Una biblioteca enterrada
La biblioteca roja
Autores: Tomás Alzogaray Vanella, Agustín Berti, Gabriela Halac
Género: Investigación antropológica
Editorial: Ediciones DocumentA, $ 380
A partir de 1976, una de las formas de sobrevivir al horror era deshacerse de los libros que pudiesen ser considerados “subversivos”. Una opción era quemarlos; otra, enterrarlos en un jardín. Entre los tantos que optaron por esto último está el caso de Dardo Alzogaray y Liliana Vanella, una pareja que tuvo que exiliarse en México y cuyo hijo, ahora, cuatro décadas después, decidió aventurarse en una empresa arqueológica poco común: exhumar la biblioteca de sus padres, tarea que realizó junto a Gabriela Halac, el investigador Agustín Berti y algunos miembros del Equipo de Antropología Forense.
Las excavaciones en el jardín duraron varios días y lo que encontraron finalmente los sorprendió a todos. Poco a poco fueron asomando paquetes meteorizados, amalgamados al suelo, atravesados por raíces: lo que otrora fue libro ahora era un detrito cuyo contenido ya no se puede leer, pero en cuya materialidad están inscriptas, muy legibles, las huellas de la destrucción. Por eso prefirieron no restaurarlos: al hacerlo se borraría el testimonio valioso de un objeto histórico –ya no puede seguir llamándose “libro”– que en cierto modo recupera esa “aura” de la que habló Walter Benjamin y, con ella, también una parte de la memoria histórica del horror.
Este libro es una crónica de esa recuperación, e incluye fotos, fichas de investigación arqueológica y entrevistas que los autores les hicieron a Dardo Alzogaray y Liliana Vanella, quien cuenta que cuando volvieron de México intentaron recuperar los libros, pero como no estaban en condiciones los volvieron a enterrar. De todos modos, “haberlos encontrado”, dice, “fue más importante que haberlos encontrado deteriorados”, porque “tiene que ver con esta idea del desaparecido”.