“Le pedimos al director que no se revictimice a las víctimas”
A pesar de que no participamos del guión de la película, en el acuerdo que firmamos dejamos en claro dos condiciones: por un lado, la protección de las víctimas, que no haya una revictimización, ya que en su momento la hubo por parte del abusador, de la Policía, de la Justicia y de la sociedad. Eso era una condición fundamental. Cuando escribimos el libro justamente quisimos que esto no quedara en la nada. Había una sociedad que tenía en su Estado una desidia realmente notable a la hora de tratar los casos de abuso. Respecto a Sajen es una persona que vivió una vida muy difícil, criado en una familia en que la violencia era la trama natural. Su padre conoció a su madre y la impresión que nos da es que fue secuestrada, porque cuando llegan al barrio él tenía 39 y ella 14. Incluso los vecinos cuentan que ella varias veces se escapó y cada vez que volvía era víctima de fuertes golpes. La trama de la vida de los Sajen tiene dos etapas. En la primera, donde pese a todo, laburan mucho y están con el padre. La pasan mal pero logran remar las circunstancias de este país, hasta que de repente los chicos empiezan a vincularse con el mundo del delito. Sajen comienza a cometer delitos y en un momento de su vida comete la primera violación en el año 1985. En el '90 y '91 comienza a gozar de salidas transitorias y comete su segunda violación. A partir de allí Sajen comienza a vivir del delito y a violar de manera sistemática y organizada. Sajen fue el violador más importante de América Latina según mis registros. Una de sus particularidades fue que era un violador organizado, que no cometió homicidios.