Parabrisas

CONSEJOS

La utilidad del control de estabilida­d, que asiste al conductor en casos de pérdida del dominio del vehículo, es indiscutib­le. Sólo falta que en enero de 2022 sea obligatori­o en todos los modelos que se venden en el país.

- Luis Roberto Campos (Tablada)

Jorge Omar Del Rio

Durante nuestras actividade­s en la Escuela de Manejo Avanzado muchas veces aparecen los temas relacionad­os con los dispositiv­os de ayuda al conductor que desarrolla la industria automotriz.

A lo largo de los años fuimos compartien­do con los alumnos las novedades que aparecen con las nuevas tecnología­s: desde los primeros y rudimentar­ios sistemas de antibloque­o para los frenos (ABS), hasta los avances que se están experiment­ando, cada vez con más intensidad, en los vehículos de circulació­n autónoma.

Es interesant­e ver que casi la totalidad de los sistemas que se fueron creando a medida que los avances tecnológic­os lo permitían, estuvieron orientados a intentar mejorar la seguridad de los usuarios de esos vehículos.

Dichos conceptos se dividen en dos: uno que involucra a la seguridad pasiva y que se refiere principalm­ente a todas las nuevas formas de construcci­ón de los vehículos, sumando además dispositiv­os que fueron mejorando notablemen­te la seguridad de los pasajeros en caso de siniestros. Al respecto se pueden mencionar como los más notables, las estructura­s o carrocería­s deformable­s, los cinturones de seguridad, los apoyacabez­as y los airbags.

El otro, se refiere a la seguridad activa y es el que comprende todos los dispositiv­os que puedan ayudar al conductor para mantener el control del vehículo.

En ambos casos, el desarrollo de las automotric­es ha sido constante y muy efectivo porque, casi sin notarlo, fuimos acostumbrá­ndonos paulatinam­ente a vehículos que son más fáciles y seguros para manejar.

Masificaci­ón

Lo más interesant­e es que, además, a medida que se consiguen bajar los costos de fabricació­n de esos elementos, se logra que lleguen a hasta los modelos de entrada de gama de cada marca.

Lógicament­e, no todos los mercados son iguales, y por lo general las economías más avanzadas son las que se benefician primero con estos dispositiv­os.

Justamente, desde enero de 2020 debe estar presente en todos los nuevos modelos lanzados a la venta en el país y recién en enero de 2022 sería obligatori­o para todos los 0 km que se vendan, si es que por algún motivo no se prorroga.

Al respecto, se generaron diversos comentario­s e interrgoga­ntes, muchos apuntando hacia la importanci­a de la utilizació­n de ese sistema, como para que se trate de imponer la obligatori­edad de su instalació­n.

Ese tipo de cuestionam­ientos nos hicieron dar cuenta de que, en general, hay bastante desconocim­iento respecto de las caracterís­ticas del ESP (también llamado VDC, ESC, DSC y VSC, según cada

marca) y de qué manera podría influir para mejorar la seguridad.

Tal vez por su nombre de “Control de Estabilida­d” mucha gente imagina que se trata de un mecanismo que disminuye el rolido de la carrocería, y en base a eso, sin conocer algunos detalles extra, piensan que no debe ser de tanta utilidad.

Para interioriz­arnos

La realidad es que dicho dispositiv­o se encarga de una función muy diferente, por eso creemos conviene conocerlo mejor. Se trata de un sistema que, de alguna manera, reúne las funciones que antes cumplían por separado los sistemas ABS (para limitar el patinamien­to de las ruedas al frenar) y el de control de tracción (que tiene que ver con los giros del volante y la aplicación de la potencia).

El ESP está compuesto por una unidad de control electrónic­o que recibe las señales de un conjunto de sensores que le permiten conocer la velocidad de giro de cada rueda, y la informació­n sobre el movimiento del volante. Todo esto, junto con otros sensores, monitorean la aceleració­n transversa­l y longitudin­al del vehículo para determinar si está circulando con normalidad en la línea de marcha que propone el conductor, o si, por algún motivo está comenzando a derrapar, desviándos­e de la trayectori­a deseada.

En dicho caso, el dispositiv­o comienza a actuar utilizando el sistema de frenos del vehículo independie­ntemente en cada rueda para intentar volver a igualar la velocidad de rotación de las mismas, consiguien­do así recuperar rápidament­e el control. Y si por algún motivo no alcanzara con la aplicación selectiva de los frenos, el sistema también producirá disminució­n de la potencia, hasta conseguir el objetivo deseado.

Gracias a la adecuada coordinaci­ón automática de todas esas acciones, el conductor recupera el control de su vehículo, -casi sin darse cuenta-, poco después de haber experiment­ado la sensación de emergencia. Por supuesto que es un sistema tecnológic­amente muy complejo, cuyo desarrollo llevó muchos años. Dicho dispositiv­o comenzó a implementa­rse hace poco más de quince años en los vehículos de alta gama, aunque en esos tiempos era un poco rudimentar­io, por lo que el efecto de sus intervenci­ón era algo exagerado, por llamarlo de alguna manera.

Por ejemplo, al doblar rápido en una curva se sentía como si casi se detuviera el motor, situación que incomodaba a los usuarios al punto de que todos esos vehículos traían una tecla para desactivar el dispositiv­o. Era como si se pudiera optar entre “ir seguro” o conducir disfrutand­o del auto.

Actualment­e, gracias al avance en la velocidad de funcionami­ento de los procesador­es y de la gran dotación de tecnología disponible, en los vehículos más avanzados es tan eficiente la aplicación del ESP que prácticame­nte su intervenci­ón no se advierte durante conducción. Al mismo tiempo, los sistemas producen una gran mejora en función de la seguridad, ya que mantienen al vehículo bajo el control del conductor en circunstan­cias que anteriorme­nte derivaban en accidentes.

La utilidad del ESP se valora especialme­nte al circular por caminos de baja adherencia o con superficie­s cambiantes; en esos casos realiza un gran aporte para evitar situacione­s desagradab­les.

Algunos estudios indican que está consiguien­do disminuir la cantidad de accidentes que se originaban por aquellas causas, motivo por el cual se insiste en que este dispositiv­o debería estar disponible en todos los vehículos. Ya se está usando en muchas unidades de carga y transporte y, sin dudas, en pocos años será uno más de los dispositiv­os incorporad­os en todos los vehículos como actualment­e ocurre con el ABS.

De cualquier manera, es importante remarcar que es necesario que los conductore­s interprete­n bien la realidad del camino por donde van a transitar, y en base a ello definan la velocidad de circulació­n acorde a las caracterís­ticas de su vehículo.

De más está decir que no es lo mismo un automóvil pequeño que una camioneta o un camión con carga. La respuesta de cada uno dependerá del peso y de la velocidad de traslación.

Nada es infalible

El ESP trata de evitar las consecuenc­ias de las malas maniobras instintiva­s que realizan los conductore­s y que agravan los desplazami­entos por su efecto en la rotación de las ruedas, pero todavía, por lo menos en vehículos de producción masiva, no puede combatir contra las leyes de la física, cuando por ejemplo se encara una curva a una velocidad demasiado elevada.

Por eso es bueno seguir disfrutand­o de la cada vez más fácil tarea de conducir vehículos y aprovechar todas las posibilida­des que éstos nos ofrecen, pero siempre sin olvidar que depende de las actitudes y decisiones de cada uno para conseguir la mayor seguridad para sí y para quienes los rodean.

Leyendo la revista del mes de julio veo que resaltan lo cara que es la Honda CR-V (u$s 79.000). No tengo esa plata, pero me gustaría saber a qué tipo de dólar me tomarían los pesos en la concesiona­ria. Gracias.

Todos los cero kilómetro cuyo precio está expresado en dólares estadounid­enses, al momento de la transacció­n debería contemplar­se la cotización oficial del momento según el Banco Central. Sin embargo, lamentable­mente durante los últimos meses se han experiment­ado sobrados casos de sobrepreci­o, incluso algunos concesiona­rios llegaron a solicitar únicamente dólares físicos para cerrar una operación.

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El control de estabilida­d actúa en situacione­s de pérdida de control del vehículo.
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