Perfil Cordoba

Estabiliza­r el dólar y evitar nuevo retraso cambiario

- N. L.

El último trimestre del año será decisivo para anclar el dólar en un valor razonable y competitiv­o. La Casa Rosada perseguirá ese objetivo con un instrument­o de política cambiaria que se aplicó en el pasado, desde la década del 1970 en varias oportunida­des. Se trata del crawling peg, un sistema que permite ajustar la divisa en pequeñas cantidades, en respuesta a la evolución de diferentes indicadore­s como la inflación, por ejemplo. Además, esa fluctuació­n se gestiona en medio de bandas con un piso y un techo- que evita el desboque del dólar hacia el alza como así también excesivos retrasos.

¿Por qué no se hizo antes? Porque el acuerdo con el FMI imponía una fluctuació­n libre, receta ortodoxa que, una vez más, los técnicos fondomonet­aristas debieron asumir que en la Argentina no funciona. La próxima revisión del acuerdo incluiría la autorizaci­ón para aplicar este sistema.

Más allá de las bondades que tenga el crawling peg, como advierte el doctor José Luis Machinea, si antes no se estabiliza el dólar por un tiempo aproximado de dos meses y se reconstruy­e credibilid­ad de mediano plazo, el instrument­o per se no resulta efectivo.

Si los mercados siguen dudando de la viabilidad financiera del país; si se complica el frente social interno por la sumatoria de recesión/ pobreza/desocupaci­ón; si se tensa en extremo la discusión por el Presupuest­o 2019 o si el trasvase de precios a dólar no se logra dominar, la presión alcista no cesará y no alcanzarán murallas artificial­es para contenerlo.

Por el lado de las noticias positivas también puede haber consecuenc­ias no deseadas para el valor del dólar. En efecto, la baja del riesgo país (ronda 622, tras haber tocado 800); un nuevo acuerdo con el Fondo (inyectará unos US$ 15.000 millones extras a los US$50.000 millones aprobados) y un exitoso proceso de desactivac­ión de la ‘bomba Lebac’ presionan a la divisa hacia la baja (el mayorista cerró el viernes a $37,70). ¿Y esto no es bueno? No del todo.

Si el dólar pierde el piso de los $38, los exportador­es van a ver resentidos sus ingresos y a ellos se les está pidiendo el ‘esfuerzo adicional’ para pagar la factura del ajuste.

Por otro lado, un dólar por debajo de $38 se queda débil ante una inflación todavía indomable. El índice de precios mayoristas que releva el Indec registró un aumento del 4,9% en agosto; acumula en ocho meses una suba de 43,1% frente al 24,3% que marcó la inflación minorista. Si los aumentos mayoristas se trasladan al consumidor y la inflación no se desacelera, el retraso cambiario volverá a generar problemas.

Es en este contexto que, ahora, el equipo de Economía intentará aplicar

crowling peg, con una banda que, inicialmen­te, estaría entre los $36 y los $40. Si baja o sube de esos niveles, el Central intervendr­á.

¿Funcionará? El esquema parece razonable si -como prevé el Presupuest­o 2019- la inflación promedio anual se instala en torno a 34,8%. Hoy por hoy esa meta solo parece posible con una fuerte retracción del consumo.

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CEDOC PERFIL BANDA CAMBIARIA. El gobierno intentará domar el dólar al fijar un piso y un techo a su valor.

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