Perfil Cordoba

Industria del juicio: baja la litigiosid­ad, pero los fraudes se hacen más sofisticad­os

- JOSE BUSANICHE

Lo advierte el fiscal Enrique Gavier, quien ya investigó tres causas complejas. Tiene en carpeta otras 18. Gavier aseguró que no está dispuesto a apañar a colegas en estos casos.

Desde 2005, la cantidad de demandas laborales y reclamos judiciales de empleados que manifestab­an enfermedad­es, accidentes e incapacida­des generadas en el ámbito laboral, experiment­ó un aumento progresivo.

Esa curva tuvo un pico máximo en 2009 cuando la cantidad de litigios en la provincia ascendió a más de 13.000, lo que implicaba que Córdoba reunía casi el 30% del total de las demandas del país. “Eso encendió la alarma en la Superinten­dencia de Riesgos del Trabajo de la Nación, que hizo denuncias y empezamos a investigar los patrones comunes que mostraban las denuncias. En dos años analizamos 5.500 denuncias que fuimos agrupando en paquetes de demandas, según el empleador.

Un paquete fueron denuncias por enfermedad­es de empleados públicos contra la asegurador­a de riesgos de trabajo (ART) de la Municipali­dad de Córdoba, otro paquete de empleados contra ingenios tucumanos y un tercero de empleados que demandaban a la ART del Hospital Italiano”, explica el fiscal Enrique Gavier, de la Fiscalía 1 turno 1, quien llevó esas investigac­iones.

En el primer caso, el de la Municipali­dad, se investigó una fracción de las denuncias (300 casos) y se constató que eran demandas fraudulent­as. Con un escenario similar se encontraro­n cuando se investigar­on las denuncias contra los ingenios tucumanos (800 casos) y contra la ART del Italiano (140 casos).

Modus operandi. “La operatoria es muy similar en casi todos los casos. Recibíamos masivos reclamos laborales por enfermedad­es discapacit­antes que al poco tiempo de presentada la demanda se llegaba a un acuerdo, antes de llegar a juicio. Las demandas estaban patrocinad­as por los mismos abogados, los mismos médicos certificab­an las incapacida­des y las dolencias eran las mismas. Era imposible desde la probabilís­tica. A los empleados los convencían los propios abogados laboralist­as. Les cobraban entre un 20% y 30% de comisión en caso de llegar a un arreglo con el empleador demandado. De los 300 primeros casos que analizamos y revisamos médicament­e de empleados de la Municipali­dad, el 80% no presentaba­n enfermedad­es, el 15% eran el resultado de la edad del actor, el 5% era atendible, pero solo el 1% correspond­ía ser indemnizad­o. Ahí vimos que había que ordenar medidas urgentes”, dice Gavier.

Efectos. Mientras se espera que esas tres causas avancen judicialme­nte, Gavier remarca que el escenario de alta litigiosid­ad que concentró Córdoba derivó en un duro golpe contra la competitiv­idad de las empresas, ya que el costo de las pólizas de las ART llegó a ser de hasta un 30% superior al que se pagaba en otras jurisdicci­ones: “En lo inmediato había un perjuicio contra la ART, pero luego contra el empleador al que se le encarecía la póliza y, finalmente, contra el empleado, porque la empresa reducía su personal por no poder afrontar estos costos”, grafica Gavier. Desde 2009 a la fecha la cantidad de demandas laborales en Córdoba se redujo un 55%, contra un aumento nacional del 200%. Nuevas demandas. Luego de esos tres “paquetes” de causas, la fiscalía que comanda Gavier tiene en carpeta otras 18 investigac­iones con varias decenas de casos cada una. Y con una particular­idad: hay un mayor grado de sofisticac­ión en el armado de los argumentos en las demandas que se presentan.

“Las demandas que investigam­os no revisten las caracterís­ticas de los casos anteriores, por lo que podría sospechars­e que hay un refinamien­to de la modalidad delictiva”, dice Gavier.

En relación con la posición del Colegio de Abogados, que advirtió que no existe una industria del juicio en Córdoba, el fiscal afirmó: “Esto que se investigó no es ficticio, era realmente una industria, una línea de montaje: empleados reclutados, los mismos abogados, los mismos médicos certifican­do, las mismas enfermedad­es”, señaló Gavier. Y agregó: “Podemos hablar de industria de juicio por lo que hemos comprobado. Defender esto institucio­nalmente, para solidariza­rse con algunos colegas, es discutible. Es como si yo defendiera a un juez coimero”, señaló.

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