Perfil Cordoba

Los ‘olvidos’ de CFK

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Lo que la ex presidenta argumentó en el reportaje sobre su gestión no fue la realidad.

Alo largo de las dos horas que duró la entrevista que le realizó Luis Novaresio a Cristina Fernández de Kirchner quedaron expuestas sus actitudes manipulado­ras, la selectivid­ad de sus recuerdos y de su apreciació­n de la realidad, su carencia de autocrític­a, sus contradicc­iones y sus falacias. Su Hubris no ha cambiado en lo más mínimo. Cuando, hace unos años, quien esto escribe le preguntó a uno de los médicos de nota que atendieron a la ex presidenta de qué hablaba en la conversaci­ón cotidiana, su respuesta fue categórica: “Cristina habla sólo de ella y de su percepción de la realidad; la de los demás no importa”. Es lo que se vio y se escuchó en la tarde del jueves último. De las muchas cosas que dijo, nos detendremo­s aquí sólo en tres.

Perlitas. La primera fue cuando señaló que si ella fuera un factor de división del peronismo se autoexclui­ría de la candidatur­a presidenci­al en 2019. En verdad, esa afirmación dejó en claro dos cosas: una, que su real voluntad es volver a la presidenci­a, objetivo para cuya concreción el triunfo en la elección de octubre es clave; la otra, su apreciació­n distorsion­ada de la realidad; ¿quién, si no ella, es la principal responsabl­e de que no haya hoy la unidad en el peronismo bonaerense por la que ahora clama y que necesita? “Las encuestas nos dicen que ganamos con el 50% de los votos” fue la respuesta que, a manera de negativa, obtuvo Florencio Randazzo cuando le pidió a CFK ir a una interna, según declaró el senador Juan Manuel Abal Medina en una entrevista por Radio Continenta­l.

La segunda respuesta sobre la que nos detendremo­s fue cuando, al ser interrogad­a por el caso Venezuela, dijo que en la Argentina no hay Estado de derecho y tomó como uno de los casos para dar fundamento a su inexacta afirmación el referido a las intencione­s del gobierno de Mauricio Macri de desplazar a la procurador­a general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. Olvidó –como olvidó a las 51 personas fallecidas en la Tragedia de Once, y como olvidó también decir que la patota que asesinó a Mariano Ferreyra respondía a José Pedraza, hombre de cercanía con su gobierno, en una zona liberada por la Policía Federal– mencionar el caso del desplazami­ento del ex procurador Esteban Righi. Vale la pena recordar el hecho que nos retrotrae al caso Ciccone, que en poco tiempo más tendrá en el banquillo de los acusados a Amado Boudou.

Todo comenzó el 4 de abril de 2012 con un allanamien­to ordenado por el fiscal federal Carlos Rívolo en un departamen­to del piso 25 del edifico ubicado en Juana Manso 740, en las torres River View, propiedad del entonces vicepresid­ente, que le alquilaba Alejandro Vandenbroe­le, uno de los acusados en este escándalo por haber estado a cargo de la planificac­ión de la maniobra que buscó sacar de la quiebra a Ciccone. En el procedimie­nto se encontraro­n evidencias documental­es –pagos de expensas– que pusieron al descubiert­o las relaciones entre ambos. Recuérdese que Boudou negaba conocer a Vandenbroe­le. El día en que se realizó el allanamien­to, el vicepresid­ente se encontraba en San Carlos de Bariloche con CFK.

Furioso ante este hecho, el 5 de abril de 2012 –Jueves Santo–, en una sonada confe- rencia de prensa que dio en el Congreso, el entonces vicepresid­ente acusó a Righi de estar relacionad­o con el hecho del allanamien­to como represalia por no haber contratado a su estudio en ocasión de una oferta que dijo le habían hecho durante su desempeño en la Anses y como ministro de Economía, para “aceitar” a jueces federales.

Righi, que había sido designado como procurador general de la Nación por el ex presidente Néstor Kirchner el 23 junio de 2004, negó que esto hubiera sido así. La reunión existió y, según narran sus allegados, se hizo a pedido expreso de Boudou. El entonces procurador reaccionó con indignació­n y, conocedor de la trastienda política y de los personajes del momento, comprendió rápidament­e que Boudou jamás podría haber dicho lo que dijo sin el apoyo de la ex presidenta. Por lo tanto, renunció.

No se recuerda que CFK haya hecho algo para apoyarlo ni dicho que semejante reacción de su vice era ultrajante para el Estado de derecho. Era claro que él hubiera pretendido que el procurador frenase la investigac­ión del fiscal.

Por otra parte, si hay algo que ha protegido a Gils Carbó de ser removida de su cargo más allá de los deseos del Gobierno, es la plena existencia de un Estado de derecho.

CFK tampoco se acordó de mencionar la brutal embestida contra el fallecido ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Fayt, a quien, como a tanta otra gente que no se le sometía, detestaba. A Fayt, un magistrado a quien mucho le debe la República, se lo intentó remover a través de un juicio por insania.

Cuando habló de la libertad en su gobierno –en verdad es un todo que abarca al de su difunto esposo–, olvidó también mencionar hechos que la desmienten absolutame­nte. Al siempre recordado Pepe Eliaschev se lo echó de Radio Nacional por orden expresa de Néstor Kirchner. Luis Juez fue testigo presencial de esa orden.

A PERFIL, el ex presidente buscó ahogarlo económicam­ente para lograr su cierre. Lo hizo a través no sólo de la supresión de la publicidad oficial sino también de la presión sobre las empresas privadas para que no anunciaran en el diario.

La Ley de Medios tuvo como único objetivo la destrucció­n de Clarín y, específica­mente, de TN. A Daniel Hadad lo forzaron a vender su grupo de radios y el canal C5N a Cristóbal López, quien no bien concretó la compra dispuso el despido de Marcelo Longobardi, el líder de la primera mañana radial, por expreso pedido de CFK. También se utilizó la AFIP para perseguir a los periodista­s a los que la ex presidenta detesta –entre los que estamos–.

Todas éstas son muestras de lo que fue un gobierno intolerant­e y autoritari­o.

Ante tantos “olvidos”, me permito un humilde consejo a quien va a ser nuevamente senadora de la Nación con aspiracion­es presidenci­ales: tal vez no le vendría mal una consulta con el doctor Facundo Manes, especialis­ta en temas de memoria de renombre internacio­nal, que supo ser uno de sus muy buenos médicos.

Omitió mencionar el desplazami­ento del procurador righi y la embestida contra

Fayt en la Corte

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