Escribir entre escombros
Con el telón de fondo de la macabra Guerra del Paraguay, “Enterrados” (Edhasa), la última novela de Miguel Vitigliano, es un tour de force que orbita alrededor de la traducción de la “Divina Comedia” hecha por Mitre, pero también es la mirada de los vencidos que pone en el foco del relato a dos miradas femeninas.
gliano en un e-mail– los seres humanos “nos definimos por nuestra inclinación a la imitación, y por eso nuestro deseo no se define entre dos (el sujeto y el objeto), sino entre tres: deseamos lo que otro desea, deseamos lo que es deseado, y desde ese momento ese otro se puede transformar en nuestro modelo o en nuestro enemigo”.
Algo así pasa, según Vitagliano, a partir de ese encuentro entre estos personajes históricos: nace en Mitre el deseo de ser Rosas y, posteriormente, aquello que los enfrenta: el deseo de ser como Rosas.
Pero Enterrados no se detiene en ese enfrentamiento. La novela se mueve entre dos zonas: narra, por un lado, la obsesión de Mitre por la Divina Comedia, poema que lo acompañó durante toda su vida y que, finalmente, poco antes de su deceso, logró traducir; y por otro, la Guerra de la Triple Alianza. Aunque en cierto modo los verdaderos protagonistas no son Mitre y Solano López, como cabría esperar, sino sus mujeres: Delfina y Elisa Lynch, respectivamente, lo cual inscribe a este libro en eso que a esta altura ya podríamos calificar de “nueva tendencia” a colocar en la centralidad a los personajes femeninos y a contar las historias, o la Historia, como en hablamos tropezándonos con ellos. Esos escombros no son solo los carteles de publicidad: son también la historia que todos vamos haciendo en la ciudad y son las voces que dan vueltas a nuestro alrededor. Lo que decimos y pensamos es siempre una respuesta, que afirma o discute, lo que esas otras voces dicen. Los escritores son lectores que hablan de esa experiencia.