Felices los Niños, una postal de abandono, desolación y mugre
La famosa respuesta de Susana Giménez a Julio César Grassi marcó a fuego al sacerdote. Fue hace veinte años, en el clásico ciclo de la diva de los teléfonos, que el cura contó que necesitaba 600 mil pesos más para terminar su obra: “Pero qué quiere, padre, ¿construir un Sheraton?”, exclamó la conductora.
En el año 1997, el programa de Susana realizaba un concurso que consistía en recaudar fondos para la fundación de Grassi. Juntaron más de 18 millones de pesos, pero el sacerdote siempre sostuvo que nunca recibió la parte que le correspondía. Hasta el día de hoy, sostiene que la acusación en su contra fue parte de un complot por ese famoso episodio. Veinte años después, el Sheraton con que supuestamente soñaba Grassi está en ruinas. Desde que el creador de la Fundación fue enviado a prisión, la intervinieron dos veces. Actualmente solo funciona la escuela.
En su esplendor se realizaba todo tipo de actividades: había talleres de costura, coro, teatro, apicultura y panadería, entre otros. “En algún momento hubo equitación –responde a PERFIL un colaborador de la fundación– y payasos de circo, pero a partir de la primera intervención empezaron a desmantelarla. La capilla está abandonada. Las imágenes religiosas que había en algunos lugares de la Fundación también las sacaron, al igual que las fotos de Grassi”.
“Las escuelas se están viniendo abajo”, dice la misma fuente. “La indiferencia es lo que predomina. Los abandonaron como hicieron algunos de los padres de los chicos que vivían en la Fundación. Es muy fuerte lo que tuvieron que soportar muchos de estos chicos”.
Las redes sociales oficiales de la Fundacion están inactivas desde la detención del cura, como si el tiempo –para ellos– se hubiera detenido.