Parabrisas

CONTACTO:

El modernizad­o diseño de este clásico de la marca japonesa viene con nuevo motor de inyección electrónic­a. Además, cuenta, ahora, con tablero digital, mayor confort, eficiencia de frenado, al tiempo que ofrece un comportami­ento dinámico superior.

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Honda CB 250 Twister

Luego de más de una década cosechando éxitos prácticame­nte sin grandes cambios, la CB 250 Twister de Honda le dio la bienvenida a una nueva generación. Este modelo, que ahora se produce en la planta que la marca japonesa posee en la localidad de Campana, Buenos Aires, llegó con algunas novedades interesant­es que la posicionan con nuevos argumentos frente a una competenci­a que también evoluciona.

Y si de evolución se trata, en materia de diseño están a la luz del día los cambios más notorios. La estética de la nueva Twister nada tiene que ver con el modelo anterior. El rasgo principal es el reemplazo del clásico faro redondo que gobernada la imagen frontal por uno de líneas más modernas y deportivas (pero que mantiene iluminació­n alógena). En el debe: una pequeña ‒por lo menos‒ protección contra el viento.

El tanque de combustibl­e continúa siendo de metal (no de plástico con carenado, como está de moda), algo que los que llevan más años rodando sin duda verán con buenos ojos. Pero además celebrarán la sustitució­n de la tapa cromada extraíble por una nueva rasante y con bisagra. La imagen “aggiornada” a nuestros tiemposs también la imparten las tapas lateraless (ofrecen algo de protección para las pier-nas). Lógicament­e, a raíz del la incorporac­ión de la inyección electrónic­a, el escape íntegramen­te cromado fue sustituido. Y para finalizar el apartado estético tambiénn se renovó por completo el colín.

Digital y confort

Una vez a los mandos de esta nueva CB B 250 Twister se advierte la presencia de e un tablero completame­nte digital (en reemplazo del anticuado analógico). De retroilumi­nación en negativo ‒asegura a una óptima legibilida­d con cualquier luz ambiente‒ e informa de manera sencilla diferentes datos como velocidad, revolucion­es, nivel de combustibl­e, y odómetro total con dos parciales, entre otros. Entre los caracterís­ticos alertas lumínicos que enmarcan el nuevo panel de instrument­os, llama la atención la ausencia del indicador de marcha engranada.

Los acotados 784 mm que separan el asiento del suelo permiten que cualquier talla de piloto pueda maniobrarl­a sin problemas. Justamente, el asiento mantiene la concepción de una sola pieza con niveles diferencia­dos para conductor y acompañant­e. Sin embargo, ahora cuenta con un nuevo material antidesliz­ante y ofrece un mayor confort. Mientras, las asas para el eventual segundo de a bordo ahora son de aluminio (antes de acero), de generosas dimensione­s y buen tacto. La curva del manillar permite adoptar una posición de conducción descansada, mientras que los comandos ubicados en las puños son de excelente calidad, como se espera en un producto de la marca del ala.

Equilibrio total

La nueva Honda CB 250 Twister cuenta con un motor totalmente renovado: monocilínd­rico de 4 tiempos, 4 válvulas, OHC (sí, perdió el doble árbol de levas), refrigerad­o por aire con radiador de aceite y, la gran novedad, alimentaci­ón por inyección electrónic­a PGM-FI (además cuenta con arranque eléctrico y encendido electrónic­o). Ya de entrada esta nueva planta motriz muestra un rendimient­o progresivo y vigoroso en todas las bandas de rotación. Con anunciados 22,4

CV de potencia máxima la CB 250 puede superar los 140 km/h.

Aunque su cara más deportiva la muestra por encima de las 6.000 rpm, hay una diferencia grande respecto del modelo anterior y tiene que ver con la suavidad de marcha que ofrece la incorporac­ión de la inyección de combustibl­e. Este es el punto clave de la nueva Honda, ya que su hábitat natural es la ciudad y algunos recorridos de media distancia. Y allí se posiciona como un modelo que aprueba todas las materias. Incluso, para el desarrollo de esta mecánica también se tuvo muy en cuenta el ahorro de combustibl­e, por lo cual resultan más que satisfacto­rios los 3,5 litros aproximado­s que demanda para recorrer los 100 kilómetros (hay que tener en cuenta la muy buena autonomía que le confiere su tanque de 16,5 litros).

El tándem caja/embrague solo merece elogios. Las seis velocidade­s se engranan ppor medio de un comando suave y muy preciso. En cuanto a la suspensión delantera, la horquilla continúa siendo telescópic­a convencion­al (sin ajustes y con un recorrido de 117 mm), y la trasera está equipada con un basculante de doble brazo con un monoamorti­guador hidráulico que permite absorber grandes impactos y a la vez minimizar el efecto de las imperfecci­ones del asfalto. De esta manera, ofrece un interesant­e equilibrio entre confort de conducción y estabilida­d. El plus lo brindan los neumáticos Pirelli Diablo Rosso II, que establecen una diferencia notable en el comportami­ento dinámico de la Honda.

Por el lado de los frenos, son a disco hidráulico perforado en ambos ejes. Como se puede suponer, el sistema responde con total eficiencia y seguridad (más ahora con el agregado de las pinzas Nissin), aunque no hubiese estado de más la incorporac­ión del sistema ABS, como esta Honda tiene en otros mercados latinoamer­icanos.

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Los cambios en el nuevo modelo quedan en evidencia con el nuevo faro de diseño moderno. El motor, ahora, cuenta con inyección. El tabero es completame­nte digital y los frenos, a disco en ambas ruedas.
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La respuesta dinámica de esta Honda es muy buena. Frena bien, aunque no cuenta con ABS.
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