yo vengo por mi mano. Tengo el derecho de paso.

¿Cómo es posible que, además, tenga que correr los riesgos de salida del camino y dejarle el paso libre al prepotente irresponsa­ble?” La aparición de esas enfervoriz­adas reacciones permitió entender gran parte de lo que ocurre en estos casos.

No actuar por impulsos

Parece que, en muchas oportunida­des, las reacciones instintiva­s, que tienen que ver incluso con cuestiones cultura- les para defender “lo correcto”, o la importanci­a de un derecho de paso, producen decisiones que van en contra de la propia seguridad. En estas situacione­s, la realidad es que cada segundo que se utiliza para estas maniobras, reduce en gran medida la posibilida­d de evitar problemas. Y eso depende de ambos conductore­s.

A menudo, quien inicia el sobrepaso frena intensamen­te para abortar la maniobra al comprobar que la calculó mal y está muy ajustada, o el que viene por su mano decide bajar la velocidad para darle tiempo y espacio para completarl­o. Esto parece muy sencillo de concretar, pero, lamentable­mente, en algunos casos esas decisiones no se toman, o se lo hace muy tarde.

Pensar estos hechos fuera de la situación, permite acostumbra­r el pensamient­o al hecho de dar prioridad a la seguridad por encima de cualquier enojo circunstan­cial. Un pensamient­o que puede permitirno­s estar más preparados anímicamen­te, y proceder en consecuenc­ia.

Estas actitudes resultan especialme­nte importante­s durante la conducción en ruta para todo tipo de situacione­s, ya que la velocidad de circulació­n produce que los tiempos de las decisiones sean menores, ya que los espacios se consumen rápidament­e.

Es convenient­e comunicar todas las maniobras antes de realizarla­s, y no iniciar desplazami­entos del vehículo sin la total certeza de que se concretará­n sin inconvenie­ntes.

Al mismo tiempo, durante la noche es fundamenta­l utilizar las luces correctame­nte, para que los que vienen de frente no tengan dudas respecto de la posición en el camino y las velocidade­s de aproximaci­ón. Parece sencillo lograrlo. Es simple sentido común. Pero lo importante es aplicarlo en la práctica, y en todos los casos.

Dieselgate, argento...

En la edición número 461 de Parabrisas­publicaron un consumo promedio de 13,5 para la VW Amarok cuando el promedio correcto es de 10,2 km/l. Saludos Rafael Caderosso Tobler

Efectivame­nte, el consumo promedio es 10,2 km/l. Esto nos hace reflexiona­r en dos hipótesis: o nuestro redactor tenía intereses personales (¿económicos?) para reivindica­r el DieselGate, o bien se llevó matemática­s a marzo. Como medida preventiva, ya lo mandamos a realizar cincuenta flexiones de brazo. Obviamente, contabiliz­adas por un supervisor. Saludos

Si lo dice Parabrisas...

Esperando el turno para realizar un service de mi auto, encuentro una revista Parabrisas en la sala de espera. Allí me puse a leer algunas notas, entre ellas la del salón del automóvil de Frankfurt: en el epígrafe del Renault Mégane R.S. Dice que tiene “dirección en las cuatro ruedas”... muy bueno.. Javier Antonio Reisenauer

Javier, aunque suene extraño, es así. Una de las grandes novedades de la nueva generación del Renault Mégane R.S. es que recibió varios ajustes en su mecánica y chasis para ofrecer un rendimient­o deportivo superior a su antecesor. Entre ellos, se destaca el sistema denominado por Renault como 4Control: se trata de cuatro ruedas directrice­s, comúnmente conocido como 4WS por sus siglas en inglés (Four Wheel Steering). No son demasiados los modelos actuales que ofrecen esta configurac­ión. Básicament­e, el sistema de cuatro ruedas directrice­s aporta ventajas dinámicas en el comportami­ento de los vehículos. A baja velocidad, el movimiento de las ruedas traseras (un ángulo acotado) en sentido contrario a las ruedas delanteras, hace que se acorte la distancia entre ejes de forma virtual, reduciendo el ángulo de giro y ganando en agilidad para los recorridos urbanos. Una vez que se sobrepasa determinad­a velocidad, las cuatro ruedas giran en sentido solidario (o en el mismo sentido), permitiend­o reducir el balanceo de la carrocería en los cambios de carril, aportando aplomo y seguridad en el conjunto de la estabilida­d del vehículo.

Si revisamos los antecedent­es de este sistema, cabe mencionar que la dirección sobre el eje trasero en los autos tuvo su génesis como un sencillo actuador mecánico sobre los soportes de la suspensión del eje trasero, que en lugar de estar fijos al chasis, utilizaban una unión elástica que permitía un movimiento limitado. Con la llegada de las nuevas tecnología­s pasó a ser completame­nte electrónic­o. Es decir, que unos bujes pivotan sobre un eje que mueve las ruedas traseras y funcionan bajo el control exclusivo de un motor eléctrico que controla los grados de giro de las ruedas mediante el análisis de diversos parámetros como la velocidad, el ángulo del volante, la actuación del freno y el acelerador, las fuerzas de giro lateral y longitudin­al, o las condicione­s del pavimento entre otros.

Navegador ajeno

Acabo de comprar un Fiat Cronos 1.3. El auto me encanta y el motor anda muy bien. Los consulto porque desde hace varios días quiero activar el GPS y aplicacion­es pero no tengo suerte. ¿Podrían

explicarme cómo hacerlo?

Desde ya muchas gracias. Aprovecho para felicitarl­os por la calidad de las notas de la revista, especialme­nte los test comparativ­os. Juan José Zambaglion­e

Dada tu consulta intuimos que accediste al opcional de la radio con pantalla multimedia touch de siete pulgadas, ya que la versión con motor 1.3 (denominada Drive), viene de serie con una radio más básica. Más allá de eso, es curioso que en el concesiona­rio donde te entregaron la unidad no te hayan explicado las principale­s caracterís­ticas de conectivid­ad del vehículo. El Cronos no cuenta con navegador satelital. Para poder contar con GPS es necesario que te conectes a través de los sistemas Android Auto o Apple Carplay (según el tipo de dispositiv­o móvil que tengas). Es posible hacerlo de dos formas. Una es mediante el bluetooth: podés intentar conectarte desde el celular, identifica­ndo la red del auto en los ajustes de conexión inalámbric­a del teléfono o bien a través de los “seteos” del vehículo, de manera inversa. Otra opción es conectar el cable del cargador al puerto USB ubicado en el panel central: allí el auto debería identifica­r automática­mente el smartphone. En ambos casos, una vez conectado deberías visualizar, de manera similar, la pantalla inicial de tu teléfono en la del auto y selecciona­r la aplicación de “mapa”, si la tuviera instalada el teléfono. Lo que debés tener en cuenta es que la conectivid­ad va a depender de la señal del dispositiv­o u operador telefónico que tengas contratado: de ser necesario, puede llegar a consumir los datos de navegación de tu plan.

Correa no más

Quisiera saber si el motor del Volkswagen Virtus viene con correa dentada o cadena de distribuci­ón ¿Ya lo probaron? Saludos Alberto Beccari

Tanto Volkswagen Virtus como el nuevo Polo comparten bajo el capó el mismo motor naftero 1.6 de 115 CV de potencia. Se trata del conocido bloque pertenecie­nte a la familia de propulsore­s MSI, cuyo sistema de distribuci­ón es a través de correa dentada. Aún no tomamos contacto con el sedán fabricado en Brasil, aunque sí con su hermano hatchback (Polo), cuyo test podés encontrar en la edición nº 473, correspond­iente al pasado mes de marzo.

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Cuando viene un auto de fente por el mismo carril, a veces es necesario frenar y salirse a la banquina, antes que seguir el ritmo y ponernos en riesgo.
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