“Primera batalla: sentarse a discutir”
—¿Desde su sector, cuáles son los puntos de la reforma que ven más conflictivos?
—Para la construcción, quitarle responsabilidad solidaria a la “empresa madre” es muy perjudicial. Por lo general, en nuestro sector, una empresa grande es la que realiza la estructura básica, pero todo el resto del trabajo se entrega a subcontratistas que son empresas pequeñas que muchas veces se van o no pagan. Si esto ocurre, es responsabilidad de quien lo contrató y quien lo contrató debe responder por ellos. Si esta figura de responsabilidad se quita, entonces se pueden generar perjuicios muy grandes.
—¿Están de acuerdo con la figura del trabajador independiente?
—No, para nada. La creación del trabajador independiente va a dar la posibilidad de que alguien tome a cuatro colaboradores y se formen como pequeñas cooperativas, en las que los aportes van a ser los mínimos y no van a estar ligados a ninguna organización sindical. Estas cosas van a favorecer la tercerización y disminuir el poder de las organizaciones sindicales.
—Pero podría ser una salida para muchos que ahora trabajan en negro…
—Entonces, hay que discutir cómo se va a combatir el trabajo en negro. Hay que analizar si al crear la figura del trabajador independiente, se les dará un año de gracia sin protección social o es el Estado el que se hará cargo de los aportes.
—¿Y qué opinión tiene del “banco de horas”, que busca administrar las horas extras?
—No creo que dé resultados. El que trabaja horas extras es porque necesita incorporar unos pesos extras a su salario; ahora bien, si esas horas van a quedar archivadas en un banco y las van a devolver el día que no haya trabajo, me parece una locura. A veces, los salarios no alcanzan y los compañeros lo equilibran a través de la hora extra, que es la única forma de llegar a fin de mes. Si a esto no se lo reconoce, los trabajadores van a optar por no hacer más extras.
—A partir de ahora, ¿cómo sigue la historia?
—La primera batalla es sentarse a discutir. El movimiento obrero va a tener que ser inteligente. Vamos a tener que aprender a gestionar, a operar políticamente. Todo lo que la CGT no pueda acordar con el Gobierno y subsista como perjuicio para los trabajadores, tendremos que operar en cada una de las provincias -con diputados y senadorespara que ellos sean la expresión de lo que los trabajadores quieren.