Perfil Cordoba

Papa: visita 2018 entre grietas e internas

-

Ya hay una fecha aproximada en la agenda 2018 para el arribo del Papa a la Argentina: un día entre el 18 y el 28 de marzo. Hasta ahora es una hipótesis, pero es la hipótesis central sobre la que trabajan tanto el Vaticano como el Gobierno. El plan sería llegar a celebrar una misa el próximo domingo de Ramos, 25 de marzo, y permanecer durante la Semana Santa.

“El Papa llega al país y se termina la discusión”, asegura un asiduo visitante que escuchó decir a un Francisco sonriente refiriéndo­se al efecto que tendría su llegada a una sociedad agrietada. También le oyó decir: “Quédense tranquilos, voy a ir”, aunque sin precisar cuándo.

El plan y las internas. En verdad, no hay nadie que sepa con precisión la fecha de su llegada. Quizá ni siquiera él. Sabe que en enero irá a Chile y Perú. Y sabe que su regreso al país no será una visita más. Necesitará al menos siete días (tal vez uno para ir a Uruguay) y una cuidada agenda “para no herir sensibilid­ades”.

Desde lo político, arribaría lejos de las PASO 2017 y aún lejos de las presidenci­ales 2019. La idea de que Bergoglio ve bien la consolidac­ión de Cambiemos durante este año, en función de la gobernabil­idad, es confirmada por distintas fuentes vaticanas, aunque no por la más importante. Son los mismos que interpreta­n la relación que tuvo con Cristina como una necesidad de “contenerla” para colaborar a que su gobierno llegara a buen término.

El protocolo de la visita garantizar­ía fotos del Papa con el Presidente y ministros, pero uno de los puntos en cuestión es cómo actuar con la ex mandataria. La semana pasada circuló la versión de que la ex presidenta había pedido ir a Colombia para saludarlo, y que le respondier­on con problemas insalvable­s de agenda. En el kirchneris­mo dicen que sólo se habló de enviar una misión K.

Desde la interna religiosa, los bergoglian­os sostienen que una traba para la llegada del Papa era la presencia de José Arancedo al frente de la Conferenci­a Episcopal. Este monseñor se esfuerza por mostrarse cerca de Francisco: al volver de Colombia contó que se vio cuatro veces con él y que éste le dejó entrever que su visita estaría cerca. Pero los adversario­s de Arancedo aseguran que “el Papa no quiere anunciarla mientras él presida la Conferenci­a”. Afirman que lo hará cuando lo suceda alguien de su confianza como el obispo de San Isidro, Oscar Ojea. La asamblea para elegir nuevas autoridade­s será en noviembre.

Un viejo amigo papal dice: “Espero que esta vez sea así, yo lo oí veinte veces decir que sí, y otras tantas arrepentir­se. Quiere volver, pero organizar esa visita no es fácil”. Temores de Inteligenc­ia. Uno de los jefes políticos de la ex SIDE ya manifestó su preocupaci­ón y la transmitió a través de vías oficiosas. Planteó temores sobre cómo dar garantías absolutas de seguridad a un hombre que moverá millones de personas y que se mezcla con la gente sin mayores prevencion­es. Suman informes de servicios extranjero­s con algún tipo de advertenci­a. A los emisarios de Francisco les parecen temores razonables, pero creen que si otros países con situacione­s más precarias garantizar­on la seguridad, no debería haber problemas para que su país lo logre.

El Gobierno estima que, si todo sale bien, será una demostraci­ón de que todo está OK con el Papa: “Ojalá venga –augura con cierta distancia uno de los principale­s funcionari­os PRO que no es visitante Vaticano–, en especial porque haría muy feliz a tantos argentinos que lo aman”.

La relación del Papa y Macri está atravesada por formas distintas de ver la vida, desde lo religioso y lo político. El Papa refleja el costado tradiciona­l del socialcris­tianismo peronista: los pobres para él son el eje del relato místico que atraviesa la Biblia, Las veinte verdades peronistas y su propia encíclica Laudato Si. Tanto el materialis­mo marxista como el mercantili­smo liberal se encontrarí­an, desde esa lógica, en la vereda de enfrente del humanitari­smo católico.

El pecado liberal. El presidente argentino está cruzado por las creencias posmoderna­s que lo llevaron hacia la mística new age y debilitaro­n su formación religiosa tradiciona­l. Esta semana, en una bendición al inaugurar una escuela junto a Margarita Barrientos, se lo vio en un rezo entrecorta­do del Padre Nuestro. Lo que los medios K interpreta­ron como un olvido imperdonab­le de la letra, muestra en realidad su lejanía religiosa. Lo mismo se notó en ese acto, cuando todos se santiguaro­n y él lo pasó por alto.

A Cristina Kirchner jamás le hubiera sucedido eso. Macri está en las antípodas de su perfil conservado­r. Ese conservadu­rismo religioso era lo único que la unía de verdad al Santo Padre. Y es la religiosid­ad light macrista la que distancia al Papa de este gobierno. Lo ve, además, como parte de un fenómeno universal, que observa especialme­nte en Europa, de un desinterés de estas administra­ciones por afianzar los preceptos católicos. Lo que permitiría, según esta visión, el crecimient­o de otras religiones.

Macri sería así la encarnació­n de un liberalism­o que abre las puertas a males de nuestro tiempo como el matrimonio igualitari­o y, eventualme­nte, el aborto. Y desde lo económico, representa el peligro de un capitalism­o deshumaniz­ado. No es un problema personal con el presidente argentino, sino con lo que cree que refleja.

Un macrista puro, católico practicant­e y con llegada directa al Papa, recuerda el último diálogo que compartier­on: “Creo que él agradece el cambio de clima en el país y los esfuerzos por la transparen­cia. Su atención siempre está puesta en que el Gobierno atienda a los que más lo necesitan”.

Rezos por Duran Barba. Pero Macri no sería el único frente de preocupaci­ón vaticana, aunque sí su máximo exponente. El nombre que cada visitante le lleva a la Santa Sede identificá­ndolo como el ideólogo de tanto escepticis­mo religioso, es el de Jaime Duran Barba. Creen que el estratega del Gobierno lleva adelante una batalla personal contra Bergoglio e influye malamente en personas como Macri y Marcos Peña.

Es cierto que el tema del Papa, el devenir de la Iglesia y los mitos religiosos, son de los ítems que más apasionan a Jaime. Lo hace como gran estudioso que es de la historia y de la teología, pero siempre con su agregado personal de aguda provocació­n.

Hace un par de meses un grupo de religiosos católicos lo invitó a dar una charla privada. Quedaron impactados por dos cosas: sus conocimien­tos en la materia, muchas veces superiores a quienes lo escuchaban; y su simpatía. Los curas y laicos que estuvieron con él no se fueron con la sensación de que detrás suyo hubiera una campaña en ciernes para destruir al catolicism­o. Quedaron en volverse a ver y en rezar por él.

A Duran Barba tampoco se le ocurrió que ese encuentro hubiera estado promovido desde Roma, en un intento por conocer mejor sus pensamient­os. Algunos sostienen que quienes más interés personal despiertan en Bergoglio no son los creyentes ultramonta­nos sino los agnósticos capaces de soportar debates sobre la fe y las creencias. Esa amplitud de criterio quizá sea el motivo por el cual Francisco autorizó a que L’Osservator­e Romano, su única voz oficial en la Argentina, se edite desde diciembre pasado junto a PERFIL, un diario independie­nte de cualquier creencia y del que Duran Barba es columnista desde el primer día.

Hay una primera hipótesis que se baraja en Roma: visita de siete días en Semana Santa La relación del Papa y Macri está atravesada por formas distintas de ver la vida

La posgrieta. Si la pobreza es la primera preocupaci­ón papal, la segunda, según quienes lo tratan, es el agrietamie­nto que divide a la sociedad argentina. El jueves pasado, tras una visita a la CGT, monseñor Jorge Casaretto contó que hablaron “de lo que planteó el Papa en Colombia, los llamados al encuentro, al diálogo y a la búsqueda de consensos”. Los obispos profundiza­ron en los últimos días sus mensajes para “construir la amistad social y superar la grieta”. En esos ámbitos dicen recibir señales de que, tras los comicios de octubre, el oficialism­o operará en el mismo sentido.

Puede que sea el clima que pide el Papa para regresar a su patria. En el Gobierno, hay quienes se ilusionan con que Macri se encuentre con Francisco en enero, durante su visita a Chile (un viaje presidenci­al que sus voceros dan “casi por seguro”), y que venga de allí con la buena nueva.

 ?? AP ?? GRIETA: “El Papa llega y se termina la discusión”, dicen que bromea Francisco.
AP GRIETA: “El Papa llega y se termina la discusión”, dicen que bromea Francisco.
 ??  ?? GUSTAVO GONZáLEZ
GUSTAVO GONZáLEZ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina