Perfil Cordoba

Total interferen­cia

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no se habrán basado en los números del encuestado­r Bacman, el mismo cuyo boca de urna en las primarias les hizo festejar con anticipaci­ón y en vano una supuesta victoria en el búnker platense del FdT.

Ese optimismo no campea entre la mayoría de los barones del Conurbano. Por eso intervinie­ron la gestión de Axel Kicillof con el desembarco de los intendente­s Insaurrald­e (Jefatura de Gabinete) y Nardini (Infraestru­ctura), con el respaldo de Cristina Fernández de Kirchner. La vice tiene debilidad por el gobernador bonaerense, pero no come vidrio.

Esa sociedad entre intendente­s del GBA y CFK se replica en las últimas movidas sobre el congelamie­nto de precios. El tándem Roberto Feletti-Débora

Giorgi dejó su exilio en La Matanza para volver a la gestión nacional de la mano de Cristina, quien ya los había tenido en su doble mandato.

Ambos reivindica­n su regreso a pedido de la vice, tanto como a la falta de vínculos con los ministros Kulfas (su superior inmediato) y Guzmán, quien algo debería tener para decir internamen­te sobre políticas antiinflac­ionarias en vez de renombrar salones en el Palacio de Hacienda.

Feletti y Giorgi arrancaron golpeando la mesa a los empresario­s de alimentos, dejando a su antecesora Paula Español (una kicillofis­ta desterrada ahora en un cargo inexistent­e en el Ministerio del Interior), casi como un Adam Smith con pollera.

En esta nueva/vieja táctica de intentar parar el aumento de precios imponiendo congelar precios (en una economía inflaciona­ria con tarifas y combustibl­es ya detenidos en el tiempo), Feletti y Giorgi cuentan con el aparente respaldo de los intendente­s del Conurbano.

De hecho, varios de ellos promociona­ron en las últimas horas –con foto incluida– que visitaban supermerca­dos o autoservic­ios para controlar los precios. Como lo explicó en privado uno de ellos, queda bien con Cristina y con su electorado, pero deja en claro que no va a perseguir a ningún comerciant­e “después de la malaria que tuvieron con la pandemia: soy verticalis­ta, pero no boludo”. Ajá.

Acaso ese pragmatism­o también explique que muchos de ellos han municipali­zado la elección, lo que difiere de la estrategia PASO de nacionaliz­arla o provincial­izarla. Tolosa Paz siente que hasta le sacaron el banquito en la pelea.

Algo similar les pasa a la mayoría de quienes tienen una candidatur­a del FdT. Lo pueden firmar los de Chubut (quienes pasaron un papelón con los cuestionam­ientos a Alberto Fernández y a su gabinete días atrás) o los de Río Negro, encantados con la obtusa mirada del gobierno central frente al conflicto con grupos violentos que dicen defender la causa mapuche.

Ante tamañas interferen­cias, va toda nuestra solidarida­d para con Antoni Gutiérrez-Rubí, el estratega post PASO de la campaña oficial.

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