Gremios cordobeses, ante el desafío de dar productividad a la hora trabajada
La productividad laboral en dólares por hora trabajada en Argentina es de US$5,87. En un país como Irlanda llega a US$97. ¿Sindicatos están listos para abrir un diálogo diferente?
La reforma laboral esbozada por el Gobierno nacional es, del conjunto de propuestas que trascendieron, la que generó el debate político social más inmediato. Al finalizar la semana quedaron en claro cinco aspectos:
1-La CGT nacional se opone decididamente al proyecto conocido como “borrador”. Argumentan dos motivos centrales: que se modifican puntos medulares de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) y, por otro lado, se altera la filosofía básica del derecho del trabajo, al pasarse de un “derecho tutelar” (protección del más débil, el trabajador) a un “derecho entre iguales” (capital y trabajo).
2-A partir de la visión general anterior, la CGT enfoca sus críticas en cuatro puntos principales: la rebaja de la base de cálculo de las indemni- zaciones y la creación optativa de un Fondo de Cese Laboral; el límite a la solidaridad de la “empresa madre” en las tercerizaciones; el “banco de horas” para compensar los ritmos de producción y la figura del “trabajador autónomo económicamente dependiente”.
3-La estrategia inmediata de la central obrera es estudiar en detalle la “letra fina” de la propuesta del Gobierno y encarar rondas de negociaciones con el Ministerio de Trabajo. La primera fue este viernes y estuvo encabezada por Carlos Acuña, Héctor Daer y Juan Carlos Schmid.
4-Si en las rondas de diálogo con el Gobierno no logran eliminar los puntos que consideran innegociables, el Congreso será la arena del debate de proyectos enfrentados.
5-Las delegaciones provinciales de la CGT, los gobernadores y legisladores son los aliados y canales que utilizarán para intentar un frente común que defienda en el Parlamento una propuesta alternativa.
Las dos corrientes sindicales cordobesas más representativas –la CGT que lidera José Pihen y el Movimiento de Trabajadores Cordobeses que tiene a Rubén Urbano entre sus referentes– ya están alineadas con esta estrategia: “Anticipamos nuestro rechazo a que se violente la Ley de Contrato de Trabajo, aunque estamos dispuestos a dialogar”, aseguraron a Perfil CORDOBA. La kirchnerista CGT Rodriguez Peña (conducida por Mauricio Saillén) se mantuvo en silencio ante la consulta de este diario.
Qué se juega. A la par del conjunto de derechos que defienden los sindicatos para quienes ya tienen empleo, Argentina muestra una realidad donde hay un 33,7% de empleo informal sin ningún tipo de protección social (35% en Córdoba), que no logra ser integrado plenamente al mercado laboral y en riesgo de caer en el drama que ya enfrenta el 30% de pobres.
Entre los múltiples factores que inciden en esto, aparece lo que se llama “productividad”. “En 1950 nuestra productividad era 50% de la de Estados Unidos. Hoy no llega al 30%”, señala Alberto Schuster, director de la unidad de Competitividad de la consultora Abeceb. Sin condiciones de productividad, no hay inversión, no se crean empresas y no se genera empleo genuino.
Más allá del tamiz ideológico o político con que se analice este tema, hay algunos datos concretos que no se pue-
den soslayar: en Argentina, el costo de la hora de trabajo en dólares (US$15) supera ampliamente el valor de lo que se registra en México (US$7) o Brasil (US$10,6), por ejemplo. Al mismo tiempo, la productividad laboral por hora trabajada (o sea, el rendimiento obtenido por ese dinero invertido) es muy baja en el país: se reduce a la mitad respecto de lo que logra el mercado azteca (US$5,87 en Argentina frente a US$12 en México); y la brecha se amplía si la comparación se establece con Chile (US$16), EE. UU. (US$88) o Irlanda, donde la productividad laboral por hora trabajada asciende a US$97.
“La Argentina queda desacomodada: no puede competir con países de industria desarrollada (EE. UU., Irlanda, Japón, etc.), pero tampoco con países de mano de obra más barata y relativamente más productiva (China, Chile, México, Brasil, entre otros)”, explica el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina( IDEA).
Punta del ovillo. La reforma laboral (con sus virtuales aciertos, desaciertos y hasta probables inconstitucionalidades) tiene como foco reducir esta brecha. ¿Es el mejor camino? Los expertos admiten: “No es socialmente viable plantear una estrategia de aumento de competitividad mediante la reducción significativa de los costos salariales; debe lograrse mediante un incremento significativo de la productividad laboral y de la productividad total de los factores”, dice Schuster, de Abeceb.
En estos términos, la agenda del diálogo necesario exige contemplar los derechos adquiridos por quienes ya trabajan, pero también aspectos como costos sindicales, capacitación, litigiosidad, seguridad jurídica, ciclos de producción con metas consensuadas entre capital y trabajo, inversión de capital, innovación, beneficios integrales que mejoran la calidad de vida del trabajador sin poner en riesgo la sustentabilidad del empleo, entre otros ítems.
“Hay menos burocracia y dogmatismo en el intento de percibir lo que es la astrofísica que lo que es la reforma laboral”, dice con agudeza Eduardo Punset, el economista y divulgador científico español que se ha destacado en la BBC y The Economist. Dogmatismo, burocracia, luchas de poder, intereses económicos, política… todo esto atravesará el debate por la reforma laboral. A la hora de darlo, estaría bueno recordar un apunte de Abeceb: “En los últimos 115 años, el crecimiento promedio de la Argentina fue de apenas 1,2% anual”. ¿Será la hora de hacer algo diferente?