“Hay prejuicio contra el musical, no lo entienden porque no lo experimentan”
El actor, autor y director de musicales Hernán Espinosa habla sobre los 15 años de la puesta Frankenstein. También, del desarrollo local del género y de la ópera rock sobre la Reforma Universitaria.
La historia y la actualidad del teatro en la ciudad es prolífica pero dentro de las artes escénicas el género musical no ha sido muy transitado. Puestos a señalar un referente, el nombre de Hernán Espinosa -actor, autor y director- aparece como el gran propulsor.
Por estos días se cumple un número importante en la carrera de Espinosa: 15 años del estreno de Frankenstein, su primera obra de comedia musical. La gala de celebración contará con más de 70 artistas en escena y tendrá el formato de antología: una recopilación de escenas de diferentes puestas como Cumbres Borrascosas, Los Tres Mosqueteros y Mi Banda Sonora. La cita es el martes 26 de septiembre a las 21, en la Sala Carlos Giménez del Teatro Real. En lo que sigue, una versión condensada de la entrevista de PERFIL CORDOBA con Espinosa en la que se refiere a la puesta, a los prejuicios sobre el musical y sobre la ópera rock que está produciendo a propósito de los 100 años de la Reforma Universitaria.
–¿Cómo va a ser la celebración?
–Desde 2002 hasta ahora no paré de hacer este género, por lo que me pareció bueno festejarlo con esta gala. El show va a ser un concierto recopilatorio de los mejores momentos de los musicales: de Frankenstein hasta Mi banda sonora, con invitados especiales como Luis Lima, Juan Iñaki, Martín Monguzzi, todos cordobeses; incluso vendrán amigos que están triunfando en Buenos Aires haciendo musicales, como la protagonista de Chicago, Natalia Cociuffo. También tendremos una orquesta en vivo, con el Coro Municipal de Jóvenes. Será una linda puesta, solo una función. Yo digo que será como mi fiesta de 15.
–¿Cómo llegaste al género?
–Mi familia me llevaba a la ópera en el Libertador, pero también a Margarito Tereré. Conscientemente llegué cuando vi Drácula, de Pepe Cibrián, con el elenco original: Juan Rodó, Cecilia Milone y Paola Krum. Fue en el ´92 en el Comedia y me voló la cabeza. A partir de ahí me fui interesando en el género. Descubrí que en Córdoba no estaba explotado porque todo pasaba por Buenos Aires. Me interesó por las posibilidades expresivas que tiene y que no tiene el teatro de texto tradicional. El musical ataca todas las zonas sensibles, porque con el poder de la música te transporta, una canción potencia aún más que un monólogo las posibilidades expresivas. Ha sido bastardeado porque hay un prejuicio. Cuando dicen: “Oh, cantan porque sí” es porque tenés un mal musical. En la mecánica de un buen musical tiene que pasar de la palabra hablada a la cantada y luego al baile de la forma más natural posible, que la gente no se dé cuenta. Apunto a la búsqueda de la naturalidad, entre comillas. Por eso es que hay grandes actores a nivel mundial que lo hacen, como Meryl Streep, Hugh Jackman y Glenn Close. En Argentina tenés desde Guillermo Francella a Nicolás Cabré, que ahora está haciendo Sugar. El actor tiene que estar preparado para el paso de la palabra hablada a la cantada. Se dice que cuando el actor emocionalmente no puede con la palabra hablada, canta y cuando no puede más, baila.
–¿Qué condicionamientos impiden que el desarrollo del musical aquí sea mayor?
–Todo nace desde el prejuicio: presuponen que el musical sí o sí necesita un despliegue de vestuario, una escenografía enorme. Pepe Cibrián siempre dice que podés hacerlo con una vela y un actor al piano. No te hace falta la grandilocuencia. Obviamente que las condiciones de producción son muy distintas al teatro de texto porque, por ejemplo, si tenés músicos en vivo necesitás micrófonos especiales y yo los traigo desde Buenos Aires, porque acá no hay.
–También influye la concepción de cómo debe ser el teatro. En Córdoba hay un gran desarrollo del teatro independiente y al teatro comercial se lo mira con cierto desdén, ¿es así?
–Por supuesto, el gueto teatral, con mucho respeto, influye. Córdoba tiene una tradición teatral increíble, desde los primeros festivales hasta el del Mercosur de hoy. Siempre digo que parecen no darse cuenta que hasta Bertolt Brecht y Kurt Weill hacían musicales. La ópera de dos centavos lo es. Es más, si nos remontamos más allá, el mismo género teatral nació entre cantos y bailes en honor a Dionisio. Pero creo que es un prejuicio: no lo entienden porque no lo experimentan.