Al igual que Wagner, Roggio pide que no utilicen su confesión
Carlos Wagner no es el único empresario que admitió pago de sobornos a ex funcionarios kirchneristas en la causa de los cuadernos y que ahora solicita que sus dichos no sean utilizados en su contra en otra investigación sobre posibles coimas. Lo mismo pidió Aldo Roggio, uno de los empresarios de mayor renombre en el expediente del juez Bonadio, confirmaron fuentes judiciales a PERFIL. Ambos fueron indagados por el juez Sebastián Casanello por las sospechas de coimas para quedarse con contratos de obras millonarias de Aysa en 2008 y 2009.
Al igual que Wagner, Roggio también está procesado en la causa de las plantas de Aysa por cartelización de las licitaciones públicas. Wagner era socio de la brasileña Camargo Correa y Roggio de la también brasileña Odebrecht junto a Supercemento y Cartellone.
Wagner fue un hombre clave en la obra pública entre 2004 y 2012, cuando presidió por orden del entonces ministro Julio De Vido la estratégica Cámara Argentina de la Construcción (CAC). El crecimiento de Esuco, su principal compañía, fue central en esos años. Se convirtió en un millonario del club de las constructoras más beneficiadas. Cuando la Policía Federal allanó una de sus propiedades, en la calle Juana Manso al 400, en Puerto Madero, se encontraron con un búnker de arte: 103 pinturas (entre óleos, acuarelas, acrílicos y otros), 11 esculturas, dos vasos orientales, todos originales y valuados en más de $ 16,9 millones. Así lo determinó una tasación del Banco Ciudad por la que el Poder Judicial deberá abonar honorarios por $ 615.023 a los expertos de la entidad bancaria, según los documentos a los que accedió PERFIL.
El empresario, que estuvo diez días detenido por los cuadernos hasta que decidió declarar como arrepentido, en la causa de Aysa, niega haber cometido los mismos delitos que admitió hace poco más de un mes: cartelización de la obra pública y pago de sobornos. Así consta en el escrito presentado por sus abogados ante Casanello el martes.
Wagner dijo al juez que las declaraciones de los dos ejecutivos de Odebrecht que nombraron al argentino como el emisario del gobierno kirchnerista para la repartija de obras y las coimas “se contradicen” y “son suposiciones”. Los brasileños habían declarado antes de que existiera la causa de los cuadernos que Wagner operaba como el intermediario con el gobierno kirchnerista y que fue quien comunicó que las brasileñas debían asociarse a empresas argentinas para poder obtener los contratos de las plantas Bicentenario y Paraná de las Palmas en Aysa.
Wagner se apoyó en un es-
Ambos empresarios fueron indagados por Casanello por sospechas de sobornos