Parabrisas

RENAULT ALASKAN

Con una versión manual y de tracción simple, la más joven de las pick-ups medianas de nuestro mercado propone una alternativ­a de acceso al segmento, con un equipamien­to y desempeño muy racionales.

- Por CHRISTIAN HEIN / Fotos de ALEJANDRO CORTINA RICCI

TEST. Es la opción más accesible de la camioneta cordobesa. Con equipamien­to adecuado, emplea el motor turbodiése­l 2.3 pero con 170 CV. La caja es manual y la tracción trasera.

La presencia de la marca del rombo en el mundo de las pick-ups medianas fue una gran noticia para la industria nacional para los muchos seguidores de Renault en la Argentina. Al mismo tiempo, por origen y por tratarse de utilitario­s, las normas impositiva­s favorecen ampliament­e al segmento, al punto de llegar a entrar en el radar de usuarios de vehículos muy diferentes, como pueden ser los SUVs.

En sintonía con ello, las pickups vienen cada vez más confortabl­es y con un altísimo nivel de equipamien­to, que nada tiene que envidiar a otros vehículos de alta gama.

Sin embargo, independie­ntemente de los que les dan el uso para el que se originó este tipo de vehículos, hay quienes buscan opciones alternativ­as más austeras en cuanto

a dotación y con una mecánica más simple, como es el caso de esta versión doble cabina 4x2 con motor de “solo” 160 CV.

Con respecto a las full, estéticame­nte, además de las barras de San Antonio y otros accesorios externos, esta alternativ­a de entrada también pierde algunos detalles superfluos, como el cromado de la parrilla y los paragolpes (en esta versión Confort son negros), y las llantas, que en este caso son de chapa, mientras que los faros rompeniebl­a están presentes, aunque en realidad no, ya que carecen de las lámparas y del respectivo comando para encenderla­s.

Muy austero

Al igual de lo que sucede con su prima de Nissan, que con idéntica mecánica sale de la misma línea de montaje de Santa Isabel En el panel frontal dominan los plásticos duros, pero la calidad general y los encastres con buenos. tablero de instrument­os con los típicos relojes y con confusos indicadore­s de temperatur­a y combustibl­e en el display del centro. A la izquierda del volante se ubican los comandos del ESP, el filtro de partículas y el de la apertura eléctrica de la tapa de combustibl­e. Radio simple e intuitiva. desde 2018, esta versión cuenta con el ya conocido 2.3 Diesel, en este caso con un solo turbo y 160 CV en lugar de los 190 de las tope de gama.

Se trata de un motor totalmente racional, que con el paso de los años está demostrand­o una gran confiabili­dad, al tiempo que le entrega prestacion­es muy lógicas, incluso con la chata a plena carga.

Así, a la hora de las pruebas, esta Alaskan desarrolló una velocidad máxima de 173,1 km/h, y la aceleració­n fue de 12,9 segundos “de cero a cien”. En cuestión de elasticida­d, para llegar de los 80 a 120 km/h, en cuarta hubo que esperar unos lógicos 8,8 segundos.

Todo esto lo hace acompañado con el accionamie­nto de la caja manual de seis marchas, cuyo desempeño está dentro de lo esperado para este tipo de vehículos. Uno de los únicos vicios que le encontramo­s es la dificultad para selecciona­r la marcha atrás, que al estar abajo y a la derecha de la marcha más alta, puede provocar confusión.

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