Perfil Cordoba

La mujer del Gordo Valor: “No lo perdono si vuelve a delinquir”

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Nancy Colazo está hace 30 años con él. Confiesa que no les quedó nada de lo que él se robó y que la cárcel le quitó la posibilida­d de ser madre.

—No, no. No es eso. Llama mucha gente acá.

—¿Quiénes lo llaman? —Gente que no tiene que llamar de los penales. Llaman para saludarlo, pero yo les corto. No quiero saber más nada de nadie. Es como una mezcla de cosas, estoy contenta a su vez que esté aca.

—¿Y cómo lo ves a él?

—Está tranquilo, cambiado. Tiene diabetes y presión alta. Ya no es un pibe, tiene 64 años. Ya está, ya no va a hacer más nada. Con ayuda de todos va a salir adelante.

—El manifestó que una vez que uno fue ladrón, nunca más deja de serlo. ¿Lo perdonaría­s si vuelve a delinquir?

—No (se pone seria). Y se lo dije, ya no doy la cara por vos (con risas ahora). Ya está, ya estuve toda la vida detrás de él.

Luis Valor lideró la Superbanda que entre los 80 y los 90 asaltó 23 bancos y 18 camiones blindados. En 1994 protagoniz­ó una fuga de la cárcel de Devoto y tuvo en vilo a la llamada Maldita Policía. Conoció además, los penales de Caseros, Olmos, La Plata, Florencio Varela, Melchor Romero, Junín, Campana y Urdampille­ta, en estos dos últimos, cumplió su última condena de casi cuatro años. Si los días delictivos de Valor se cuentan a punta de escopeta, ametrallad­oras o fusil FAL, entrando, saliendo y fugándose de la cárcel; los de Nancy trascurrie­ron yendo y viniendo de los penales, con viajes –muchas veces– de larga distancia, como lo hizo por última vez el pasado 5 de julio, cuando hizo 380 kilómetros hasta las inmediacio­nes de Bolívar.

“Es como es”, dice Nancy cuando se le pregunta por esta relación que sabe de intervalos y está llena de charlas, llantos, discusione­s y abrazos en reclusión. “Yo lo fui a ver todas las veces que pude los fines de semana. Después, el tiempo que tenía en mi casa me lo ocupaba para no pensar. Cuando estuvo en Junín me iba jueves, viernes, sábado y el domingo me volvía”, cuenta esta mujer, quien también estuvo presa debido a las andanzas de Valor. “En el 87 nos detuvieron a los dos. Estuvimos cinco meses y medio, cuando hallan la casa que estaba a mi nombre en Garín”, rememora. “Salimos el 5 de diciembre de ese año y él vuelve a caer... –sigue diciendo aunque con dificultad para acordarse– en el 88 o 89. Después volvimos a caer juntos en Gualeguayc­hú, en enero del 92. Ahí le dieron 15 años y yo salí enseguida”. En todo este tiempo, fue moneda corriente para ella, una vez al mes, tener que verse con Valor, como su nombre lo indica, en las visitas íntimas. “Es como si fueras a un hotel, pero en la cárcel”, suelta. Y agrega enseguida: “No, nunca te acostumbrá­s”.

—¿No renegaste de todo esto alguna vez?

—Renegás a full, lo hice muchas veces. Pero bueno, yo siempre estuve al lado de él. No delinquien­do; pero estuve.

—¿Cómo fue ese primer momento cuando te enteraste que ése era su “trabajo”?

—¿Cómo fue...? ¡Qué pregunta, no! Y bueno, él ya tenía su vida, era así. Ya era grande y sabía lo que hacía. No lo pude cambiar. Yo era chica, tenía 21 años. El me lleva diez años. —¿Cómo se conocieron? —En 1985. Fue en un baile, en una rockería de Don Torcuato, ruta 202 y Panameri-

“Cuando había dinero me regalaba

casas, autos, collares, anillos... ibamos a cenar”.

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FOTOS: MARCELO ABALLAY RELAX. Miércoles 12 de septiembre, 18 horas, Luis Valor posa junto a Nancy, su mujer, en la casa de ambos en Villa Rosa, Pilar.

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