La vacunación moral
descriptiva. Lo que se se³ala de inmoral en Macri luego deber£ contemplar las mismas reglas para su propio espacio, en casos que se parezcan a la descripciµn previa de quien se desea indicar de manera negativa. Para los seguidores de uno u otro espacio, la confusiµn entre moral y esencia, entre un punto de vista y la totalidad, es un camino terror¯fico de problemas, ya que siempre habr£ un inconveniente nuevo en el que se quedar£ encerrado y atrapado, con los criterios construidos para los enemigos. Todos en moral edifican sus propias trampas, para el paso siguiente.
Ya desde 2020, el proyecto pol¯tico del Frente de Todos ha hecho trabajar intensamente a sus seguidores e intelectuales, para encontrar procesos de recuperaciµn an¯mica a las recurrentes decepciones, que por lo general se vinculan a desajustes morales, sencillos de remarcar en otros, pero insoportables en su propio grupo. Formosa hace unas semanas, los vacunados “vip” en estos d¯as.
Los balances recurrentes obligan siempre a encontrar gradientes de aceptaciµn a las verg¾enzas propias, sin que el mismo proceso sea aceptado cuando el ojo se coloca en los otros. Si la corrupciµn existe, es peor la presiµn de los medios concentrados; si la Justicia establece una condena, peor es el modo en que el poder muestra sus brazos malvados a trav«s de la presiµn del aparato judicial; si un grupo empresario hace dinero, por lo menos no roba como supuestamente lo har¯an los pol¯ticos. En la historia pol¯tica reciente, estos esquemas pueden ser r£ pidamente agregados a todas las fuerzas pol¯ticas.
Estas descripciones exponen un fenµmeno sociolµgico que requiere una atenciµn diferente a la que com¼nmente se ofrece, que en general circula por el lado de las inconsistencias o la doble moral. Es decir, que a la acusaciµn moral original se la retroalimenta con una acusaciµn moral nueva, generando un esquema de doble incorporaciµn de la dicotom¯a “bueno” o “malo”, en otra del mismo tipo. Quien acusa de inmoral se expone a ser acusado de lo mismo en un per¯odo de tiempo posterior. Nuestro punto aqu¯ es que por la propia din£mica de lo que ofrece la moral en el mundo moderno, no hay otra alternativa que la de enfrentarse a sus propias idas y vueltas, a sus propios pliegues.
En muchos casos la sociolog¯a tambi«n da ingreso y bienvenida al uso de la moral, para mezclarlo indiscriminadamente con intentos de descripciµn del funcionamiento del mundo moderno. Los cuestionamientos a la econom¯a de mercado son un ejemplo demasiado cl£sico, tal como su contraparte en relaciµn a la brutal recurrencia de la solicitud del Estado para controlar a los malignos formadores de precios.
Este abuso de la moral deja siempre poco claro, si la sociedad que describen es una red compleja en la que las personas sobreviven sobre la base de tensiones que los exceden, o si es el producto de un grupo de malvados, que digitan sobre el universo que nos rodea, las ¼nicas alternativas que a ellos les favorecen. Esta inconsistencia, en demasiados casos, se utiliza para describir la pol¯tica y para incluirse a ellos mismos, en esa descripciµn; lo cual en lugar de dejarlos del lado de las ciencias sociales, los hace aterrizar en los esquemas t¯picos de la pol¯tica de “gobierno” y “oposiciµn”, sobre la base de sus propias preferencias personales.
La moral adem£s siempre llega despu«s, atrasada, en otro momento, para describir con horror o empat¯a, algo que ya ha sucedido en otros sistemas. Se puede cuestionar un fallo judicial por haber liberado a un preso (aunque esa decisiµn est« amparada en leyes), se puede lamentar la incorporaciµn de tecnolog¯a en el mercado como algo que transforma las lµgicas de las identidades laborales, puede objetarse que un medio de comunicaciµn divulgue informaciµn privada de alguien o reprobar el otorgamiento de un cargo p¼blico a alg¼n familiar de un funcionario. Sin embargo, ni en el derecho, ni en la econom¯a, ni en los medios de comunicaciµn, ni en la pol¯tica, tiene la moral la capacidad descriptiva para explicar los procesos efectivos de enlaces que all¯ ocurren. La moral es algo as como aquello de lo que hablamos, mientras el mundo funciona por otros medios.
Para poder sostener una identidad, los oficialistas r£ pidamente recurren a la condena, en un paso veloz por evitar el cuestionamiento de los opositores. Justamente, quien no haga uso de las declaraciones, podr¯a ser tildado de incoherente o de moral dudosa. Sin embargo, ese accionar se parece m£s a las tensiones de la pol¯tica, que a criterios de bueno o malo, incluyendo la velocidad sorprendente en la decisiµn de despido del ministro de Salud, en cuyo an£lisis cae m£s la oportunidad pol¯tica como horizonte, que una supuesta indignaciµn por haberse enterado de lo sucedido.
As , la moral aparece cuando algo sale mal y no queda otra opciµn que ejercer el rol de la indignaciµn por un rato, hasta que todo vuelva a tranquilizarse. Ya va a pasar, ya todo va a estar mejor, y la vacunaciµn de elite encontrar£ nuevamente su lugar en el mundo.