FILTROS DE PARTÍCULAS ¿Por qué pueden ser un problema? Vida útil y costo de reposición
Desde 2018, todos los motores Diesel de vehículos livianos son Euro 5; por consiguiente, cuentan con filtro de partículas. Un componente de valor elevado, duradero, pero que corre riesgo si no se realizan los cuidados pertinentes. Qué dicen las automotric
Desde la llegada de la norma Euro 5, hemos tenido que averiguar bastante sobre el filtro de partículas, también conocido como DPF o FAP. En notas anteriores explicamos que este filtro se encarga, básicamente, de quemar residuos nocivos a altísimas temperaturas. La electrónica del auto se ocupa de hacer que el filtro actúe cuando es debido, y a su vez se limpie automáticamente cuando su nivel de saturación se considera elevado. Pero el público en general también tiene otras dudas, como si puede llegar a romperse y, en tal caso, cuánto cuesta reponerlo.
Entre las automotrices consultadas, Toyota, la marca que más vehículos Diesel co- mercializa en el país, admite que el filtro no tiene una durabilidad estipulada en kilómetros, ya que las condiciones de uso son muy relativas al usuario, al tipo de suelo, al uso del vehículo y a la calidad del combustible utilizado, entre otras variables.
Eso sucede porque en cada regeneración la limpieza interna del DPF nunca llega a ser perfecta, por lo que de a poco, y aunque esté bien utilizado, el filtro va a ir saturándose de alguna manera. A pesar de ello, muchos vaticinan que el DPF puede durar toda la vida útil del motor.
El grupo PSA, por ejemplo, estipula una durabilidad de 180.000 kilómetros promedio para sus FAP, aunque según la filial local, muchos 3008 HDI FAP con más de seis años de uso y que ya superaron esa marca, circulan aún sin inconvenientes.
Es común a todos que si no se realizan los cuidados necesarios, el DPF
puede dañarse definitivamente en menos tiempo del presumible, siendo un componente de costo elevado: ronda los mil dólares en promedio.
Ante la exigencia
Fuera del rango de las automotrices, salimos a averiguar de manera externa cómo están funcionando los motores de pick-ups con DPF, y lo hicimos en lugares de uso realmente severo. Desde un taller especializado en vehículos para trabajos de minería en la provincia de San Juan nos comentaron que para las empresas ya figura como un problema grave. Con temperaturas bajo cero, el motor se suele dejar regulando por periodos de tiempo muy extensos, con el objetivo de que ningún fluido se congele, además de ser útil para calefaccionar el habitáculo. Es precisamente ese un gran problema para el DPF, que no alcanza la temperatura (de alrededor de 650 grados), suficientes para quemar los deshechos. En algu- nas unidades ya analizaron desgastes prematuros de turbos, por la mezcla combustible con aceite, algo que se produce cuando los filtros se saturan.
Algo similar nos comentaron desde un concesionario Toyota del NOA, e incluso nos confiaron que algunas empresas evalúan actualmente la compra de pickups nafteras. Asimismo, otros optaron por realizar un bypass, quitándole el elemento filtrante: esto exige reprogramar la electró- nica, lo que conlleva, obviamente, la pérdida de la garantía de fábrica.
Coinciden en que estos problemas están lejos de llegar a un usuario común, pero que de todos modos, se deben aumentar las precauciones. Por ello pasa a ser fundamental dedicarle el tiempo necesario a cada regeneración, ya que el costo de reemplazo es elevado, y puede terminar con cualquier beneficio que propone una mecánica Diesel moderna.