Decir éstos “son los jueces que hay” y apaciguarse festivamente con lo que ahora hacen perpetúa el problema
humillar al ex vicepresidente con el video de la detención dentro de su casa (que hasta puede lograr el efecto opuesto). Pienso que muchos de ellos ahora lo tienen borrado de su memoria, pero votaron por el kirchnerismo en 2011, cuando ganó con el 54%, y la amargura es mayor.
Me subleva la grieta tanto de un lado como del otro: tampoco la Prefectura le derribó la puerta al ex vicepresidente ni lo arrancó de la cama, podría haberse calzado y fue su decisión estar descalzo durante el procedimiento.
No me consuela la detención de Boudou. Por el contrario, me recuerda la cuestión de fondo: ¿cómo pudo una persona así ser vicepresidente? ¿Cómo pudo quien eligió a una persona así como su compañero de fórmula haber tenido en un puño a casi toda la Argentina? Pienso en cómo Cristina Kirchner, actuando casi siempre en contra de sus objetivos, duró tantos años. A fin de 2016 me tocó tener de accidental compañera de asiento de avión en un viaje a Europa a la diputada Juliana Di Tullio, famosa kirchnerista por, entre otros gestos, haberse tatuado “No fue magia”, a quien no conocía. Se me presentó y conversando durante la cena en el espacio reducido de un avión me dijo, en otras palabras, que nosotros los periodistas sobreestimábamos a La Cámpora y la estructura kirchnerista porque finalmente ellos no hicieron más que perder una tras otra todas las batallas importantes que pelearon.
Probablemente eran tan agresivos oralmente para esconder que eran profundamente frágiles en sus acciones. Desembocar en 2015 con Scioli como único candidato competitivo es uno de los tantos síntomas de esa inoperancia. No es que no hubiera malvados en esos fundamentalistas sino que mucho antes eran incapaces de lograr sus objetivos. Dilapidaron aquel
54% de votos de la reelección de Cristina Kirchner en un
“vamos por todo” puramente declamativo, porque no pudieron ir por nada.
Pero Cristina Kirchner sí puede lograr blindarse judicialmente con sus fueros de senadora si es que el cuerpo que integrará a partir de diciembre, a diferencia de Diputados, mantiene su práctica de no desaforar a sus miembros hasta que haya sentencia firme en “cuarta” instancia ( juez, cámara, juicio oral, Casación y pronunciamiento de la Corte Suprema), lo que demandará muchos años.
A Cristina Kirchner le cabría