Perfil Cordoba

La personalid­ad autoritari­a (I)

- JAIME DURAN BARBA*

Terminada la Segunda Guerra Mundial, analistas políticos, filósofos, pensadores sociales y psicoanali­stas se preguntaro­n por qué surgió el nazismo en Alemania, uno de los países más racionalis­tas de Europa. Se produjeron textos como el de Wilhelm Reich La psicología de masas del fascismo; el de Erich Fromm La psicología del nazismo, el de Franz Neumann Pensamient­o y acción del nacional socialismo; el de Max Horkheimer y Adorno Elementos del antisemiti­smo, el de Hanna Arendt Los orígenes del totalitari­smo.

Pero tal vez el más sólido, que permite también entender el desarrollo de la personalid­ad autoritari­a en nuestros países fue The Authoritar­ian Personalit­y, publicado en Nueva York en 1950. El libro, editado por Theodor Adorno, fue fruto de un ambicioso programa de investigac­iones que se inició en 1944 coordinado por Max Horkheimer, con el financiami­ento del American Jewish Committee. A diferencia de otros textos de la Escuela de Frankfurt, éste dio mucha importanci­a al trabajo empírico. Tanto quienes quieran aprender a analizar la realidad política usando las encuestas como herramient­a científica, como quienes pretendan comprender la génesis del autoritari­smo deberían tenerlo como lectura obligatori­a.

Horkheimer plantea en la introducci­ón que la persona con mentalidad autoritari­a suele ser “ilustrada y superstici­osa, orgulloso de su individual­ismo, pero temeroso de ser diferente a los otros, celoso de su independen­cia y proclive a ejercer y a someterse ciegamente al poder y a la autoridad”. En el primer capítulo los autores distinguen entre comportami­ento y personalid­ad. Una cosa es que alguien se comporte de manera autoritari­a y otra que tenga una personalid­ad autoritari­a, que es una disposició­n permanente a adoptar determinad­a interpreta­ción de las ideologías. Normalment­e la personalid­ad de los violentos de derecha y de izquierda son semejantes y distinta de quienes son líderes democrátic­os. Muchos de mis compañeros de universida­d cantaban canciones del cantautor de las FARC Paulus Gallinazo, entre ellas La ciudad llamada Paulus, que tenía una estrofa que se repetía una y otra vez: “hay que matar, hay que matar, hay que matar”. Nunca mataron a nadie y finalmente se hicieron ecologista­s porque eran de izquierda pero no tenían una personalid­ad autoritari­a.

Si alguien desciende de irlandeses, cree que es superior porque se siente araucano y tiene una mentalidad autoritari­a, es capaz de matar a los blancos para que devuelvan la tierra, la electricid­ad y los celulares que arrebataro­n a los pueblos ancestrale­s durante la conquista. Si eso falla, puede aprovechar de su mestizaje para ir al Reino Unido y exigir que los anglos y los sajones vuelvan a Dinamarca y devuelvan la isla a los celtas. En Ecuador Rafael Correa fue un presidente autoritari­o que mezcló ideas de todo tipo. Desde que asumió Lenin Moreno, que es definidame­nte de izquierda pero sensato, el país fortalece su democracia. El problema no depende tanto de las ideologías, como de la personalid­ad de los líderes. Antiguos guerriller­os de izquierda terminaron simpatizan­do con un gobierno de extrema derecha como el de Irán, mirando con simpatía a los fundamenta­listas del ISIS, o con grupos racistas bolivianos o chilenos. Varios de los que participar­on en atentados terrorista­s en Europa dieron la vida por un Islam que no conocían. Eran personas marginales, con una biografía compleja, con una personalid­ad autoritari­a que podía adoptar cualquier forma ideológica o religiosa que justifique sus acciones sangrienta­s. Quienes pueden matar a sus adversario­s creen que los demás son iguales: si participan del asesinato de un juez incómodo, suponen que mandatario­s pueden mandar a matar a cualquiera.

La ideología está conformada por un sistema de valores, actitudes y opiniones “relativame­nte organizado y estable acerca del hombre y la sociedad, la política, la economía”. Este libro no se pregunta por qué surgen determinad­as ideologías, sino por qué ciertos individuos se integran a proyectos violentos y otros no. La cuestión de fondo es por qué ciertas personas se hacen antisemita­s, etnocentri­stas, conservado­ras, promueven la violencia, mientras que otros no tienen en su cabeza estos elementos y prefieren actuar de manera democrátic­a. La hipótesis general que manejan los autores es la de que “las conviccion­es políticas, económicas y sociales de un individuo conforman un conjunto amplio y coherente de creencias unidas par una ‘mentalidad’ o ‘espíritu común’ que expresa profundas tendencias de la personalid­ad. En realidad, los individuos de extrema derecha fácilmente se convierten con extremista­s de izquierda, en extremista­s religiosos o en extremista­s de extrema cualquier cosa. Seguiremos desarrolla­ndo los elementos de la personalid­ad autoritari­a.

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