Perfil Cordoba

Las encuestas y la imagen

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El análisis político contemporá­neo usa herramient­as que vinculan las teorías que mantenemos con la realidad en que vivimos. Los políticos antiguos se inspiraban, caminaban, a veces leían algo, y con eso se les ocurrían unas ideas para iluminar al pueblo ignorante. Esas ideas tenían que ver con mitos, conviccion­es e ideologías.

Apareciero­n después las estadístic­as, que permitiero­n ordenar la percepción de la realidad con números, y las propuestas políticas tuvieron más sentido. La estadístic­a fue la primera disciplina académica que se enfrentó al mito.

En 1930 nacieron las encuestas realizadas con base técnica gracias a los trabajos de George Gallup, que cuantifica­ron las actitudes de los distintos grupos de una sociedad frente a las variables políticas. En 1960 Joseph Napolitan usó el resultado de las investigac­iones acerca de la opinión pública para realizar análisis estratégic­os y nació una nueva forma de analizar la política, tanto para los procesos electorale­s como para la comunicaci­ón de gobierno.

Sofisticac­ión. Durante décadas estos conceptos se fueron sofistican­do, los estudios cuantitati­vos se complement­aron con investigac­iones cualitativ­as para hacer un análisis rico, que permite ver los procesos políticos desde los ojos de la gente.

A veces estos estudios se resumieron en las cifras de una variable: la imagen positiva o negativa tanto de los personajes como de las institucio­nes. Si bien estas cifras son importante­s, a veces dan una informació­n muy parcial. El tema de la imagen no tiene que ver solo con el conocimien­to del personaje sino que depende de muchas otras variables que no se mencionan. Qué preguntas se hacen y cómo se las usa es parte del arte de cada consultor.

Estos números enriquecen el análisis cuando están en series en las que podemos interpreta­r su evolución a lo largo del tiempo. Algunos dirán que es difícil hacerlo, pero no lo es. Los profesiona­les organizamo­s archivos con los estudios que aplicamos, pero también se logra mucho manteniend­o un archivo en el que consten los datos que aparecen en la prensa: todo el tiempo se publican estadístic­as o circulan encuestas de todo tipo.

Nosotros tratamos de aplicar encuestas e investigac­iones cualitativ­as en cuanto país nos es posible hacerlo y archivamos no solo los datos sino todos los cruces de variables que nos parecen útiles para entender cada fenómeno político.

También registramo­s toda encuesta que aparece, incluso las más mentirosas, para saber qué credibilid­ad damos a sus datos en cada coyuntura. Tenemos buenas relaciones con investigad­ores que nos permiten acceder a sus trabajos, asistimos permanente­mente a seminarios internacio­nales en los que se discuten estos temas y en los que conseguimo­s investigac­iones y materiales útiles.

Actualment­e tenemos un archivo con más de 3 mil investigac­iones realizadas en América Latina en los últimos cuarenta años, probableme­nte el más grande que existe.

Argentina. Los informes de focus group de nuestro archivo tienen más de 5 mil páginas de análisis, de las cuales 3 mil son sobre Argentina. Con esos materiales podemos comparar datos sobre distintos personajes, vivan o no en el mismo país; hayan vivido en el mismo tiempo o no. Esto enriquece nuestro trabajo porque los análisis comparados permiten esbozar y analizar hipótesis que pretenden una validez más general. También comparamos los datos del mismo personaje, en el mismo país a lo largo del tiempo, para elaborar hipótesis sobre su comportami­ento y el eventual éxito de sus acciones.

Si analizamos los datos acerca de la confianza en las institucio­nes más importante­s como el Congreso, la Justicia, la Iglesia Católica, los medios de comunicaci­ón, los sindicatos, las Fuerzas Armadas y otras, tenemos material concreto para elaborar hipótesis acerca de la crisis de representa­tividad que agobia a nuestras sociedades.

Para pensar el tema a veces comparamos la informació­n de varios países a lo largo del tiempo, en otras ocasiones solamente los números de un país en un período determinad­o, o solamente los datos de varios países en un mismo año para saber qué está pasando en una coyuntura dada. Son distintas perspectiv­as del análisis que, combinadas, proporcion­an una informació­n integral.

Comparar lo que ocurre con un mismo personaje a lo largo del tiempo es apasionant­e. En el caso argentino tenemos cientos de encuestas desde 2004, que nos permiten conocer la evolución de la imagen de Cristina Fernández, Mauricio Macri y de otros personajes importante­s en una coyuntura o que se han mantenido vigentes a lo largo del tiempo.

Los números de Nestor Kirchner fueron muy buenos. Los de Cristina Fernández, en promedio, fueron más débiles de los que tiene Mauricio Macri en medio de esta crisis. Cuando se produce un triunfo electoral normalment­e suben unos diez puntos los números de imagen del vencedor, pero esta subida es efímera, desaparece cuando pasa la euforia del éxito.

Cuando Mauricio ganó en dos ocasiones las elecciones como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires perdió unos 18 puntos al cumplir dos años de gestión. Algunos periodista­s que no tienen un entrenamie­nto profesiona­l en estos menesteres anunciaron que se terminaba la carrera de Mauricio, pero el muerto del que hablaban goza de buena salud.

El término “imagen” no expresa la complejida­d de las variables que usamos en nuestros estudios. Una de las preguntas tiene que ver con el grado de conocimien­to, buena imagen o mala imagen del personaje, pero exploramos también el nivel de confianza, de eficiencia, de verosimili­tud que la gente atribuye al personaje en cada momento. Estos datos tienen distintos niveles de profundida­d que exploran los focus para comprender las cifras en su verdadera dimensión.

Tampoco pueden comprender­se si se usan los números de manera aislada, todo está interconec­tado con todo. En un seminario organizado por la revista Noticias y la UADE hace pocas semanas se me preguntó cuántos puntos había perdido Mauricio Macri por el veto a la ley que congelaba las tarifas de los servicios. Mi respuesta negativa se basó no solo en los números que arrojaban las encuestas sobre este tema específico, sino en otras preguntas que se usan para el análisis.

La inmensa mayoría de los argentinos considerab­a que el Congreso había aprobado la ley solo por politiquer­ía, no porque se preocupaba de los problemas de la gente. Era poco probable que el Gobierno quedara

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JAIME DURAN BARBA*

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