Evolución de los silenciadores
El silenciador de los gases de escape en los automóviles fue inventado por el ingeniero norteamericano Milton Reeves en 1897 ante la urgente necesidad de evitar el ruido ensordecedor que producían los motores de los "carruajes sin caballos", que asustaban a los animales y que molestaban sobremanera a la gente. En los primeros automóviles, los gases de escape eran acumulados en una gran cámara donde las ondas se amortiguaban al chocar contra las paredes, y salían por un tubo aplastado en forma de cola de pez. Actualmente, los silenciadores operan según el principio de absorción o de interferencia entre las ondas sonoras.
Los silenciadores de absorción son cajas que contienen lana de vidrio o madejas de virutas metálicas; las ondas sonoras, al pasar por estos materiales son amortiguadas por rozamiento. Los silenciadores de este tipo se denominan también de flujo directo y presentan una doble contrapresión. Algunas veces se inserta una cámara antes de la salida para evitar las resonancias a ciertos regímenes de rotación. El peligro de estos silenciadores es que el material absorbente se descomponga al paso de los años y pueda ser expulsado después por el caño de escape. Por este motivo, las normas de la Unión Europea prevén, además de la medida del límite sonoro (82 dB), una prueba de duración con la comprobación de la integridad del silenciador.
Los silenciadores de interferencia, los más utilizados en la actualidad, se basan en los siguientes sistemas: interposición de cámaras en serie, diseño de laberintos y desviadores de ondas e interferencias con flujo inverso de gas. En la práctica , la reducción del ruido en este caso se obtiene no solo por el fenómeno de rozamiento, sino también por la interferencia entre las diferentes ondas sonoras, de manera que se consiga una anulación o una amortiguación recíproca.
En muchos modelos de automóviles los silenciadores asocian los sistemas de absorción y de interferencia en la misma unidad.