Mantenimiento Sistema de escape
Los autos modernos incorporan catalizadores, trampas de partículas y una variedad de sensores; materiales como el acero inoxidable, aleaciones de níquel y cromo (inconel) y titanio, además de silenciadores activos. No obstante son millones los automóviles que circulan en nuestro país con sistemas convencionales.
Si por algún defecto el escape tiene pérdidas, la penetración del monóxido de carbono en el interior del automóvil puede resultar mortal. Se debe comprobar con regularidad el sistema (cada vez que limpie el chasis, por ejemplo) para asegurar que todas las juntas están en buenas condiciones y que el conjunto se encuentra en buen estado y firmemente sujeto. Por desgracia, las pérdidas no siempre se acompañan del ruido característico, revelador de la existencia de un agujero. En un escape desgastado pueden aparecer muchas picaduras -que revisten el mismo peligro-, mucho más difíciles de localizar. No debe examinarse solo la parte inferior del escape; es muy frecuente que los primeros síntomas de falla aparezcan en la parte superior del silenciador o en la conducción, sobre todo
si el auto se utiliza en trayectos cortos que no permiten el suficiente calentamiento del motor para eliminar toda la condensación. Esta condensación, y los ácidos de los gases de escape al enfriarse, atacan el metal y aceleran la corrosión. Los sistemas de escape tradicionales utilizan acero aluminizado (capa de aluminio en caliente) o recubierto con zinc para protegerlos, pero aún así se corroen. El múltiple de escape suele ser de fundición de hierro, aunque ahora también se emplea el acero inoxidable, incluso formando parte de la carcasa del turbocompresor. Para localizar las pérdidas, mientras otra persona alimenta el múltiple de admisión, previo desmontaje de la manguera o conducto del filtro de aire, con aceite lubricante y con el motor en marcha, deben buscarse salidas de humo azulado en cualquier zona sospechosa del escape. Sin embargo, cuando se trata de orificios muy pequeños puede ocurrir que no se vean los gases. Por esta razón conviene efectuar una inspección manual. Mantener el motor en marcha y recordar que el escape se calienta enseguida. Bastará con pasar la mano cerca del tubo y a todo lo largo de él sin tocarlo. Las temperaturas que se alcanzan soy muy altas, de 700 a 900 grados en el múltiple y de 300 a 500 grados en el silenciador y tubos. Por ello hay que prestar mucha atención para evitar graves quemaduras. Los niños nunca deben permanecer junto al compartimiento del motor con el capó abierto. Cuando se deteriore una parte del escape debe
comprobarse si el sistema está formado por una sola pieza o si puede reemplazarse por partes. Evitar las manipulaciones incorrectas durante la sustitución, y emplear las herramientas adecuadas. Conviene renovar todos cauchos de los soportes del escape para garantizar un armado duradero. No deben apretarse por completo los soportes o abrazaderas hasta que se haya montado todo el conjunto. En en apriete definitivo se trabajará desde el múltiple hasta la parte posterior del automóvil.
Otras tareas
El escape puede estar sujeto al múltiple con una abrazadera especial. Centrar bien el tubo
en la salida del múltiple y apretar la abrazadera. En la unión por brida, emplear siempre tuercas nuevas, y limpiar las superficies de contacto, colocando una nueva junta. El desmontaje del silenciador puede ser difícil por la oxidación de las uniones. Para no dañar los tubos de conexión conviene impregnar todas las uniones con aceite penetrante antes de comenzar la tarea. Puede ayudar un martilleo muy ligero alrededor de la unión. Para desmontar el silenciador se desplazará hacia atrás y adelante. Si se ha utilizado un martillo debe asegurarse que los tubos conservan su firma cilíndrica. El tubo de escape puede estar sujeto bajo el chasis con flejes metálicos montados sobre tacos de goma. Cambiar las piezas que evidencien desgaste. En algunos puntos, el tubo puede fijarse con anillos de goma, que están sujetos a un gancho existente en las partes bajas y a una similar en el tubo.
Incluso hay escapes con un tirante de caucho reforzado con tela. Los agujeros para los tornillos de fijación pueden deformarse o rajarse. Los escapes modernos a veces suelen estar recubiertos con una capa cerámica, que actúa como protección contra la corrosión y aislante térmico, reduciendo la cantidad de calor que se transmite al habitáculo en un 50 por ciento. Estos revestimientos aplicados a un turbo soportan hasta los 1.400 grados centígrados.