PROMETEDOR
Manejamos en Alemania el prototipo de un SUV que se producirá en Brasil y llegará a nuestro mercado el año próximo. Se destaca en confort, espacio interior y aplomo en ruta.
Hay una realidad que ninguna automotriz del mundo puede negar: la tendencia que indica que gran parte del portfolio de modelos futuros apunta hacia el segmento de los SUV. Esto quizás se revierta algún día, pero por ahora son cada vez más las marcas que se suman, y los segmentos y subsegmentos que se crean dentro de este universo.
Viajamos hasta Alemania, más precisamente a la ciudad de Munich, para tener un primer contacto con el T ‒Cross, un modelo al que Volkswagen le pone muchas fichas a futuro, ya que además de fabricarse en Europa, será producido en Brasil para nuestra región. Según la marca alemana, el segmento al que pertenece este modelo duplicará su volumen en los próximos diez años.
Llegamos a un predio cerrado donde, lamentablemente, no se podían realizar fotos de algunos detalles, como por ejemplo los interiores. A cambio, nos facilitaron imágenes oficiales que, como se puede observar, todavía cuentan con un considerable camuflaje para evitar reconocer las partes que más lo puede llegar a identificar, como la trompa y la cola.
Al volante
Antes de subirnos al vehículo, varios responsables del producto nos aclararon en reite- radas ocasiones que se trataba de prototipos. Lógicamente, las percepciones y sensaciones son diferentes porque, en efecto, eran unidades en etapa experimental que, por ejemplo, contaban con un llamativo comando color rojo detrás del freno de mano, al estilo de una planta nuclear, que sirve para detener todos los sistemas eléctricos y de suministro de combustible. En caso de que lo accionáramos accidentalmente, el auto dejaría de funcionar y sería necesario traer una computadora especial para volver a ponerlo en marcha. Por esta razón, pero sobre todo para que no pudiéramos fotografiar los interiores, fuimos acompañados por un ingeniero de la marca, que además velaba por los detalles, ya que cada unidad tiene un valor que supera el millón de euros.
La primera impresión del TCross es el espacio interior, que permite que personas de más de 1,80 metros de estatura viajen con comodidad, sobre todo en las plazas traseras. Un detalle es que la segunda fila de asientos se desplaza longitudinalmente hasta 15 cm, con la ventaja que conlleva tanto para el espacio de carga como para la comodidad de los pasajeros. En principio, este sistema no se ofrecerá en la versión que se producirá en Brasil.
Cuando nos sentamos detrás del volante, todo el tablero y
el panel estaban cubiertos por una tela negra que fue quitada cuando comenzamos la prueba de manejo. Advertimos que el instrumental digital y las salidas de ventilación tienen varias similitudes con los del Polo y el Virtus, pero todavía no está confirmado si serán los definitivos.
Tres unidades eran las disponibles; la que elegimos para manejar contaba con el motor de un litro tricilíndrico TSI de 115 CV acoplado a la caja DSG de siete marchas. Al principio per-
cibimos ciertas vibraciones, sobre todo por debajo de los 60 km/h. Pero cuando llegó el momento de aumentar la velocidad -primero en una ruta secundaria de campo y luego en una autopista-, las sensaciones cambiaron y el T-Cross se mostró ágil, fácil de manejar y muy dócil al tomar curvas y forzar bruscos cambios de dirección. Por otra parte, la unidad que manejamos contaba con la posibilidad de elegir diferentes modos de conducción que modifican el comportamiento, sobre todo el paso de los cambios.
En otro orden, desde el asiento del acompañante lo primero que llama la atención es que no cuenta con manijas en el techo para agarrarse, algo que se repite en las tres plazas restantes. Según el ingeniero que nos acompañaba, no está previsto que las mismas sean ofrecidas.
Diferencias entre Europa y Brasil
Como era de esperarse, el T-Cross está desarrollado sobre la plata- forma transversal MQB, por lo cual, según anuncia VW, será uno de los modelos más seguros del segmento. Pero sobre esa misma plataforma habrá diferencias entre el modelo que manejamos y el que se producirá en Brasil, y que se estima llegará a mediados de 2019, aunque probablemente lo veamos antes en el Salón de San Pablo, previsto para noviembre.
La principal diferencia es que el T-Cross europeo (continente donde también estará disponible una versión diesel de 95 caballos), llevará el entre ejes del Polo, mientras que el brasileño estirará esa medida al adoptar la del Virtus, 9 cm mayor. Eso no repercutirá, por ejemplo, en un baúl más grande, sino en más espacio para los pasajeros de atrás. Como
dijimos, la variante producida en Brasil no contará con el asiento trasero corredizo para ampliar la capacidad del baúl, pero tampoco tendrá un auxilio temporal como el europeo, por lo cual los 385 dm3 de base ofrecidos allá, se traducirán en unos 350 en la variante Mercosur.
En principio, en el país vecino se producirá con tres propulsores: el 1.0 turbo de 116 CV, el 1.4 turbo de 150 CV y el 1.6 aspirado de 110 CV (de Polo y Virtus). Este último es el que llegará a la Argentina y tal vez no será ofrecido en Brasil. Se estima que la opción más potente en nuestro país corra por cuenta del 1.4 que ya utilizan Golf, Vento y Tiguan. Sería lo más razonable, si lo que pretenden es sacarle una buena tajada del mercado a la Ford EcoSport que lidera las ventas.
Las cajas serán las que ya se ofrecen en Polo/Virtus: manual de 5 y automática de 6 marchas. Las diferencia estéticas, más allá del mayor tamaño de las puertas traseras, serán mínimas y tendrán que ver con un aspecto apenas algo más agresivo en la versión regional, como ya sucedió con el Polo. La dotación será similar a la de los Polo y Virtus, pero habrá mejoras, como los seis airbags (las berlinas ofrecen cuatro), el detector de fatiga, cuatro frenos a disco y asistente de estacionamiento.
En nuestro mercado hay cada vez más SUV compactos, y este VW T-Cross atacará principalmente al Jeep Renegade, el Honda HR-V, el Chevrolet Tracker, el Renault Captur, el Nissan Kicks y el Peugeot 2008, entre otros.
Pero Volkswagen, que dejó transcurrir bastante tiempo antes de entrar en este juego, también prepara para 2020 un SUV argentino (aún no tiene nombre, aunque se estima que sería Tharu), que estará montado sobre la plataforma modular del Golf y promete ser una alternativa interesante. La realidad manda y, por lo visto, el futuro avizora una avanzada de los SUV sobre los autos tradicionales .