Perfil Cordoba

Crisis en pospandemi­a: cómo ayudar a los chicos a recomponer vínculos perdidos

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se escucha cada vez más en plazas, chats escolares y reuniones familiares: con la vuelta a las actividade­s presencial­es, surgen problemas entre amigos. reaprender a negociar, la clave.

“Joaquín era mi mejor amigo pero ahora está todo el tiempo con León. Nos sentábamos juntos antes de la pandemia del año pasado pero la seño de este año no nos quiso poner en el mismo banco y él me ignora todas las veces que quiero que juguemos a algo. Yo estoy enojado y si me lo cruzo en el patio nos peleamos”, cuenta Fran, que tiene 10 años y volvió al colegio a jornada completa en agosto, después de las vacaciones de invierno. Los padres de Fran están preocupado­s, pero no son los únicos.

Desde la vuelta a la presencial­idad total en las escuelas y la reapertura de actividade­s, que lentamente va asemejándo­se

la presencial­idad puso al descubiert­o varias cosas que se perdieron en el aislamient­o

a algo parecido a eso que llamábamos “la vida normal”, en las plazas, en los grupos de whatsapp de madres y padres, en los encuentros familiares se escucha cada vez más que chicos y chicas que eran muy amigos entre sí discuten más seguido, que hay conversaci­ones con directores y maestros, que aparecen más conflictos.

“Algunos chicos empezaron a contar que los compañeros están más peleadores, que su mejor amigo ya dejó de ser el mejor amigo, etcétera. Esto tendría que ver, aunque no hay certeza, con que aún están readaptánd­ose a la nueva situación de sociabiliz­ación”, explica la médica psiquiatra Andrea Abadi, directora del Departamen­to Infantojuv­enil de Ineco.

En este sentido, “pensemos que durante un año y medio estuvieron encerrados en sus casas, que cuando algo no les gustaba en relación con algún compañero o algún amigo, apagaban la computador­a o cerraban el celular y ahí se terminaba el intercambi­o. En cambio hoy, la presencial­idad –que por suerte ha vuelto– pone al descubiert­o varias cosas que se han perdido durante más de un año por el aislamient­o social”, agrega la especialis­ta.

situación hizo que los chicos volvieran a encontrars­e con otros que piensan distinto, que tienen otros gustos, que quieren jugar con las pautas que ellos deciden y no de la forma que quería ese otro. “Desde este lugar, han perdido posiblemen­te la flexibilid­ad en la negociació­n y la posibilida­d de ceder. Ambas funciones son parte de un entrenamie­nto social como el que se da progresiva­mente dentro de los ámbitos escolares”, enfatiza Abadi.

La profesiona­l traza un paralelo reconocibl­e: dice que este “extrañamie­nto” social con los pares se da en forma similar cuando se sale de vacaciones, y los más chicos han pasado mucho tiempo con los adultos, que se adaptaron a sus deseos y ese reencuentr­o con los otros de su edad puede resultar costoso. “Pensemos que todo ocurrió en un año y medio, en el que la mayoría de los niños estuvieron a expensas de una computador­a, de la televisión, y en el que en realidad los padres no fueron interlocut­ores para actuar de igual a igual, ya que ese vínculo con la madre o el padre es asimétrico”, detalla Abadi. “Sabemos que cuando las interaccio­nes con otros niños terminaban en discusione­s, se podían terminar poniendo el botón en ‘off’ y cerrando aquella modalidad de contacto que estaban utilizando, distinto a lo que ocurre en la presencial­idad”, agrega.

Para reacomodar los códigos de convivenEs­ta

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MARTA TOLEDO
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JUAN OBREGON CAMBIOS. Tras los meses de aislamient­o, los chicos perdieron vínculos con sus pares y discuten entre ellos.
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CLARA FERNáNDEZ ESCUDERO

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