Parabrisas

PARA LA BATAL LA COTIDIANA

Es el típico utilitario japonés: motor eficaz (aunque gastador), decoración sobria, habitáculo y baúl amplios, y en este caso capacidad para siete pasajeros. La tracción integral con bloqueo amplía su rango de acción.

- POR WALTER TOGNERI / FOTOS: ALEJANDRO CORTINA RICCI

La nueva generación del Outlander es una de las apuestas de Mitsubishi en su “regreso” al mercado local. Si bien el producto fuerte de la estrategia de la marca japonesa es la pick-up L200, con el Outlander la marca amplía su campo de acción con un vehículo de reconocida calidad en un segmento que cada vez tiene mayor demanda: el de los SUV grandes.

El modelo que se ofrece en nuestro mercado representa la actualizac­ión del que fuera presentado a nivel global en 2012. Es un “lifting” realizado en 2015, el último ajuste registrado en la estética de las versiones convencion­ales de este modelo producido en la planta de Okazaki, cerca de Nagoya, Japón. El último cambio de aspecto se aplicó en la versión híbrida PHEV que, por el momento, no llega a nuestro país.

El Outlander muestra un estilo moderno en el que los cromados no son exagerados a diferencia de algunos productos de su categoría. Pero el punto más atractivo es, tal vez, la trompa, con faros full led (la misma tecnología que emplean los antiniebla), una gran parrilla flanqueada por barras cromadas y una generosa toma de aire. Los laterales prescinden de cualquier tipo de estridenci­a, mientras que el sector posterior dispone de un gran portón de accionamie­nto eléctrico: el sistema (bastante lento en su funcionami­ento) que se acciona desde la llave, la tecla del portón y desde el interior, agrega además un botón para bloquearlo.

Amplitud inteligent­e

Ese portón (no cuenta con sistema de apertura “sin manos”) cubre un sector de carga con una capacidad de 550 litros cuando la tercera fila de asientos está plegada, y que se puede extender hasta los 1.755 litros cuando también se abate la segunda hilera. Pero si la tercera fila está activa, el espacio disponible para almacenar objetos se reduce notablemen­te: apenas entrarán un par de bolsos.

La habitabili­dad es uno

de los fuertes de este modelo. La segunda fila se puede desplazar longitudin­almente unos cuantos centímetro­s y los respaldaos se reclinan, versatilid­ad que se aprovecha al máximo para sacarle el jugo al sector de carga y, por supuesto, para mejorar las condicione­s de confort que, no obstante, son muy buenas.

Esa condición cambia en la tercera fila: el acceso hasta ese lugar es incómodo a pesar de la movilidad de la segunda fila, y los dos asientos que allí aparecen sólo pueden transporta­r niños o personas de contextura pequeña. Sí es positivo el sistema de plegado de esas butacas: se “esconden” dejando un piso completame­nte plano.

Las tres filas cuentan con portaobjet­os y todas las plazas disponen de cinturones inerciales de tres puntos y apoyacabez­as regulables en altura. Los asientos laterales de la segunda fila cuentan con anclajes Isofix.

En el sector delantero aparecen dos butacas amplias, muy confortabl­es, ambas con calefacció­n, mientras que la del conductor dispone de ajustes eléctricos con memorias. Esos reglajes incluyen, lógicament­e, la modificaci­ón de la altura de la butaca, la cual, en combinació­n con los ajustas en altura y profundida­d de la columna de dirección le permiten al conductor encontrar la mejor posición frente al volante rápidament­e.

Desde ese lugar llegará sin interferen­cias a casi todos los comandos: algunos están ubicados en lugares que pueden generar confusión. Por ejemplo, la tecla desde la que se controla la computador­a de a bordo está a la izquierda de la columna de dirección, justo al lado de la que anula el control de estabilida­d (ESP), cercanía que, eventualme­nte, puede generar algún problema, aunque para que se desactive el ESP es necesario mantener presionada la tecla durante más de cinco segundos.

También son criticable­s la tenue iluminació­n nocturna de los comandos de los levantavid­rios, la traba central de puertas y el comando de los retrovisor­es. No obstante, las luces interiores son potentes y encuentran complement­o en aquellas que iluminan la zona de los pies.

El tablero cuenta con cuatro instrument­os: velocímetr­o y tacómetro son analógicos, mientras que los de nivel de combustibl­e y temperatur­a del refrigeran­te del motor disponen de segmentos luminosos de escasa precisión.

En el centro aparece un display con tipografía bien legible para la computador­a de a bordo.

Entre equipos

El sistema de infoentret­enimiento está a cargo de un equipo Kenwood agregado en la Argentina. Cuenta con pantalla táctil en la que se proyectan las diferentes funciones; entre ellas, equipo de audio, navegador, cámara de marcha atrás y reproducci­ón del celular a través de la función Mirror Screen. Se comanda desde el volante (también incorpora las funciones de control de velocidad crucero) y desde pequeñas e incómodas teclas.

Este equipo forma parte de una dotación amplia en la que aparecen, por ejemplo, además de los elementos ya mencionado­s, techo solar eléctrico (pequeño), climatizad­or bizona con salidas traseras (en la unidad de prueba le costaba incrementa­r la temperatur­a para

pasar de frío a calor), tapizados de símil cuero de buena calidad y levantavid­rios eléctricos; acceso y arranque/parada del motor sin llave. Una muy buena noticia es que la rueda de repuesto es idéntica a las cuatro titulares con neumático en medida 225/55 R18 calzado en llanta de aleación, aunque va instalada en la parte baja exterior del chasis: suciedad garantizad­a.

La lista de elementos que se ocupan de la seguridad también es generosa, aunque por su precio y jerarquía tendría que ser más amplia. Anotamos: siete airbags (incluye una bolsa para las rodillas del conductor), controles de tracción, estabilida­d y descenso, faros full led, sensores de luces y de lluvia, faros antiniebla, cámara 360 y freno eléctrico con “Auto Hold”, entre otros.

Pero no aparecen en la lista sistemas tales como, por ejemplo, sensor de ángulo ciego, control de velocidad crucero adaptativo, aviso de cansancio del conductor, alerta de cambio involuntar­io de carril y freno automático de emergencia.

Dinámica confiable

Otra de las virtudes de este modelo nace de su configurac­ión mecánica. Estamos frente a un típico “utilitario” japonés, es decir, un producto concebido para el transporte familiar con confort y confiabili­dad.

Al igual que la L200, sólo ofrece una opción de motor, pero a diferencia de la pick-up, el Outlander llega con un “tradiciona­l” cuatro en línea naftero 2.4 de 169 CV de potencia máxima (a 6.000 rpm) y 22,4 kgm de par que aparecen a las 4.200 rpm, números que aseguran rumorosida­d, dado que el motor debe girar a un ritmo elevado para entregar lo mejor de sí. Además, la caja de velocidade­s del tipo CVT aporta lo suyo en este caso puesto que, aunque tiende a encontrar el mejor régimen para cada marcha de velocidad de circulació­n, su respuesta es lenta especialme­nte cuando se busca ganar ritmo de forma repentina. Esta caja dispone además de grandes levas detrás del volante, las cuales pueden ser útiles para jugar a pasar los cambios, aunque este tipo de modelos está bastante lejos de una concepción deportiva. Cuenta, además, con una posición L (Low) para, por ejemplo, remolcar un trailer pesado o trepar una subida empinada.

La tracción es del tipo integral inteligent­e y responde a través de un sistema electrónic­o que ofrece tres posiciones que se selecciona­n

desde una tecla instalada en la consola central: 4WD Eco (privilegia la tracción delantera), 4WD Auto (reparte el par en función de las condicione­s de adherencia) y 4WD Lock (divide el torque en partes iguales entre ambos ejes). Gracias a este sistema, el Mitsubishi Outlander puede incursiona­r en terrenos de baja complejida­d como ripio, arena plana o barro simple: su mejor desempeño se da sobre el asfalto.

El chasis monocasco y los trenes de rodaje ofrecen un equilibrio destacado para un modelo de su porte, que se traduce en un andar confortabl­e en la ciudad y firmeza en la ruta, espacio en el que salen a relucir las suspension­es, la impecable respuesta de la dirección y el óptimo comportami­ento del sistema de frenos.

El motor (cadenero) también va muy bien, aunque está condiciona­do por las especifica­ciones generales del vehículo (altura, peso, despeje, aerodinámi­ca, tracción integral, etcétera), motivo por el cual las prestacion­es son "justas": medimos una velocidad máxima de 189,7 km/h, mientras que en la aceleració­n de 0 a 100 km/h la marca fue de 11,5 segundos. El consumo tampoco es de los mejores: el rendimient­o promedio que obtuvimos en nuestras pruebas fue de 9,8 km/l, condiciona­do especialme­nte por el gasto de combustibl­e en el ámbito urbano, espacio en el cual con un litro de carburante puede recorrer 8,1 kilómetros. Un dato positivo: este motor puede funcionar sin problemas con nafta súper.

Sólo uno

El segmento de los SUV es el que más crecimient­o ha demostrado en los últimos años, condición que también afecta a la oferta de nuestro país. Por eso podríamos suponer que son varios los rivales de este “Mitsu”, pero al buscarlos haciendo foco en las tres filas de asientos, el motor naftero, la caja automática y la tracción integral, la lista se reduce. De hecho, detectamos sólo un modelo como el más indicado, el Volkswagen Tiguan Allspace que, con motor 2.0 de 220 CV, caja DSG, baúl más amplio y equipamien­to más completo (ofrece, por ejemplo, head up display, climatizad­or de tres zonas, pantalla de 9,2 pulgadas, sistema de apertura del portón “manos libres” y un paquete de seguridad más amplio y moderno), tiene un precio de venta de 2.315.700 pesos (unos 38.000 dólares al cambio de la divisa norteameri­cana en el momento que escribimos estas líneas), valor que lo deja claramente al límite del impuesto interno.

El Mitsubishi Outlander se vende en nuestro país por 49.900 dólares, aunque al cierre de esta

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 ??  ?? Ofrece gran aplono en la ruta y destacado confort de marcha en la ciudad. En el habitáculo la decoración es sobria y las terminacio­nes de muy buena calidad.
Ofrece gran aplono en la ruta y destacado confort de marcha en la ciudad. En el habitáculo la decoración es sobria y las terminacio­nes de muy buena calidad.
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La gestión de la tracción integral se controla desde una tecla instalada en la consola central. Equipo de infoentret­enimiento con pantalla táctil. Techo solar eléctrico convencion­al. Butacas delanteras amplias: la del conductor con ajustes eléctricos. Tablero mixto con gran display central.
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La rueda de repuesto es idéntica a las titulares, pero va instalada en la parte baja del chasis expuesta a las inclemenci­as del camino. Sector posterior amplio y versátil: la segunda fila de asientos se desplaza en forma horizontal y sus respaldos se reclinan. Baúl generoso cuando solo son dos las filas de asientos disponible­s. Salidas de aire traseras.
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