Reformas y monopolio del poder después del congreso del PCCh
Uno de los escenarios probables de aquí a 2050 es que Beijing se consolide como una potencia dominante. Pero hay que asegurarse bien de qué quiere y cómo lo quiere.
El pasado 25 de octubre finalizó el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino. El evento quinquenal tiene trascendencia global porque es la instancia en la que se confirman las autoridades y el rumbo político del gigante asiático.
Como se esperaba, Xi Jinping fue confirmado en su rol de secretario general del partido por un nuevo período. Sin embargo, en la elección del poderoso Comité Permanente de siete integrantes, la mesa chica donde se toman las decisiones más importantes del país, nos encontramos con algunas sorpresas.
Se había vuelto una regla no escrita que el sucesor de la autoridad máxima formara parte del Comité Permanente por lo menos un período, pero como ninguno de los nuevos integrantes cumple con el requisito de la edad, quedan descartados para suceder Xi. A partir de esto, se especula con la posibilidad de que se quede en el cargo más tiempo que sus antecesores, confirmando los temores de muchos observadores sobre la concentración de poder en un solo individuo.
Sin embargo, otras dos sorpresas le quitarían peso a ese argumento. Por un lado, se pasó a retiro a Wang Qishan, el poderoso aliado de Xi al frente de la campaña anticorrupción que afectó a más de 1,5 millones de miembros del partido. En los meses previos al congreso se corría el rumor de que se iba a mantener en la mesa chica haciendo una excepción a su edad, lo cual iba a ser interpretado como la capacidad de Xi para desatender las reglas del partido. Pero esto no sucedió y Wang se retiró. Por otro lado, la nueva mesa chica del partido está integrada en su mayoría por miembros que, si bien no son contrincantes de Xi, tampoco reconocidos confidentes.
Muchos observadores en los últimos años comenzaron a equiparar a Xi con Mao, pero a mi entender la evidencia sugiere negociaciones y mecanismos de control complejos dentro del partido, que exceden el poder de un solo individuo o facción. Esto significa que, si bien China no es una democracia tal como entendemos el término en Occidente, su dirigencia política tiene mecanismos para buscar consensos y readecuar sus estrategias. Con respecto al rumbo político, el congreso planteó la continuidad y profundización de las políticas de los últimos años. En un discurso de más de tres horas, Xi Jinping plasmó sus ideas sobre el modelo de desarrollo chino y los desafíos que enfrenta el país. El gran marco conceptual continúa siendo el sueño chino de revitalizar su civilización, para llegar a ser en el año 2050 líder global.
En palabras de Xi, el futuro es brillante pero existen grandes desafíos. Por ejemplo, la contradicción entre las aspiraciones crecientes de la ciudadanía y una forma de crecimiento inadecuada. El modelo chino continuará haciendo su transformación desde una economía de altas tasas de crecimiento hacia una nueva normalidad donde se crezca de forma más equilibrada en todo sentido. En otras palabras, más enfocada en cómo y no tanto en cuánto. En el plano internacional se continuará impulsando la iniciativa “Un cinturón, una ruta”, una plataforma que une cientos de proyectos de infraestructura, intercambios culturales, corredores económicos, a través de los cuales China proyecta su liderazgo regional. También se incluye un apartado especial para la consolidación de las fuerzas armadas. De acuerdo al mandatario, las fuerzas armadas tienen que estar preparadas para ganar batallas, lo cual es un nuevo indicio de la creciente voluntad de los dirigentes chinos de usar la fuerza en caso de ser necesario.
Estos conceptos se incorporaron en la Constitución del partido como “el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era”. Todo este material se estudiará en los colegios y en la universidad, e incluso se armarán grupos de estudio en las empresas estatales para repasar los discursos de los mandatarios. El objetivo es claro, que todos los estamentos conozcan la dirección política del país y, al mismo tiempo, alimentar el orgullo de la ciudadanía de ser una potencia en ascenso.
Para realizar las reformas necesarias se necesita poder político, y Xi dejó claro que el partido está por encima de todo. En realidad, esto no es una novedad. Es interesante recordar la estrategia utilizada por Deng Xiaoping para llevar a cabo las primeras reformas, hace cuarenta años. Existían pujas dentro del partido, y para poder avanzar tuvo que conformar tanto a la vieja guardia comunista como a las nuevas generaciones, más inclinadas al cambio. La fórmula que le permitió avanzar fue “4+4”, las cuatro modernizaciones: la agricultura, la industria, la ciencia y tecnología y la defensa; y los cuatro principios: la vía socialista, la dictadura del proletariado, el liderazgo del PCCh y el pensamiento de Marx-Lenin-Mao. Si bien no de manera explícita, las modernizaciones y los principios que propone Xi no parecen alejarse demasiado de la fórmula de Deng.
Resumiendo, ¿qué podemos esperar luego de este congreso?
Un pueblo cada vez más orgulloso de sus logros y, al mismo tiempo, con necesidades cada día mayores. La dirigencia política con pragmatismo hará todo lo posible para satisfacer esas necesidades, pero el monopolio del Partido Comunista no se discutirá, con todo lo que eso traerá aparejado. En cuanto a la economía, China no crecerá tan rápido como en décadas pasadas, pero tendrá cada vez mayor participación en la economía del conocimiento. En el ámbito internacional, veremos líderes con vocación de jugar un rol global. Seguiremos escuchando cómo sus funcionarios defienden el libre comercio y el cuidado del medio ambiente, veremos cómo el yuan gana participación en el comercio internacional y cómo, a través de “Un cinturón, una ruta”, China y sus empresas construyen puentes y puertos por todo el mundo… Y posiblemente también veremos alguna demostración de fuerza en alguna de sus zonas en conflicto.
De acá a 2050 pueden pasar muchas cosas, y en uno de los escenarios probables China aparece como una potencia dominante. Por las dudas, asegurémonos de entender bien qué quieren y cómo lo quieren. Estudiar los resultados del Congreso Nacional del partido es un buen comienzo.