La trama detrás de los dólares y operativos narco
En su rol de agente encubierto ilegal, Juan Viarnes tenía a su cargo colectar información sobre un conocido narco: Gabriel Osvaldo Ludueña. Con él viajó a Arroyito a reunirse con Rossi y obtener billetes apócrifos, el 7 de abril de 2013. Estos movimientos eran conocidos por Sosa y Peralta Dattoli.
El beneficio para Sosa era conseguir información y mostrar luego operativos exitosos. En el caso de Peralta Dattoli, Viarnes le compró con moneda falsa un vehículo.
Y para Viarnes era un elemento de extorsión. “No iba a desempeñarse como agente encubierto en organizaciones de narcotraficantes, con el riesgo que ello implicaba, por su devoción al comisario Sosa –explica la acusación–. Su desempeño tenía un costo que debía ser pagado por los funcionarios policiales avocados a la investigación de la causa”. El precio era la cobertura a sus actividades fuera de la ley y todo lo que él conocía sobre las causas narco armadas. Esa información era la mejor arma de la extorsión. Viarnes no pecó de ingenuo. Puso a negociar la obtención de la plata falsa a quien espiaba, Ludueña, sabiendo que su nombre quedaría pegado a la negociación espúrea. A tal punto fue así, que horas después del viaje a Arroyito para traer US$389.100 truchos de Rossi, en la madrugada del 8 de abril de 2013, Ludueña cayó preso en un operativo narco en Sinsacate.
Los movimientos quedaron grabados por la intervención al teléfono de Ludueña. Esa información se encontraba almacenada en el pendrive del auto en el que Alós se quitó la vida. Según el fiscal, “el acuerdo se cumplimentó a la perfección, ya que Viarnes se quedó con su moneda falsa y el comisario Sosa con su procedimiento positivo”, en el que se secuestró gran cantidad de estupefacientes y precursores químicos.