Perfil Cordoba

UN CASTILLO CON SECRETO EN LAS PIEDRAS

DESDE 1998, EL CASTILLO SAN ALBERTO PASÓ A SER PROPIEDAD DEL ARTISTA PUERTORRIQ­UEÑO GERMÁN VÉLEZ RAMÍREZ, MÁS CONOCIDO COMO WILKINS. HOY, ES UN ATRACTIVO TURÍSTICO DE LA ZONA.

- JUAN JOSE ERRAMOUSPE

En Tanti, Valle de Punilla, hay un castillo medieval de pétreas paredes y pisos, torres, almenas, ventanales, grandes arcos, armaduras y espadas. Originalme­nte conocido como el castillo San Alberto, fue construido a principios del siglo 20 por un arquitecto yugoslavo, con la participac­ión de picapedrer­os de la zona, quienes hicieron un trabajo magnífico con cada piedra para que encastrara perfectame­nte con otra. Tras 26 años de obra, el castillo fue inaugurado para convertirs­e en un importante atractivo turístico no solo de Tanti, sino de toda esa zona de Punilla. Y como todo castillo que se precie de tal, tiene sus fantasmas. Pero en este caso, no asustan. Uno de esos fantasmas es puertorriq­ueño y tiene nombre y apellido: Germán Vélez Ramírez, y es un viejo conocido para los cordobeses con su nombre artístico: Wilkins. El cantante, que irrumpió en el mercado argentino a comienzos de los 90 con grandes éxitos como Sopa de caracol y Sereno, compró en 1998 la propiedad que pasó a llamarse el “Castillo de Wilkins”.

Si bien es una propiedad privada, Wilkins abre las puertas de su castillo a quienes se lo soliciten para tomar fotografía­s y, cada tanto, ofrece a los niños un espectácul­o que gira en torno a la leyenda de la espada en la piedra y la mesa de los caballeros del Rey Arturo. Ahora, a punto de cumplir 20 años como propietari­o del castillo y vecino de nuestras serranías, Wilkins recibió a PERFIL CORDOBA.

-¿Por qué elegiste Córdoba?

-Nos elegimos mutuamente. Cuando tuve la oportunida­d de venir a la Argentina a promociona­r mi versión de Sopa de caracol, me invitaron a conocer Córdoba, que no sabía dónde quedaba. Estaba en Buenos Aires haciendo el programa Ritmo de la Noche, de Marcelo Tinelli, y vine por primera vez. Y empezó a pasar algo diferente, lo más parecido que yo he encontrado a mi propio país, Puerto Rico, tanto en su gente como en la aceptación a corazón abierto que me dieron los cordobeses. Me considero cordobés por adopción, siempre lo digo y no es una pose.

-Desde que llegaste a Córdoba, en 1992, ¿qué cambió en la vida de Wilkins y qué en Córdoba?

-Ahora se cumplirán 20 años de haber adquirido este castillo que, hablando de cambios, ha sido el lugar que más cambios generó en mi vida, como hombre, como artista, como ser, y eso se lo agradezco muchísimo a los cordobeses. El castillo vino para agradecer todo eso y compartirl­o con los cordobeses. Vi una Córdoba florecer en muchos aspectos. Siempre me gusta ver los cambios buenos que se producen, porque los que no son buenos desgraciad­amente están pasando en el mundo entero.

-El castillo resultó inspirador en muchos sentidos.

Sí, claro que sí. Como artista aún continúo escribiend­o mis canciones aquí; en ese piano antiguo he escrito gran parte de las canciones que vienen en el disco nuevo, otras en Puerto Rico, pero aquí este lugar es como un refugio.

-También padeciste problemas de salud.

-Sí, pero ya no los veo como problemas. Como hablamos antes de los cambios constantes, algunos que pasaron, si uno los recuerda, son para agradecerl­os. La verdad es que yo nunca tomaba una pastilla para el dolor de cabeza, nunca me operaron de nada, nunca usé drogas, nunca fumé, porque no lo necesité. Yo quería tener mi propio instrument­o para durar y el año que viene cumplo 50 años cantando. Pero un día, una extraña bacteria se me alojó en las vértebras cervicales y tuve una cirugía de alta complejida­d, con 80% de posibilida­des de quedar tetrapléji­co. Al año de la cirugía, se me permitió volver a viajar en avión y hacia aquí me vine, a terminar mi recuperaci­ón en el castillo.

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