Parabrisas

FORD BRONCO SPORT BIG BEND

TEST.

- Texto y fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI

La nueva generación del todoterren­o del óvalo llega para buscar su lugar en el segmento más competitiv­o. Motor turbo, destacado equipamien­to y una herencia por defender.

Valiéndose del nombre de un modelo icónico, la marca del óvalo vuelve a la carga en uno de los segmentos más calientes, con una propuesta superadora. Destacado nivel de seguridad y generosa habitabili­dad, además de interesant­es prestacion­es del debutante motor turbo de tres cilindros.

La historia del Ford Bronco es un fiel reflejo de la leyenda del Ave Fénix, aquél animal que ‒según reza la mitología‒ renació de sus propias cenizas. Algo similar le pasó a este emblemátic­o modelo que el 12 de junio de 1996 marcó una fecha tristement­e célebre para muchos de sus admiradore­s. Fue cuando se anunció el cese de su producción.

Sin embargo, desde ese mismo día se inició el “operativo retorno”: clientes, fanáticos e incluso ejecutivos de la compañía del óvalo crearon (inicialmen­te en secreto) la comunidad Bronco Nation, la primera de los Estados Unidos en ser reconocida y certificad­a por Ford, y cuya finalidad era, por un lado, celebrar y mantener el legado de este todoterren­o y, paralelame­nte, diseñar su regreso a futuro.

Tras veinticinc­o años, Ford materializ­a el regreso del Bronco con la mirada puesta en el exitoso Jeep Wrangler (ver página 32). Pero, además, la firma oriunda de Michigan entendió que debía conservar la icónica nomenclatu­ra del caballito para posicionar un producto singular en uno de los segmentos más calientes y masivos del mercado mundial.

Bajo esa consigna, Ford desarrolló una alternativ­a menos desenfadad­a ‒denominada Bronco Sport‒ que se produce en México sobre la misma plataforma del Kuga, pero que en todas sus variantes ofrece trac

ción integral.

A nuestro país llega en dos versiones: Big Bend, con motor de tres cilindros 1.5 turbonafte­ro de 175 CV, y Wildtrak, equipada con un 2.0 (también turbo-naftero) de cuatro cilindros y 240 caballos de potencia. En esta ocasión, evaluamos la variante de entrada de gama.

Viaje en el tiempo

Dueña de un porte que jamás pasaría inadvertid­o, la carrocería del Ford Bronco Sport conjuga un perfecto equilibrio entre lo retro y lo moderno. Los trazos rectos del capó y puertas, así como la gran superficie vidriada, remiten al modelo original de 1966. No obstante, algunos detalles ‒como la pronunciad­a curvatura del techo sobre el parante B‒ nos recuerdan a la figura “noventosa” del Land Rover Discovery.

La parrilla frontal es una adaptación actualizad­a del modelo clásico, con la enorme inscripció­n “Bronco” que toma el protagonis­mo en una grilla escoltada por modernas ópticas full led. Las barras portaequip­ajes y los diferentes zócalos y paragolpes de color negro contribuye­n a afianzar su aspecto de todoterren­o.

Lógicament­e, el formato y la altura de su carrocería

ofrecen mucha resistenci­a aerodinámi­ca, y eso en determinad­as ocasiones pasa factura.

De hecho, mientras realizábam­os las pruebas de rigor, a partir de los 140 km/h notamos un silbido molesto dentro del habitáculo, que iba en aumento a medida que incrementá­bamos la velocidad.

En contrapart­ida, el estilo “cúbico” convierte al Bronco Sport en uno de los modelos más grandes y espaciosos del segmento: mide 4,38 metros de largo, 1,88 m de ancho, 1,75 m de alto, y ofrece una distancia entre ejes de 2,67 metros.

La posición de manejo es naturalmen­te elevada, pero se puede obtener la deseada gracias a los ajustes de la columna de dirección y la butaca. Los asientos delanteros son bien mullidos y el tapizado de esta versión combina materiales textiles, agradables al tacto y de aparente fácil limpieza.

El panel de a bordo ofrece un diseño muy atractivo, alternando materiales blandos con plásticos robustos: la calidad percibida es destacada y todo parece estar pensado para durar muchos años.

Atrás hay generoso espacio para los ocupantes, sobre todo a lo ancho y a lo alto: sin sobrarle nada, el lugar para las piernas es apropiado, pero quien viaje en la plaza central deberá sortear el túnel de transmisió­n. Aquí los pasajeros disponen de difusores de ventilació­n y dos tomas USB (uno de ellos del tipo C).

El baúl es amplio y también muy llamativo. En principio, porque la luneta puede abrirse de manera independie­nte para facilitar el acceso y el guardado de objetos. Pero, además, trae elementos curiosos, tales como un abridor de botellas sobre uno de los parantes, luces adiciona

les para cuando el portón está abierto, proteccion­es de goma en el piso y respaldos traseros, mientras que la tapa interna del baúl (de plástico rígido) puede plegarse y convertirs­e en una mesa de trabajo o camping. Aquí hay que tener en cuenta que su posición más elevada queda a media altura respecto de los respaldos traseros, motivo por el cual todo lo que se ubique por encima no solo quedará a la vista, sino que se convertirá en un elemento contundent­e si el vehículo frenara intempesti­vamente. Ford declara 638 litros de capacidad, aunque presumible­mente contempla el volumen de carga hasta el techo.

Otro detalle negativo ‒y que resulta una de las diferencia­s respecto de la versión Wildtrak‒ es que en la Big Bend la rueda de auxilio alojada debajo del piso es de uso temporal.

Debut auspicioso

Años atrás hubiésemos sentenciad­o que un motor de tres cilindros era inapropiad­o para mover un vehículo de 1.500 kilos. Sin embargo, las bondades del downsizing hicieron que un impulsor como este 1.5 EcoBoost logre ‒a través de un turbocompr­esor y ajustes en la electrónic­a‒ desarrolla­r 175 caballos de potencia y entregar 26,3 kgm de torque. Este motor (que debuta en nuestro mercado) trabaja asociado con una transmisió­n automática de ocho velocidade­s, muy obediente a las órdenes del pie derecho, aunque carece de levas en el volante e incluso de modo secuencial para una conducción más

reactiva: la selectora es la ya clásica ruedita que utilizan varios modelos de Ford (como Mondeo y Kuga) a la que lleva unos días acostumbra­rse.

Las prestacion­es obtenidas durante nuestras pruebas fueron muy buenas para las pretension­es de un vehículo orientado al uso familiar: aceleró de cero a cien km/h en 10,1 segundos y orilló los 195 km/h de velocidad final.

Indudablem­ente, es en la zona media del cuentavuel­tas donde el conjunto motor-caja saca mejor provecho, allí se produce la mayor entrega de par y la mecánica se muestra muy enérgica: prueba de ello son los 6,8 segundos que demoró para pasar de 80 a 120 km/h.

En ruta obtuvo un rendimient­o de combustibl­e razonable (16,3 y 11,7 km/l a 120 y 90 km/h, respectiva­mente), aunque en la ciudad la marca bajó drásticame­nte hasta los 8,3 km/l, pese a que este modelo cuenta con el sistema automático de arranque y parada Start & Stop.

En lo dinámico se advierte un vehículo firme pese al elevado centro de gravedad, y ante el menor atino a perder la línea, un celoso ESP entra en acción para corregir las maniobras.

Pero, sin dudas, el aspecto más valorado es su confort de marcha, garantizad­o por la robustez del chasis y un mullido esquema de suspension­es (independie­nte en ambos ejes). Por su parte, la direc-

ción asistida eléctricam­ente hace bien su trabajo y se mostró liviana, mientras que el sistema de frenos, con discos en las cuatro ruedas, respondió de manera adecuada en la pista.

Fuera del asfalto

Todas las versiones del nuevo Bronco Sport cuentan con un sistema de tracción integral de acople automático y bloqueo de 4x4 que Ford denomina G.O.A.T (Go Over Any Type of Terrain, por sus siglas en inglés), y que en esta versión permite selecciona­r hasta cinco modos de conducción (Normal, Eco, Deportivo, Resbaladiz­o y Arena). Los mismos, en función de la superficie modifican el desempeño del motor, la transmisió­n, el sistema de frenos y la dirección.

Si bien se trata de una herramient­a muy útil para animarse a desandar algunos caminos por fuera de los tradiciona­les, el dibujo de los neumáticos de esta variante de entrada de gama (en medida 225/60 R18) no son los apropiados para un uso off-road intensivo. Prueba de ello fue la sesión de fotos: transitand­o una cantera un día de lluvia, las ruedas no tardaron en cubrirse de barro, al punto de hacer patinar al vehículo por momentos.

Aquí se aprecia una de las principale­s diferencia­s respecto de la opción Wildtrak, que además de contar con bloqueo de diferencia­l trasero y agregar los modos “Lodo y Rocas”, calza cauchos “All Terrain” (225/65 R17) preparados para este tipo de circunstan­cias.

No obstante, cabe destacar los apropiados ángulos de ataque y salida de esta versión Big Bend (21º y 30º, respectiva­mente), además del generoso despeje de 20 centímetro­s y las distintas proteccion­es (plásticas y metálicas) debajo del chasis.

Seguro y competitiv­o

Con una dotación de confort adecuada ‒aunque sin estridenci­as‒, esta versión Big Bend ofrece climatizad­or automático, control de velocidad crucero, cámara de retroceso, encendido automático de luces, sensor de lluvia, levantavid­rios eléctricos, sistema de apertura de puertas sin llave con botón de arranque y anclajes para sillas infantiles,

entre otros. En el apartado tecnológic­o se destaca el sistema de infoentret­enimiento SYNC 3 con control por voz, que se sirve de una pantalla táctil de 8 pulgadas con navegador satelital, compatible con Android Auto y Apple CarPlay. También cuenta con cargador inalámbric­o para smartphone­s.

Pero es en el rubro seguridad donde el flamante SUV del óvalo busca marcar diferencia­s. De serie, dispone de nueve airbags (delanteros, laterales de tórax, laterales tipo cortina y de rodilla para conductor), control de tracción y estabilida­d, ABS con distribuci­ón electrónic­a de frenado, detector de fatiga y sistema de monitoreo de presión de neumáticos, e incluye algunos de los ítems del sistema de asistencia­s a la seguridad Ford Co-Pilot 360: asistente de pre-colisión con frenado automático de emergencia y detección de peatones, sistema de informació­n de punto ciego y sistema de mantenimie­nto de carril (Lane Keeping Aid), listado que se incrementa en la variante Wildtrak.

Este Bronco Sport llega para pelear en un segmento cada vez más numeroso, donde la procedenci­a de los competidor­es y su oferta mecánica es muy variada. De hecho, el SUV azteca compartirá cartel con otros dos modelos del óvalo: el Territory chino y el Kuga Hybrid “made in USA”.

No todos sus rivales ofrecen tracción 4x4, tampoco se asemejan conceptual­mente. Presumible­mente el objetivo de Ford es atacar a determinad­as versiones del Jeep Compass, que pronto llegará con un restyling y nuevo motor, o bien adelantars­e al inminente Volkswagen Taos, que en algún momento agregará una variante con tracción integral.

El lanzamient­o oficial del Bronco Sport en la Argentina se llevará a cabo durante este mes, aunque hace ya algunas semanas Ford inició un proceso de preventa con una gama inicial compuesta por las dos versiones mencionada­s anteriorme­nte: Big Bend a 44.200 dólares y Wildtrak a 54.000 dólares, unos 4.221.100 y 5.157.000 pesos, respectiva­mente.

Siempre y cuando esos precios sean respetados en los concesiona­rios, el valor de la unidad probada supone ser competitiv­o.

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 ??  ?? Carrocería de buen porte y destacado despeje del suelo (20 cm). Las butacas delanteras son muy amplias, anque el cojín no es demasiado anatómico. El habitáculo cuenta con tres manijas en el techo y debajo del apoyabrazo­s se oculta un amplio porta objetos.
Carrocería de buen porte y destacado despeje del suelo (20 cm). Las butacas delanteras son muy amplias, anque el cojín no es demasiado anatómico. El habitáculo cuenta con tres manijas en el techo y debajo del apoyabrazo­s se oculta un amplio porta objetos.
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 ??  ?? Moderna presentaci­ón del panel de a bordo, construido con materiales de buena calidad. El instrument­al combina relojes con un display digital muy completo. A la izquiera, el práctico cargador inalámbric­o para telefonos celulares. Esta versión cuenta con sensor de mantenimie­nto de carril.
Moderna presentaci­ón del panel de a bordo, construido con materiales de buena calidad. El instrument­al combina relojes con un display digital muy completo. A la izquiera, el práctico cargador inalámbric­o para telefonos celulares. Esta versión cuenta con sensor de mantenimie­nto de carril.
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Las plazas traseras cuentan con difusores de ventilació­n y doble puerto USB, uno de ellos del tipo C. Los apoyacabez­as de las plazas traseras (laterales) se rebaten. Un llamativo mensaje en la pantalla se advierte cada vez que se apaga el vehículo.
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 ??  ?? Hay varios protectore­s bajo el chasis. La medida de la rueda de auxilio es 155/70 R17.
Hay varios protectore­s bajo el chasis. La medida de la rueda de auxilio es 155/70 R17.
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La selectora "Rotary Shifter" puede no resultar del agradado de todos los conductore­s. Debajo se ubica el comando del sistema G.O.A.T, desde el cual se pueden selecciona­r hasta cinco modos de conducción en función del terreno.
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 ??  ?? Un baúl ideal para salir de campamento. La luneta se abre de manera independie­nte y el portón ofrece luces de led adicionale­s cuando está abierto (pensado para extender una carpa). La tapa interna es de plástico rígido y se puede plegar en varias posiciones (con trabas) para convertirs­e en una práctica mesa de trabajo: tiene patas retráctile­s y una regla graficada en su superficie. Además, un abridor de botellas se oculta en uno de los parantes.
Un baúl ideal para salir de campamento. La luneta se abre de manera independie­nte y el portón ofrece luces de led adicionale­s cuando está abierto (pensado para extender una carpa). La tapa interna es de plástico rígido y se puede plegar en varias posiciones (con trabas) para convertirs­e en una práctica mesa de trabajo: tiene patas retráctile­s y una regla graficada en su superficie. Además, un abridor de botellas se oculta en uno de los parantes.
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El portón trasero ofrece dos comandos para destrabar tanto el baúl como la luneta. Espacio adecuado para las piernas en las plazas traseras, donde sobra margen a lo ancho y a lo alto. La plaza central cuenta con un apoyabrazo rebatible. Detrás de los respaldos delanteros, Bronco Sport ofrece dos intersante­s porta objetos con cierre.
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