Bimota Tesi 1D (1990)
Lejos de la gloria que supieron conseguir algunas de las marcas italianas nacidas durante el siglo pasado, la compañía fundada en Rimini se las arregló para dar vida a un puñado de modelos icónicos. Entre ellos, la primera Tesi y su innovador tren delantero.
La historia de la marca italiana comienza a principios de la década de 1970. Su nombre se debe al acrónimo integrado por las dos primeras letras que conforman los apellidos de sus tres fundadores: Edoardo Bianchi, Giuseppe Morri y Massimo Tamburini. Como se desprende, durante los inicios de Bimota este último integrante de la cúpula era el responsable principal del desarrollo de los productos. Y, por ende, el factor clave para poner en escena motos construidas artesanalmente, de muy cortas series, y con excelente comportamiento de la parte ciclo y una elevada confiabilidad y potencia en sus motores (en su mayoría de origen japonés). Sin embargo, envuelta en conflictos internos, la sociedad se fue disolviendo con el correr de los años y la marca cambió de manos constantemente. Pero esa es otra historia.
La moto más importante desarrollada por Bimota probablemente sea la Tesi, un modelo que si bien se lanzó al mercado oficialmente en 1990, su primera aparición fue varios años antes: en 1983, durante la celebración de una nueva edición del Salón Internacional de Milán. Claro, y en forma de prototipo. Un prototipo que no pasaría inadvertido ante nadie por contar con un esquema de suspensión delantera nunca antes visto.
Hasta ese momento, la firma italiana se
había caracterizado por sus atrevidos diseños, pero el tren principal de aquella moto rompía con todos los cánones establecidos hasta la época. Era, básicamente, un diseño fundamentado en el sistema Difazio, pero con un sistema de empuje hidráulico y diversos cambios. Su mentor fue un joven ingeniero llamado Pier Luigi Marconi, que había presentado este proyecto en su tesis de doctorado. Novedoso y sorprendente, en teoría parecía ser mucho más efectivo que el sistema de horquilla convencional utilizado por las marcas. Sin embargo, en la práctica presentaba serios problemas dinámicos. Pese a causar sensación entre los visitantes de la exposición, el hecho de que todavía estaba en una fase de experimentación (y que además era extremadamente cara de producir), privó a la Tesi de comercializarse inmediatamente, tal y como el público lo había expresado.
¿La espera valió la pena? Seguramente, porque fue el propio Marconi quien, tras unirse a Bimota a fines de los 80, se encargó de materializar el viejo proyecto de la compañía (y suyo). Fue el Salón de Colonia de 1990 el escenario elegido para mostrar al público la versión final de la Tesi 1D, como se la denominó oficialmente. Se impulsaba por el motor 851 de 8 válvulas y más de 100 CV desarrollado por Ducati y contaba con el sistema de guiado de la rueda delantera presentado en el concept... pero mejorado. Más allá de esto, el precio de la moto era aún demasiado elevado y el público le dio la espalda. De toda la familia 1D se produjeron poco más de 300 unidades durante cinco años (entre 1991 y 1996) y por eso es considerada una legítima moto de colección.