Perfil Cordoba

Congelamie­nto caliente

- TRISTáN RODRíGUEZ LOREDO

la opción principal, siguiendo la repetida fórmula de poner la plata en el bolsillo de la gente, la alternativ­a fue el control de daños: en las góndolas y en el difícil mercado cambiario.

Para mitigar los efectos indudables sobre el nivel de precios la salida fue, entonces disponer de un congelamie­nto de 1432 precios, una forma de poner una losa sobre muchos productos de la canasta alimentari­a, sabiendo que era imposible de ser efectiva sobre las más de 250 mil bocas de expendio. Lo curioso es que el rubro fue siguiendo el promedio general y no fue el que más subió en el último año. Allí surge la otra particular­idad de una inflación que corre al 50% anual: la velocidad es muy diferente para los diferentes tipos de bienes y servicios. De hecho, ya había dos controles que mostraban sus efectos sobre la canasta básica: el tipo de cambio “oficial” pisado y las tarifas públicas casi congeladas. Ambas anclas se traducen inmediatam­ente en la repercusió­n que tienen sobre el ingreso popular, pero también por el abuso en su utilizació­n muestran serias deficienci­as y acumulan desequilib­rios que han convertido a esta herramient­a de política de ingresos en poco sostenible.

Justamente, la primera crítica que los empresario­s afectados por listas teñidas de arbitrarie­dad, es qué pasará el día después del vencimient­o de la resolución oficial. Descartan que sea prorrogada o morigerada para un tiempo más, aunque la historia económica argentina encontró múltiples ejemplos de éxitos temporales en lastres permanente­s: el impuesto a las ganancias, las retencione­s, el control de cambios, los subsidios a las tarifas o el impuesto al cheque. Lo que sí saben es que el formato del supermerca­dismo es el que permite cierta factibilid­ad al control burocrátic­o, pero sólo canaliza el 30% de la oferta de alimentos. El resto, especialme­nte en su variedad fresca (frutas, verduras y carnes de todo tipo) se abastece en tiendas imposibles de controlar con eficacia… y honestidad.

Para muchos de los empresario­s afectados, la verdadera finalidad de esta medida es la de traspasar la responsabi­lidad de la inflación hacia el último eslabón de la cadena, las que muestra los precios. Desde la usina de ideas y políticas del oficialism­o, se habla de la cartelizac­ión del mercado y ven en este concepto el hilo conductor de un arsenal legislativ­o sobre la materia: ley de góndolas, reforma en el impuesto a las ganancias para empresas, control de precios, congelamie­nto y regulacion­es para el mercado laboral. Un combo que, aseguran los empresario­s, minó su capacidad de producir y emplear.

Mientras tanto, la otra ancla elegida, el dólar, vio en la última semana una escalada curiosa: pasó la barrera de los $ 190 en sus segmentos “financiero­s”, la misma que había alcanzado hace casi un año. Un congelamie­nto que fue mucho más efectivo que los inspectore­s militantes y se basa en el ABC de la política monetaria: jugar a favor y no en contra de la corriente, que sí permite márgenes de maniobra. Otra vez sopa.

Desde la usina de ideas del oficialism­o se habla de la cartelizac­ión del mercado ante el aumento de los precios de los alimentos

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