¡MAGNÉTICO!
Dueño de una imagen muy atractiva, este singular crossover seduce también por sus prestaciones y elogiables niveles de tecnología y seguridad. Habitabilidad trasera limitada a costa de una destacada capacidad de baúl.
Cuando Volkswagen anunció que comenzaría a utilizar la plataforma MQB-A0 para producir nuevos modelos en nuestra región, se suponía que el abanico sería muy amplio en virtud de la versatilidad que ofrece esta arquitectura modular.
Y, en efecto, así es: la marca alemana inició ese derrotero en el segmento compacto con un trinomio compuesto por un hatchback (Polo), un sedán (Virtus) y un SUV (T-Cross), todos producidos en Brasil.
En unos meses llegará el turno del lanzamiento del Taos “made in Argentina”, y a futuro podría concretarse la aparición de la inédita pick-up compacta conocida hasta el momento como “Proyecto Tarok”, cuyo prototipo fue develado en el Salón de San Pablo en 2018. Pero antes de que ocurran esos hitos, Volkswagen juega una ficha muy interesante con la llegada del Nivus. Se trata de un modelo con características muy singulares, con el foco puesto en la conectividad y la seguridad, que batió récords en las dos instancias de preventa a fines de 2020, cuando las unidades disponibles se agotaron en minutos. A continuación analizamos a fondo
la versión tope de gama de este crossover, encargado además de estrenar en nuestra región tanto la nomenclatura como el nuevo emblema de Volkswagen.
Entre dos mundos
Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que el Nivus resulta una perfecta combinación entre el Polo y el T-Cross, modelos de los cuales toma la base estructural. Su llamativa carrocería de 4,26 metros es incluso más larga que la del SUV (4,19 m) y comparte el ancho con sus hermanos (1,75 m), aunque la distancia entre ejes (de 2,56 metros) es la misma que la del hatch, característica que da una pauta de la limitada habitabilidad trasera, tal como ocurre en el Polo.
El generoso despeje delata su condición de “crossover”, intensificado además por el estilo “fastback” de una carrocería (con una curvatura tipo coupé) que agrega plásticos negros en los pasarruedas y los paragolpes para resaltar su espíritu “aventurero”.
De frente tiene un estilo muy personal. La parrilla superior, que luce el nuevo logo de Volkswagen, combina grillas cromadas
con otros materiales opacos, y es escoltada por modernas firmas lumínicas con tecnología full led. La línea de cintura asciende progresivamente hacia el portón trasero, donde encontramos algunas reminiscencias del T-Cross: el mismo cuenta con un enorme zócalo plástico que recorre toda la superficie, flanqueado por ambos faros. Las barras sobre el techo y las llantas bitono también hacen su aporte, y cabe destacar en esta versión el Nivus calza rodado 17, mientras que en la de entrada de gama, de 16 pulgadas. Puertas adentro es inexorable encontrar similitudes con sus hermanos, con el característico panel de a bordo e instrumental digital, a excepción del inédito volante que luce el flamante logo de VW. La calidad general del habitáculo es adecuada pero sin estridencias: como acostumbra la marca en este segmento, los materiales empleados son plásticos rígidos, agradables al tacto.
Las butacas delanteras son amplias y óptima la posición de manejo, que se obtiene con mucha facilidad gracias a los reglajes manuales en altura y profundidad, tanto de la columna de dirección como del asiento.
Ahora bien, tal como indicamos anteriormente, el espacio en las plazas traseras es acotado, fundamentalmente por el reducido campo para las piernas. Además, el respaldo central es un tanto duro (oculta un apoyabrazos con posavasos) y por debajo pasa un falso túnel de transmisión que limita la postura. En contrapartida, quienes viajen en este sector dispondrán de salida de aire
acondicionado y un puerto de carga rápida USB.
El espacio de carga del baúl es sorprendente: 415 dm3, apenas cinco litros menos que el TCross. Debajo del piso aloja una rueda de auxilio temporal, pese a haber lugar para una homogénea. Y si bien tiene una medida que compensa las pisada de las titulares (195/65 R15), una etiqueta advierte de su uso hasta un “máximo de 80 km/h”.
Seguro y tecnológico
Ambos rubros lo ubican en un lugar de preferencia entre los de su clase, incluso a la altura de modelos de segmentos superiores. De serie, el Volkswagen Nivus equipa seis airbags, frenos a disco en las cuatro ruedas (con ABS y EBD), control de estabilidad y asistencia de arranque en pendientes. Ya en el tope de gama agrega sensor de presión de neumáticos, detector de fatiga y algunos ADAS, tales como frenado autónomo de emergencia, frenado autónomo post-colisión, control de velocidad crucero adaptativo y asistente de mantenimiento de distancia: llamativamente, no dispone de sensor de punto ciego en los espejos retrovisores o sensor de carril.
Entre los “amenities” de confort podemos consignar el tapizado de cuero sintético, el climatizador digital, los levantavidrios eléctricos con sistema one-touch en todas las puertas, el encendido por botón y el retrovisor interior con antiencandilamiento automático.
Si hilamos muy fino, hubiese sido la frutilla del postre que este modelo contara con un cargador de smartphones por inducción, o techo solar eléctrico.
Sin embargo, la vedette del equipamiento del Nivus es el VW Play. Se trata de un moderno sistema multimedia con pantalla de 10 pulgadas (sin boto
nes físicos), cuya resolución de imagen y respuesta al tacto son elogiables. Desde allí se puede visualizar la completísima información de la computadora de a bordo, las guías de la cámara de retroceso y los sensores de estacionamiento, incluso tiene una función para abrir el baúl.
Su funcionamiento es similar al de una tablet. De hecho, cuenta con 10 GB de memoria interna para albergar las diversas aplicaciones que cada usuario tiene la posibilidad de descargar desde la tienda virtual VW Play Apps, previa conexión a Internet.
La pantalla puede configurarse hasta con tres perfiles diferentes, de acuerdo con las preferencias de los pasajeros, y lo novedoso es que cualquiera de ellos puede consultar el manual del usuario del vehículo, ya que está digitalizado en el sistema.
Al menos en este modelo, VW Play no cuenta con navegador satelital. En su lugar ofrece Waze como aplicación nativa, aunque para contar con sus funciones de tráfico en tiempo real, lógicamente habrá que valerse de los datos de un dispositivo móvil.
Al igual que todos los modelos con los que comparte plataforma, el sistema del Nivus es compatible con Android Auto y Apple CarPlay, pero solo este último tiene la exclusividad de poder hacerlo también de manera inalámbrica. Llama la atención que, dado el perfil tecnológico que Volkswagen le dio al Nivus, no ofrezca un paquete opcional de Internet a bordo, como por ejemplo ofrece Chevrolet en los Onix y Onix Plus.
Poderoso, el “chiqutín”
El apartado mecánico del Volkswagen Nivus nos sorprendió gratamente. Bajo el capot se encuentra el conocido impulsor naftero 1.0 turbo de tres cilindros que utilizaba el Up! Pepper, aunque vigorizado mediante modificaciones en la electrónica y componentes para responder a las exigencias de una carrocería de mayor porte y peso.
Mientras que en el pequeño hatchback desarrollaba 101 CV y 16,8 kgm de torque, en este crossover alcanza los 116 caballos y entrega 20,4 kgm de par máximo: de allí su nomenclatura “200 TSI”, que hace referencia al torque, expresado en Nm.
La reacción de este motor se hace notar ni bien se insinúa el pie sobre el acelerador, ya que el par máximo está disponible desde las 1.500 rpm y se mantiene hasta las 4.250 vueltas. En este régimen, la respuesta es siempre inmediata gracias a la intervención de una eficiente caja automática de seis velocidades, bien relacionada, cuya selectora cuenta cuenta además con modo secuencial y
levas al volante.
Con este conjunto mecánico, el Nivus se advierte más divertido de manejar que sus hermanos Polo y T-Cross, ambos equipados con el 1.6 aspirado de 110 CV. Las prestaciones son elocuentes: en la pista alcanzó una velocidad máxima de 184,9 km/h (unos 7 y 10 km/h más que el hatch y el SUV), en tanto que la aceleración de “cero a cien”, de 11,1 segundos, es entre 2 y 3 segundos menor a las de los modelos mencionados, respectivamente.
Es indudable que la intervención del turbo hace gala en las recuperaciones. Un claro ejemplo de ello se advierte para pasar de 80 a 120 km/h -situación que da una idea de su capacidad para realizar un sobrepaso en la ruta-, donde requiere 8,1 segundos.
Otro de los grandes atributos de este tipo de mecánica radica en el rendimiento de combustible. En ciudad, el Nivus registró una elogiable marca de 11,2 km/l, mientras que en ruta (entre 90 y 120 km/h) promedió 16,8 kilómetros por cada litro de combustible.
Dinámicamente se percibe un auto seguro, con una dirección eléctrica que ofrece la asistencia adecuada en todo momento. Las suspensiones son blandas, con una puesta a punto que garantiza un agradable confort de marcha, aunque en ocasiones esa característica puede transmitir algún “golpeteo” de los amortiguadores cuando se transita sobre terrenos muy irregulares.
Párrafo aparte para la eficiente respuesta de los frenos, que durante las pruebas de rigor lograron detener los 1.237 kg de la carrocería en distancias destacadas, sin manifestar vicios.
Precio y ¿competidores?
No es un vehículo para nada económico. Las dos versiones disponibles, Comfortline y Highline, cuestan 2.195.500 y 3.028.200 pesos, respectivamente. Pero la unidad probada cuenta con el “pack Hero” que incremente su valor a 3.075.850 pesos, y se destaca por algunos detalles estéticos de color negro en la carrocería, tales como las molduras, inscripciones, barras de techo y espejos retrovisores, además de tener un diseño específico de llantas.
Hay que remarcar que los valores consignados son los que sugiere la terminal; pero dada la realidad que vive nuestro mercado automotor actualmente ‒donde todo se ha distorsionado durante los últimos meses‒, en la práctica se torna utópico encontrar en un concesionario un 0km al precio que indica su fabricante o importador.
En cuanto a competidores, es difícil establecer rivales directos para el crossover de Volkswagen: por estética podría atacar a las versiones aventureras de los hatch compactos (Renault Stepway y Ford Ka Freestyle, por ejemplo), o bien meterse en la discusión del gran universo de SUV compactos disponibles en nuestro mercado: tiene argumentos de sobra para hacerlo.