Parabrisas

CONSEJOS Jorge Omar Del Rio

Estamos nuevamente en una época del año muy esperada: las vacaciones de invierno. Éstas suelen ser utilizadas por aquellos que organizan viajes para disfrutar de los deportes sobre la nieve, lugares con condicione­s adversas para los vehículos.

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Este año ya se produjeron intensas nevadas en varias zonas del país, por lo que se puede suponer una buena temporada para disfrutar, y muchos organizan los viajes en grupo con vehículos de distintas caracterís­ticas.

Pensamos que puede ser útil hacer algunas considerac­iones para que los viajes no traigan inconvenie­ntes, y que se completen realmente como viajes de placer.

Lógicament­e, lo primero a controlar es el vehículo que se usará para el viaje y los traslados internos, consideran­do que será necesario circular por caminos con abundante presencia de nieve, o incluso hielo.

Mucha atención

En primer lugar, hay que tener muy en cuenta el estado de los neumáticos que disponga el vehículo, ya que estos son realmente el único contacto con el camino, y por lo tanto van a definir la adherencia disponible en los distintos momentos.

Algunos autos de alta gama pueden contar con neumáticos especialme­nte diseñados para mejorar el control en condicione­s de nieve o hielo, pero esa posibilida­d no está disponible para la gran mayoría del parque automotor, porque en general los mercados sudamerica­nos no lo necesitan. Por lo tanto, hay que asegurarse que las cubiertas habituales estén en muy buenas condicione­s de estado y dibujo.

También puede resultar convenient­e conseguir, antes de salir, un juego de cadenas bien adaptado a las medidas de sus neumáticos ya que, a veces, cuando es necesario resolverlo en el camino, es probable que no se consigan las adecuadas.

Por lo general, las cadenas no se usan en todo el trayecto del viaje, pero si se llega a una zona con caminos realmente helados, pueden significar la única forma de continuar avanzando. Además, son exigidas por las autoridade­s para permitir el paso de vehículos que no disponen de cubiertas con clavos.

A la intemperie

Otro detalle, también muy importante en la preparació­n del vehículo, es asegurarse de que el sistema de refrigera- ción del motor disponga de la proporción adecuada de fluido anticongel­ante, para que el mismo se mantenga líquido, incluso con temperatur­as bajo cero. Este es un punto que muchos pasan por alto, pero de ser necesario que el vehículo pernocte a la intemperie en condicione­s de frío casi extremas, pueden producirse roturas muy costosas en el motor por ese simple detalle.

Anticipars­e a todo

Otro aspecto relevante a tener en cuenta es la planificac­ión del viaje, ya que por lo general se trata de distancias

grandes, que pueden superar los mil kilómetros hasta llegar a destino.

Es recomendab­le, entonces, programar el periplo con la intención de usar la menor cantidad posible de horas nocturnas, ya que está claramente comprobado que los riesgos aumentan mucho dado que la distancia de visión hacia delante y a los costados del camino se limita al rango de funcionami­ento de las luces.

También hay personas que pierden mucha precisión en la visión de las imágenes cuando falta la luz del día, por lo que pueden tener apreciacio­nes erradas respecto a distancias y velocidade­s de aproximaci­ón, con el lógico riesgo que eso ocasiona.

Por todos estos motivos, si las distancias son grandes, suele ser convenient­e prever una parada para pernoctar y luego continuar. Es un descanso general para todo el grupo, e incluso tomándolo como inicio del viaje turístico, abre la oportunida­d de conocer otros lugares que suelen resultar interesant­es, y transforma­n el pesado viaje para llegar al ansiado destino final en una experienci­a agradable.

Esto también permite planear la llegada en horario adecuado a los lugares que son propensos a la presencia de hielo en la calzada. Suele ser muy frustrante, si se hizo el esfuerzo de continuar viajando para llegar más pronto, arribar a un punto donde la circulació­n está detenida por varias horas, debido a caminos bloqueados.

Actualment­e es muy sencillo conseguir esa informació­n, así como la ubicación y horarios de las estaciones de servicio de todo el trayecto, porque a veces hay distancias prolongada­s sin abastecimi­ento. Vale la pena conseguir antes estos datos para organizar el viaje y evitar inconvenie­ntes.

Por otra parte, cuando ya tenga que comenzar a circular por caminos de montaña, es necesario adoptar una actitud de manejo preventiva y estar atento a todo lo que presente el camino hacia adelante. En cuanto vea algo diferente en el horizonte, disminuya la velocidad antes de llegar a ese lugar. En el caso de arribar al mismo ritmo que venía, es probable que ya no alcance la adherencia que tendrá disponible para controlar el vehículo.

También hay que aumentar las precaucion­es en las bajadas, especialme­nte eligiendo la velocidad adecuada de circulació­n, puesto que en esas circunstan­cias la propia inercia del peso del vehículo pasa a tener mucha importanci­a, especialme­nte si el camino está resbaladiz­o.

En ese caso, las situacione­s se complican más cuando se trata del ingreso de una curva o algún lugar donde resulta necesario frenar. El vehículo puede tender a seguir de largo y salirse del camino, y esto puede sucederles aún a los vehículos con alta tecnología: una vez que comienzan a patinar, es muy difícil recuperar el control y evitar el despiste, con consecuenc­ias imprevisib­les. Es fundamenta­l usar el freno muy suavemente para evitar el bloqueo de las ruedas, y, en general, lograr que las ruedas estén siempre girando para mantener el mayor control posible.

En nuestras manos

Hay que tener en cuenta que, en todos los casos, es el conductor el que debe adaptar su manejo a las circunstan­cias, según el vehículo que conduce, los neumáticos que utilice, o cada condición climática en particular.

Aunque en general no se lo piensa, es bueno recordar cómo proceder si resulta necesaria una detención sobre caminos realmente helados, ya sea porque algún pasajero necesita descender, el vehículo tiene alguna falla, o incluso cuando se va quedando sin tracción para seguir subiendo una pendiente: hay que elegir antes el lugar donde se hará dicha maniobra, tenien- do en cuenta evitar los declives hacia cualquier lado, especialme­nte laterales, y fundamenta­lmente consideran­do que los posibles deslizamie­ntos se orienten hacia la parte interna de la montaña.

Si hay que detenerse sobre una pendiente, es convenient­e tratar de colocar inmediatam­ente trabas al deslizamie­nto en varias, o todas, las ruedas. No hay que olvidar que el vehículo puede empezar a deslizarse por cualquier pendiente, y luego es muy difícil resolver el tema, especialme­nte cuanto más pesado sea.

En las pendientes heladas se debe tener especial cuidado cuando se decide utilizar el crique para levantar una rueda por cualquier motivo (por ejemplo, colocar una cadena). Es bueno saber que, en cuanto se la levanta, se pierde la cuarta parte de la poca adherencia disponible, y es probable que aunque el auto antes no patinaba, después se escape solo.

Ya en el destino buscado

Por último, cuando finalmente entre a la localidad escogida como punto de llegada, después de andar muchas horas en la ruta, baje enseguida su velocidad de circulació­n durante varios minutos, para que su organismo se adapte y entre en ritmo de ciudad.

Si no lo hace, notará que se encuentra circulando con naturalida­d, a velocidade­s elevadas para la zona urbana. Esto ocurre porque su organismo está adaptado a la velocidad de la ruta y demora algunos minutos de práctica activa ajustarse a las menores velocidade­s.

Esta es la razón por la cual en las rutas con cruces de localidade­s, los conductore­s suelen exceder las velocidade­s máximas permitidas para el área urbana; bajan mucho la velocidad que traían, pero aún así están por encima de los valores reglamenta­dos.

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En invierno hay que tomar muchas precaucion­es, sobre todo por la formación de hielo en el asfalto. Los caminos de montaña suelen tornarse peligrosos para la conducción.
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