La clase media pagará la factura más cara por los cambios en los impuestos
Los cordobeses de mayor poder adquisitivo deberán ir preparando la billetera para pagar más impuestos patrimoniales, ganancias, aportes jubilatorios y consumos premium más caros.
Aunque aún quedan diferentes instancias legislativas y debates que se anticipan complejos, la reforma impositiva que propone el Gobierno de la Nación, sumada a los cambios tributarios que deben hacer las provincias (para alinearse a los parámetros macroeconómicos nacionales) ya tienen identificado al sector donde impactarán con mayor crudeza: las clases media y mediaalta.
Esto es como consecuencia de que el nuevo diseño impositivo se enfoca en seis puntos fundamentales:
1) Ganancias: se amplió el universo de hechos imponibles y ya no son solo las personas jurídicas, sino también las personas humanas las que serán alcanzadas por algunas imposiciones, respecto de las cuales antes estaban exceptuadas. Esto hará que dueños de empresas comiencen a tributar personalmente por conceptos que, de algún modo, ya están grabados en el marco de su actividad empresarial o tributen por ingresos extra que obtienen en la gestión de la empresa, que antes no tenían carga impositiva.
2) Renta financiera: quedaron alcanzados por nuevos impuestos casi todos los instrumentos financieros de ahorro (Ver “Ahora, resultará más costoso ahorrar e invertir…”).
3) Inversiones: con excepción de la vivienda única, toda transferencia de bienes inmuebles que integran un patrimonio estarán afectados, como así también, los instrumentos de inversión vinculados a la actividad inmobiliaria. (Ver “Ahora, resultará más costoso ahorrar e invertir…”).
4) Contribución de aportes: se eliminó el tope máximo de $82.000 de sueldo sobre el que se realizaban aportes; ahora se contribuye en relación con lo que se gana. Por ejemplo, si el sueldo es de $120.000, el aporte se calculará sobre ese monto. En los hechos y a pesar de que esto es un diferimiento (es el aporte para una jubilación futura), en el corto plazo este cambio opera como una suerte de “impuesto a las ganancias extra”, que para este sector llevará la carga total del 35% al 41,5%.
5) Consumos premium y no básicos con más impuestos: para aeronaves, las alícuotas suben de 10% a 20%; embarcaciones de gama alta (más de $430.000) duplican sus tributos internos de 10% a 20%; motos de alta gama (más de $140.000) también pasan del 10% al 20%. Respecto de bebidas, aún no está nada definido, más allá de la promesa de revisar la situación particular de vinos y cervezas. En principio, quedarían en pie: whisky, coñac y otras bebidas blancas (del 20% al 29%) y espumantes del 0% al 17%. También está en discusión el caso de las gaseosas (pasarían del 4 al 17%). Cigarrillos tendrán una tasa del 70%.
6) Impuestos patrimoniales y servicios provinciales: desde el frente provincial, la clase media recibirá el principal impacto por la actualización de los impuestos Inmobiliarios Rural y Urbano. Respecto del primero, las subas irían del 27% (solo para 6% de productores) hasta el 42% (para una gran mayoría); además, se establecerá una actualización de ese tributo para todos los productores de un 25%, en línea con el alza en el índice de precios. A su vez, el Urbano sufrirá una actualización de entre el 20% y el 22%.
En Córdoba, adicionalmente, la clase media debe evaluar entre sus cargas impositivas esenciales el costo de un servicio básico –el de electricidad– que por sus niveles de actualización y precio final ya actúa como una suerte de “tributo encubierto” en permanente alza. En diciembre se sentirán las consecuencias del último ajuste autorizado, que para los residenciales que consumen 200 kilovatios al mes significará un incremento del 12,15%; y para quienes llegan a 600 kilovatios al mes, el aumento será del 12,97%.
¿Funcionará todo este esquema? Aunque en el corto plazo la reforma impositiva nacional es un “mazazo” a la cabeza de los segmentos de consumo más altos, a mediano y largo plazo, el Gobierno nacional asegura que el gradualismo de otras medidas terminará produciendo una baja global de la presión fiscal del 1,5% en 4 años.
El esquema cerrará, explican los economistas, si la Nación consigue bajar el déficit fiscal y, por efecto del ajuste en el gasto, la economía comienza a crecer sostenidamente. Con crecimiento sólido y medidas adicionales de reducción impositiva (como las que aún restan en las provincias, con Ingresos Brutos y Sellos), a mediano plazo el bolsillo de los que ahora deben aguantar la mayor presión se verían compensados.