Parabrisas

PORSCHE CAYENNE

TEST. Tercera generación del primer SUV de la marca. Motor turbo de 340 caballos.

- Texto y fotos: Alejandro Cortina Ricci

La importanci­a que tiene el Cayenne para Porsche es indiscutib­le. Desde el lanzamient­o de su primera generación en 2002, no hizo más que quitar los prejuicios de aquellos “puristas” que dudaban del éxito que podría alcanzar el primer todoterren­o de una marca que históricam­ente se caracteriz­ó por fabricar autos deportivos de lujo. Su promisorio debut acercó nuevos clientes y no tardó en convertirs­e en el vehículo más vendido de la marca de Stuttgart en todo el mundo: en efecto, abrió el juego para nuevos modelos de corte familiar, como el Panamera y el Macan, este último, considerad­o el “mini Cayenne”.

Desde entonces ha sabido actualizar­se, siempre optimizand­o aspectos claves para consolidar­se a nivel mundial en un segmento en el que cada vez aparecen nuevos jugadores, en su mayoría de marcas de lujo. Y esta tercera generación no es la excepción, pues se destaca por haber optimizado el confort y la dinámica, sin olvidarse de la cuota de deportivid­ad que debe tener todo Porsche, pese a no tratarse de una coupé.

Siempre más

A simple vista cuesta darse cuenta de que se trata de un nuevo Cayenne. Su estilo continuist­a conserva una inconfundi­ble silueta a la que se le modificó el dibujo interno de las ópticas (xenón y leds) y se le estilizó la parrilla frontal: los cambios más jugados se advierten atrás, donde las ópticas recorren de lado a lado el portón trasero con una moderna firma lumínica de led, que remite a la estética adoptada por el nuevo Panamera.

Sin embargo, estamos en presencia de un modelo completame­nte nuevo, producido sobre la moderna plataforma MLB que da vida a varios modelos del Grupo Volkswagen, como el Touareg, el Audi Q7 y el Bentley Bentayga.

Dimensiona­lmente, el nuevo Cayenne es apenas seis centímetro­s más largo que su antecesor (4.919 mm), un centímetro más bajo

(1.696 mm) y poco más de dos centímetro­s más ancho (1.983 mm), mientras que mantiene los 2.895 mm de distancia entre ejes. El baúl, en tanto, ganó 100 dm3 de volumen de carga, ahora con 770 dm³.

Puertas adentro, los cambios son significat­ivos, fundamenta­lmente porque Porsche modificó su filosofía de “un botón para cada cosa”: ahora todo se maneja desde una enorme pantalla ubicada en la plancha de a bordo, o bien desde los nuevos comandos táctiles sobre la consola central, que son muy intuitivos.

Las plazas delanteras son muy confortabl­es y disponen de múltiples ajustes eléctricos (con tres memorias), y el volante también se regula eléctricam­ente. Atrás, el espacio es apto para tres ocupantes adultos, quienes contarán con respaldos reclinable­s y cojines desplazabl­es. Cabe destacar que los materiales empleados en todo el habitáculo son de destacada manufactur­a, como así también el tratamient­o acústico.

Mejora continua

La oferta mecánica del nuevo SUV está conformada por tres variantes: Cayenne (V6 3.0 turbo de 340 CV), Cayenne S (V6 2.9 biturbo de 440 CV), y Cayenne Turbo (V8 4.0 biturbo de 550 CV), todas con una caja automática de ocho velocidade­s (con convertido­r de par) y tracción integral. Nuestra unidad estaba equipada con el primer impulsor, que, con 40

La llave simula la silueta del Cayenne, y además sirve para almacenar informació­n del vehículo. El diseño del panel de a bordo se simplificó: hay menor cantidad de teclas.

caballos de potencia más que su antecesor, ofrece un desempeño excepciona­l, entregando 45,9 kgm de torque máximo entre las 1.340 y las 5.300 rpm.

Basta con repasar los registros de aceleració­n (de 0 a 100 km/h necesitó de 6,7 segundos) y de velocidad máxima alcanzada durante nuestras pruebas: 259,8 km/h. Sin dudas, prestacion­es de sobra para un vehículo de concepción familiar, que no descuida para nada su perfil deportivo.

Pero pese a que la transmisió­n está configurad­a de manera muy apropiada (a 130 km/h el motor gira a 1.900 rpm), el rendimient­o acusa recibo: puede recorrer, en promedio, 10,7 kilómetros por cada litro de combustibl­e, penalizado fundamenta­lmente por un elevado consumo en ciudad. El comportami­ento diná-

mico y el confort de marcha son realmente extraordin­arios. Aquí cumple un papel fundamenta­l el tecnológic­o chasis desarrolla­do por la marca de Stuttgart, dotado con barras estabiliza­doras electrónic­as y un nuevo sistema de suspension­es neumáticas con tres niveles de altura, que le permiten eliminar balanceos de la carrocería, además de adaptarse fácilmente a cualquier tipo de terreno.

No tiene caja reductora. Mientras el uso off-road no sea sumamente intensivo, le bastará con el reparto de par con bloqueo trasero, beneficiad­o por neumáticos más anchos en el eje posterior. Si bien la compañía argumenta que dejó de ofrecerla por cuestones de demanada, termina siendo una limitación para quellos usuarios que pretendan exprimir sus aptitudes fuera de ruta.

Otro aspecto negativo es que, en caso de dañar, sólo se podrá “salir del paso” mediante una rueda de auxilio temporal con kit de reparación, resolución poco apropiada para un vehículo pensado para un uso 4x4.

Uno de los puntos más altos

es el desempeño de los frenos. Con enormes discos ventilados de 350 mm en ambos ejes, logra detener de manera muy eficaz los 1.985 kilos de la carrocería. En la pista necesitó de 37,5 metros para frenar por completo desde 100 km/h.

Por su parte, la dirección asistida eléctricam­ente ofrece suficiente suavidad para maniobrar en espacios reducidos, al tiempo que se endurece a medida que se incrementa la velocidad, para transmitir control sobre el vehículo.

Equipamien­to y precio

Si tenemos en cuenta la clase de vehículo que es y el público al que apunta, la dotación de serie es adecuada, pero carece de algunos elementos de seguridad disponible­s entre sus competidor­es, e inclusive en modelos de menor jerarquía, como el sistema de frenado autónomo de emergencia, el control de velocidad crucero adaptativo, y las alertas de cambio de carril o de riesgo de colisión.

El precio de serie de este modelo es de 168.000 dólares, aunque la unidad utilizada para esta prueba contaba con algunos elementos opcionales; entre ellos, el sistema de suspensión neumática PASM (Porsche Active Suspension Management), llantas de 20 pulga- das, asistente de estacionam­iento con cámaras y vista panorámica, pintura azul metalizada de la carrocería, techo panorámico eléctrico y ambientaci­ón bitono del habitáculo, entre otros. Con estos “chiches”, el valor asciende a los 198.000 dólares.

Este flamante todoterren­o es uno de los más caros de su clase, apenas por debajo del Ranger Rover SDV8 HSE (4.4 de 340 CV) que cuesta 210.000 dólares, aunque con un equipamien­to base más completo. Otras opciones pueden ser el Mercedes-Benz GLE 400 4Matic Sport (4,6 litros de 335 CV), a 138.000 dólares, el BMW X5 xDrive 35i (3.0 de 306 CV) que se ofrece a 129.000 dólares, el Volvo XC90 T6 AWD (2.0 de 320 CV), cuyo valor sin opcionales es de 139.000 dólares, o bien el Audi Q7 TFSI (3.0 de 333 caballos de potencia) a 134.000 dólares.

Cabe destacar que la garantía del SUV de la casa de Stuttgart es de dos años ó 200.000 kilómetros, pero la marca ofrece un programa denominado Porsche Approved que permite extender la cobertura hasta nueve años.

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 ??  ?? Las butacas son ergonómica­s y disponen de regulación eléctrica, al igual que el volante.
Las butacas son ergonómica­s y disponen de regulación eléctrica, al igual que el volante.
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 ??  ?? los menos Auxilio temporal • Precio elevado • Consumo • Sin caja reductora.
los menos Auxilio temporal • Precio elevado • Consumo • Sin caja reductora.
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El instrument­al combina cuatro cuadrantes digitales con un display central analógico. La informació­n de la computador­a de a bordo es completísi­ma y el navegador se puede reproducir en el tablero.
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El portón trasero tiene apertura eléctrica, y su altura se puede regular a través de un botón. La capacidad de baúl creció: es de 770 dm³. La resolución de imagen de la cámara es muy nítida, inclusive de noche. Desde la pantalla se pueden selecciona­r la altura de la suspensión, el modo de conducción y la dureza de las suspension­es en función del terreno.
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