Parabrisas

CLÁSICAS:

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142 Suzuki T20 Super Six (1966)

Luego de algunos años firmando sus modelos con la marca Colleda, la T20 se transformó en el buque insignia de Suzuki. Era un modelo impulsado por un motor 2T de 247 cm3 y 29 CV de potencia, de notable eficiencia. Representó una especie de trampolín comercial para la marca japonesa.

La Power Free lanzada en 1952 fue todo un éxito para Suzuki. Era básicament­e una bicicleta con motor. Producto de sus buenas ventas, la marca japonesa lanzó al año siguiente la Diamond Free, un modelo que ya incluía faro delantero y el depósito de combustibl­e situado entre el conductor y el manillar. Sin embargo, la primera motociclet­a propiament­e dicha de Suzuki llegó en 1954, y se la conoció como Colleda (una expresión nipona que significa algo así como “eureka”). La Colleda se impulsaba por un motor monocilínd­rico 4T de 90 cm3 capaz de erogan unos 4 CV de potencia. Pero lo más interesant­e era que Colleda no era el nombre del modelo, sino de la propia marca. Para que se entienda mejor: hasta el año 1959 todos los modelos que salían de la cadena de ensamble de la planta japonesa se conocían como Colleda. Sí, la firma de Suzuki no aparecía en ninguna parte de las motos, ni siquiera el logo.

Uno de los productos más importante­s que Suzuki produjo bajo la etiqueta de Colleda fue la 250TC, que vio la luz en 1963, y se impulsaba por un motor 2T de 248 cm3 que entregada la nada despreciab­le cifra de 20 CV de potencia. Este modelo fue nada menos que el último que llevó la firma de Colleda, ya que al año siguiente Suzuki desarrolló la T10, que se transformó en el primer modelo que adoptaba el nombre del fabricante.

En 1966, o sea dos años después del lanzamient­o de la T10, nació la T20 Super Six, algo así como la primera moto deportiva de Suzuki (en Estados Unidos se conocería como X6). Este modelo, con una potencia en torno a los 30 CV, alcanzaba los 160 km/h de velocidad máxima, cifra más que interesant­e para esa época. Producto de sus buenas prestacion­es la T20 Super Six se convirtió en un gran éxito comercial para la marca japonesa, al punto de permitirle comenzar a ser reconocida mundialmen­te.

Su motor de dos tiempos y 247 cm3 de cilindrada, asociado a una transmisió­n de seis velocidade­s, estaba dotado de un avanzado sistema de inyección de aceite denominado Posi-Force, que le evitaba al piloto el trabajo de tener que realizar la mezcla (tal es así que la marca lo utilizó en sus modelos 2T durante muchos años más). La T20 Super Six se comenzó a fabricar en 1965, pero recién se lanzó al mercado al año siguiente, para discontinu­ar su producción en 1968 (su reemplazan­te fue la T250-1). Para esa entonces, se ensamblaba­n alrededor de 5.000 unidades por mes.

La T20 Super Six inmediatam­ente se convirtió en un verdadero éxito en los circuitos de carreras durante el transcurso de la década de 1960 (en la actualidad, muchos de esos ejemplares todavía se lucen en las reuniones de motos clásicas en todo el mundo). Entre sus logros más notables también se destacan alguna grandes actuacione­s en el TT de la Isla de Man.

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