La maternidad es el factor de mayor impacto en el “techo de cristal”
Las causas del llamado “techo de cristal”, esa barrera invisible que impide que las mujeres asciendan, fueron analizadas por la economista Marianne Bertrand, de la Universidad de Chicago.
En un análisis con perspectiva de género, Bertrand evaluó que la baja flexibilidad en el mercado laboral explica en su mayor parte las dificultades de acceso para las mujeres con hijos. “La brecha es más alta en esos sectores sin flexibilidad. Eso es lo que está afectando a las mujeres”, indicó. El factor influye más que el sexismo, según los gráficos que presentó esta semana en el Hotel Intercontinental. “El sexismo es un factor pero no se puede explicar todo lo que está pasando a través de esa variable”, aseguró. Y agregó que “las mujeres están más dispuestas a pagar, a ceder, por flexibilidad”.
A la hora de analizar las diferencias de ingresos, también remarcó que los lugares de trabajo más rígidos y con mayores requisitos para trabajar en jornadas prolongadas pagan más.
Por el lado de los avances, citó que la educación ayuda a nivelar el campo de juego. “La educación está jugando a favor de las mujeres”, dijo. Si bien reconoció, a través de distintos estudios, una mayor aversión al riesgo por parte de las mujeres, dejó la pregunta en el aire: “¿Es un tema de naturaleza o de crianza?”.
Bertrand participó de la Reunión Anual de la Asociación de Economía de Latinoamérica y el Caribe (Lacea), organizada en Buenos Aires con la cooperación de la Universidad de San Andrés. Allí también señaló que el diseño anticuado del mercado laboral tampoco beneficia a las mujeres y marcó que la tecnología puede tener un impacto positivo.
En el segmento corporativo, también señaló que, si bien las empresas están tratando de generar más diversidad, al menos a un nivel de mesa directiva, las políticas de cupo no tuvieron resultados satisfactorios.
Susanitas. Entre los rasgos negativos, también marcó –en base a estudios entre alumnas universitarias– que las mujeres solteras se mostraban “menos ambiciosas” cuando se les señalaba que los resultados iban a ser discutidos en sus clases mixtas que cuando eran encuestas anónimas. “Esto es porque muchas mujeres creen que en esa misma clase están sus potenciales maridos y que no está bien parecer ambiciosa o independiente”. Más allá de las risas del auditorio, la brecha entre las respuestas era clara ante la exposición de los resultados.