Parabrisas

CONTACTO: Suzuki V-Strom 250

Las trail de baja cilindrada vienen dando la nota en lo que va del año.año Ahora se suma al mercado esta pequeña V-Strom de Suzuki, que basa sus argumentos en un elogiable equilibrio general. Apta para excursione­s fuera del asfalto y también para afrontar

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Baja cilindrada. Se trata de una moto versátil pensada inicialmen­te para los mercados emergentes pero que, paulatinam­ente, va llegando también a los países más importante­s. En esta oportunida­d, arriba a la Argentina como parte de una nueva estrategia comercial de la marca, a partir de la cual viene lanzando diferentes productos desde que arrancó el año.

Como dijimos, el nicho de las trail de iniciación viene creciendo en todo el mundo y nuestro país no está exento de la tendencia. La V-Strom 250 llega para competir directamen­te con dos modelos que también arribaron recienteme­nte. Hablamos de la Kawasaki Versys-X 300 y la BMW G 310 GS. Y al igual que estas dos, la Suzuki también deriva de la plataforma de un modelo conocido, en este caso, de la Inzauma 250.

Hermanas

El diseño está más que calcado de sus hermanas mayores, las V-Strom 650 y VStrom 1000. Aunque, si se afila el ojo, se descubre su identidad propia. Su imagen se sustenta en un logrado semicarena­do que puede gustar más o menos, pero es indiscutib­le que establece su seña de identifica­ción más importante. La pantalla elevada de excelente protección, el “pico de pato” y la posibilida­d de incorporar valijas en los anclajes laterales preinstala­dos, más la parrilla posterior de aluminio, son también elementos que dejan en claro que se trata de una moto trail, cuya faceta turística está bien contemplad­a.

De todas formas, no hay que olvidar que esta pequeña versión de la saga V-Strom consigue definir a la perfección aquello de las "trail no trail", o sea, una moto de aspecto "off " que es claramente "on", pero que debido a las particular­idades de la suspensión, a los neumáticos, a una ergonomía muy definida y una estética en consonanci­a con el segmento al que pertenece, consigue entrar por los ojos de aquellos que les gusta andar en moto sin pensar tanto en los kilómetros que van a recorrer.

Una vez arriba de esta pequeña 250 se advierte un panel de instrument­os totalmente digital (es el mismo tablero que posee la Inazuma), con una pantalla LCD de muy sencilla lectura y completa informació­n. No solo es bajita de asiento, sino que el manillar, alto y estrecho de puntas, resulta accesible a todo tipo de pilotos, independie­ntemente de su contextura física. El confort ofrecido por los mandos se prolonga una vez que se empieza a rodar. Y eso que las suspension­es no ofrecen nada especial. De hecho la horquilla no es invertida y posee barras de menor diámetro que sus

rivales. Sin embargo no todo es lo que parece y en marcha el resultado hace olvidar cualquier aspecto técnico para, simplement­e, disfrutar de la suavidad del bicilíndri­co acompañado por el agradable tacto de las suspension­es.

Conocido

Precisamen­te, el motor no encierra secretos al ser el mismo que impulsa a la Inazuma desde su aparición en el mercado. De hecho, la base de la moto entera proviene de este modelo. De ahí su escasa altura y compacidad general. Más allá de todo, el bicilíndri­co de 248 cm3 de inyección electrónic­a de combustibl­e cuenta con algunas mejoras para optimizar su rendimient­o. Se trata de una mecánica de dos cilindros en paralelo con una potencia de casi 25 CV y un torque de 2,3 kgm. Lo mejor de este motor es la suavidad de funcionami­ento y su elasticida­d, que le permite un amplio rango de uso. Claro, una polivalenc­ia perfecta para una moto

como esta. Además, los 17 litros que capacidad que ofrece el tanque de combustibl­e le otorgan una autonomía que supera la barrera de los 400 kilómetros, con consumos que apenas superan los 4 litros cada 100 km recorridos.

Más allá del aspecto off-road y algunos elementos que la habilitan a adentrarse en terrenos no tan “amigables”, la concepción de esta V-Strom es bien asfáltica. Una caracterís­tica que predomina por sobre cua cualquier quier otra. Aunque, unque, aal igualgua que een sus hermanas, Suzuki haya podido dotarla de un equilibrio y versatilid­ad de uso realmente elogiable. Vale destacar que adem adad ad además ememásás emás ememás em ásás ás de ag agra agradables, rada rara ra dabl da bles bl es, es la las suspen susp s su suspension­es sp ensi en sion si on o es también ofrecen un muy buen recorrido. Y esto, sumado a la buena performanc­e de los neumáticos, permite excursione­s de diferente índole. La buena protección para el piloto, la correcta ergonomía... una moto que ofrece mucho en pequeña dosis.

Incluso, sin aportar un doble disco en el eje delantero, el frenado es suficiente­mente potente, y permite accionar el sistema con un solo dedo en la palanca. Atrás, también frena muy bien. Y si la cosa se complica eentrata een accacciónó eel ABS.S. En gegeneral,ea, se ttrata ata de una moto tan agradable y suave como inca incansable cans cansab ca nsab a le y confiable a la hora de hacer kilóme kilómetr kiló ki kilómetros, lóme ló metr me m tros tr os, os bajars baja ba bajarse jarse ja j rs r de del asfa as asfalt asfalto, fa lto, lt o, o rodar por la ciu ciudad. iuda iu d da d.

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A pesar del aspecto off-road y algunos elementos que le permiten animarse a enfrentar terrenos de baja complejida­d, esta V-Strom se siente más cómoda en la ciudad.
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El panel de instrument­os totalmente digital (es el mismo tablero que posee la Inazuma), cuenta con una pantalla LCD de muy sencilla lectura y completa informació­n.

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