CONSEJOS
La utilidad del control de estabilidad, que asiste al conductor en casos de pérdida del dominio del vehículo, es indiscutible. Sólo falta que en enero de 2022 sea obligatorio en todos los modelos que se venden en el país.
Jorge Omar Del Rio
Durante nuestras actividades en la Escuela de Manejo Avanzado muchas veces aparecen los temas relacionados con los dispositivos de ayuda al conductor que desarrolla la industria automotriz.
A lo largo de los años fuimos compartiendo con los alumnos las novedades que aparecen con las nuevas tecnologías: desde los primeros y rudimentarios sistemas de antibloqueo para los frenos (ABS), hasta los avances que se están experimentando, cada vez con más intensidad, en los vehículos de circulación autónoma.
Es interesante ver que casi la totalidad de los sistemas que se fueron creando a medida que los avances tecnológicos lo permitían, estuvieron orientados a intentar mejorar la seguridad de los usuarios de esos vehículos.
Dichos conceptos se dividen en dos: uno que involucra a la seguridad pasiva y que se refiere principalmente a todas las nuevas formas de construcción de los vehículos, sumando además dispositivos que fueron mejorando notablemente la seguridad de los pasajeros en caso de siniestros. Al respecto se pueden mencionar como los más notables, las estructuras o carrocerías deformables, los cinturones de seguridad, los apoyacabezas y los airbags.
El otro, se refiere a la seguridad activa y es el que comprende todos los dispositivos que puedan ayudar al conductor para mantener el control del vehículo.
En ambos casos, el desarrollo de las automotrices ha sido constante y muy efectivo porque, casi sin notarlo, fuimos acostumbrándonos paulatinamente a vehículos que son más fáciles y seguros para manejar.
Masificación
Lo más interesante es que, además, a medida que se consiguen bajar los costos de fabricación de esos elementos, se logra que lleguen a hasta los modelos de entrada de gama de cada marca.
Lógicamente, no todos los mercados son iguales, y por lo general las economías más avanzadas son las que se benefician primero con estos dispositivos.
Justamente, desde enero de 2020 debe estar presente en todos los nuevos modelos lanzados a la venta en el país y recién en enero de 2022 sería obligatorio para todos los 0 km que se vendan, si es que por algún motivo no se prorroga.
Al respecto, se generaron diversos comentarios e interrgogantes, muchos apuntando hacia la importancia de la utilización de ese sistema, como para que se trate de imponer la obligatoriedad de su instalación.
Ese tipo de cuestionamientos nos hicieron dar cuenta de que, en general, hay bastante desconocimiento respecto de las características del ESP (también llamado VDC, ESC, DSC y VSC, según cada
marca) y de qué manera podría influir para mejorar la seguridad.
Tal vez por su nombre de “Control de Estabilidad” mucha gente imagina que se trata de un mecanismo que disminuye el rolido de la carrocería, y en base a eso, sin conocer algunos detalles extra, piensan que no debe ser de tanta utilidad.
Para interiorizarnos
La realidad es que dicho dispositivo se encarga de una función muy diferente, por eso creemos conviene conocerlo mejor. Se trata de un sistema que, de alguna manera, reúne las funciones que antes cumplían por separado los sistemas ABS (para limitar el patinamiento de las ruedas al frenar) y el de control de tracción (que tiene que ver con los giros del volante y la aplicación de la potencia).
El ESP está compuesto por una unidad de control electrónico que recibe las señales de un conjunto de sensores que le permiten conocer la velocidad de giro de cada rueda, y la información sobre el movimiento del volante. Todo esto, junto con otros sensores, monitorean la aceleración transversal y longitudinal del vehículo para determinar si está circulando con normalidad en la línea de marcha que propone el conductor, o si, por algún motivo está comenzando a derrapar, desviándose de la trayectoria deseada.
En dicho caso, el dispositivo comienza a actuar utilizando el sistema de frenos del vehículo independientemente en cada rueda para intentar volver a igualar la velocidad de rotación de las mismas, consiguiendo así recuperar rápidamente el control. Y si por algún motivo no alcanzara con la aplicación selectiva de los frenos, el sistema también producirá disminución de la potencia, hasta conseguir el objetivo deseado.
Gracias a la adecuada coordinación automática de todas esas acciones, el conductor recupera el control de su vehículo, -casi sin darse cuenta-, poco después de haber experimentado la sensación de emergencia. Por supuesto que es un sistema tecnológicamente muy complejo, cuyo desarrollo llevó muchos años. Dicho dispositivo comenzó a implementarse hace poco más de quince años en los vehículos de alta gama, aunque en esos tiempos era un poco rudimentario, por lo que el efecto de sus intervención era algo exagerado, por llamarlo de alguna manera.
Por ejemplo, al doblar rápido en una curva se sentía como si casi se detuviera el motor, situación que incomodaba a los usuarios al punto de que todos esos vehículos traían una tecla para desactivar el dispositivo. Era como si se pudiera optar entre “ir seguro” o conducir disfrutando del auto.
Actualmente, gracias al avance en la velocidad de funcionamiento de los procesadores y de la gran dotación de tecnología disponible, en los vehículos más avanzados es tan eficiente la aplicación del ESP que prácticamente su intervención no se advierte durante conducción. Al mismo tiempo, los sistemas producen una gran mejora en función de la seguridad, ya que mantienen al vehículo bajo el control del conductor en circunstancias que anteriormente derivaban en accidentes.
La utilidad del ESP se valora especialmente al circular por caminos de baja adherencia o con superficies cambiantes; en esos casos realiza un gran aporte para evitar situaciones desagradables.
Algunos estudios indican que está consiguiendo disminuir la cantidad de accidentes que se originaban por aquellas causas, motivo por el cual se insiste en que este dispositivo debería estar disponible en todos los vehículos. Ya se está usando en muchas unidades de carga y transporte y, sin dudas, en pocos años será uno más de los dispositivos incorporados en todos los vehículos como actualmente ocurre con el ABS.
De cualquier manera, es importante remarcar que es necesario que los conductores interpreten bien la realidad del camino por donde van a transitar, y en base a ello definan la velocidad de circulación acorde a las características de su vehículo.
De más está decir que no es lo mismo un automóvil pequeño que una camioneta o un camión con carga. La respuesta de cada uno dependerá del peso y de la velocidad de traslación.
Nada es infalible
El ESP trata de evitar las consecuencias de las malas maniobras instintivas que realizan los conductores y que agravan los desplazamientos por su efecto en la rotación de las ruedas, pero todavía, por lo menos en vehículos de producción masiva, no puede combatir contra las leyes de la física, cuando por ejemplo se encara una curva a una velocidad demasiado elevada.
Por eso es bueno seguir disfrutando de la cada vez más fácil tarea de conducir vehículos y aprovechar todas las posibilidades que éstos nos ofrecen, pero siempre sin olvidar que depende de las actitudes y decisiones de cada uno para conseguir la mayor seguridad para sí y para quienes los rodean.
Leyendo la revista del mes de julio veo que resaltan lo cara que es la Honda CR-V (u$s 79.000). No tengo esa plata, pero me gustaría saber a qué tipo de dólar me tomarían los pesos en la concesionaria. Gracias.
Todos los cero kilómetro cuyo precio está expresado en dólares estadounidenses, al momento de la transacción debería contemplarse la cotización oficial del momento según el Banco Central. Sin embargo, lamentablemente durante los últimos meses se han experimentado sobrados casos de sobreprecio, incluso algunos concesionarios llegaron a solicitar únicamente dólares físicos para cerrar una operación.