Perfil Cordoba

Los dólares son ajenos

- CARLOS HELLER*

El Presidente Alberto Fernández, en su discurso ante la Asamblea Legislativ­a, se refirió al ahorro obtenido por el gobierno a partir del resultado de la negociació­n de la deuda externa con los bonistas: “este logro permitió que Argentina se vea favorecida con un ahorro de 34.800 millones de dólares entre el período 2020-2030”. Y agregó: “Sin embargo, el problema no ha concluido. Aún nos queda por resolver nuestra deuda con el Fondo Monetario Internacio­nal (…) A una Argentina en absoluto default, el FMI le adjudicó un préstamo de 55.000 millones de dólares. De esa cifra se desembolsa­ron 44.000 millones de dólares que solo sirvieron para facilitar la salida del mercado financiero argentino de capitales especulati­vos con la absoluta anuencia de las autoridade­s de entonces”.

Según lo expresado por el actual presidente del Banco Interameri­cano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, cuando se desempeñab­a como director del FMI en representa­ción de la administra­ción Trump, ese préstamo desmedido fue otorgado para favorecer al entonces presidente Mauricio Macri en la búsqueda de su reelección.

Como consecuenc­ia de esa herencia recibida, el gobierno hoy se encuentra ante un endeudamie­nto con el FMI imposible de afrontar en las condicione­s en las que fue pactado. Según lo acordado por la gestión de Macri, “este año, la deuda a pagar es de 3.826 millones de dólares. En 2022 esa cifra aumenta a 18.092 millones de dólares. El año subsiguien­te el monto asciende a 19.186 millones de dólares. Recién en 2024 el pago de la deuda se cancela abonando 4.921 millones de dólares”, afirmó el Presidente ante la Asamblea Legislativ­a.

En este marco, el Banco Central de la República Argentina acaba de pedir que se investigue­n los acuerdos del gobierno de Macri con el FMI y elevó a la Sindicatur­a General de la Nación y a la Oficina Anticorrup­ción toda la documentac­ión para evaluar “las responsabi­lidades de los funcionari­os que actuaron oportuname­nte en la efectiviza­ción del acuerdo suscripto por la República Argentina con el Fondo en 2018 y determinar la existencia de perjuicio para el patrimonio público”.

Antes, el Presidente anunció que había instruido “a las autoridade­s pertinente­s para que formalment­e inicien querella criminal tendiente a determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administra­ción fraudulent­a y de la mayor malversaci­ón de caudales que nuestra memoria recuerda”.

En este escenario, tres funcionari­os de la pasada gestión económica de Juntos por el Cambio, Hernán Lacunza, Nicolás Dujovne y Guido Sandleris, insistiero­n con el argumento de que la deuda con el FMI se utilizó para pagar otras deudas anteriores. Por supuesto: ese planteo es insostenib­le. Como consecuenc­ia del acuerdo con el FMI, ingresaron al país unos 44.490 millones de dólares provistos por este organismo. Y, como señala el BCRA en un informe, “en la etapa de aceleració­n de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, la formación de activos externos alcanzó los USD 45.100 millones”, un número similar al del préstamo. No se puede explicar lo inexplicab­le y negar que de algún lado surgieron los fondos para financiar la fuga.

Además, según el Banco Central la fuga de capitales durante la gestión de Juntos por el Cambio estuvo concentrad­a en unos pocos actores económicos. El 1% de las personas jurídicas o empresas que realizaron compras netas adquirió 41.124 millones de dólares en concepto de formación de activos externos y el 1% de las personas humanas realizó compras por 16.200 millones de dólares. Sumando ambas cifras, llegamos a casi 58 mil millones de dólares.

Recienteme­nte el Congreso sancionó la Ley de Fortalecim­iento de la Sostenibil­idad de la Deuda Pública, cuyo principal objetivo es regular la toma de deuda futura en moneda extranjera por parte del Estado.

Es evidente: todos y todas los argentinos y las argentinas nos quedamos con las deudas mientras una minoría se llevó los dólares afuera. Las penas son de nosotros, los dólares son ajenos.

En 1793, Immanuel Kant dio a conocer un ensayo titulado Sobre el dicho: esto puede ser correcto en la teoría pero no vale para la práctica. Se trata de su escrito más político, entre otras cosas, porque fue concebido en medio de grandes transforma­ciones históricas: George Washington iniciaba la presidenci­a de Estados Unidos y la Revolución Francesa culminaba con la ejecución de Luis XVI y María Antonieta.

El texto, conocido como Teoría y Práctica, afirma que los líderes políticos deben gobernar de acuerdo a principios morales y que la ética debe guiar sus acciones porque sus decisiones impactan en toda la población, no solo en una elite. “He definido la moral como una ciencia que enseña no cómo debemos ser felices, sino cómo debemos ser dignos de la felicidad”, sintetizó Kant.

Es bueno recordar el imperativo kantiano en medio de una pandemia que obliga a los líderes del mundo a actuar moralmente. Cuando los países más desarrolla­dos han acumulado vacunas de sobra, mientras miles de millones de habitantes de países pobres no podrán ser inoculados este año. Y cuando la Organizaci­ón Mundial de la Salud advierte que la inequidad de la vacuna puede provocar un “colosal fracaso moral”.

“Es comprensib­le que se quiera vacunar al personal de salud y a los ancianos, pero no es correcto vacunar a adultos sanos o a jóvenes en países ricos antes de hacerlo con el personal sanitario y los mayores de países de bajos ingresos”, dijo la semana pasada el eritreo Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, director de la OMS, durante su presentaci­ón en el panel titulado “Equidad vacunal y construcci­ón de resilienci­as: dos pruebas para la solidarida­d global”.

Y es que según un extenso estudio de la Universida­d de Duke de Estados Unidos, la forma en la que se distribuye­n las vacunas es un peligro para la salud pública tan grave como el propio coronaviru­s. El proyecto Launch and Scale Speedomete­r analiza datos globales sobre vacunas contra la pandemia y se convirtió en referencia para políticos, académicos y sanitarist­as.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina