Una oNG apeló a la tecnología para poder cumplir con sus fines solidarios
La crisis alimentaria de una Argentina con pobreza creciente no es nueva. Y además se sabe que la pandemia y el aislamiento potenciaron la situación de emergencia. Esta realidad obligó a muchas de las ONG que ayudan a paliar estas condiciones a mejorar su metodología de trabajo para poder trabajar en forma más eficiente. “Era imprescindible que usáramos más tecnología y equipamiento si queríamos poder seguir atendiendo, de la mejor manera, las necesidades de los comedores populares de todo el país”, le explicó a PERFIL Fernando Mendoza, director ejecutivo de la Red Argentina de Bancos de Alimentos. Esta organización se ocupa de coordinar el trabajo de 25 bancos de alimentos que funcionan en 15 provincias distintas. Básicamente, los bancos reciben grandes cantidades de insumos alimenticios que, por distintas razones, no pueden ser comercializados pese a estar en perfectas condiciones de conservación. En lugar de descartarlos, las empresas, supermercados o distribuidoras donan esas partidas a los bancos que se ocupan de revisarlas, reacondicionarlas y repartirlas en forma gratuita a comedores y merenderos. La tarea es compleja y –en lo que va de 2021– la Red ya lleva repartidos cerca de 10 millones de kilos de alimentos, en 4.500 instituciones. Y tienen otras mil organizaciones similares en “lista de espera” para comenzar a recibir alimentos.
Durante los últimos meses llegaron a “atender” en forma indirecta las necesidades cotidiana de ingesta de cerca de 900 mil personas. ¿Cómo lo logran? Gracias al trabajo cotidiano aportado por cerca de 10 mil voluntarios que suman entusiasmo, recursos, insumos, know-how, tiempo personal y también logística a esta tarea solidaria, coordinados por un staff fijo de 300 personas.
“No podemos atender todas las instituciones que nos necesitan como nosotros queremos, pero a las que llegamos lo estamos haciendo de una forma cada vez más eficiente”, detalló Mendoza. Ese objetivo se logró, en parte, gracias a una donación de $ 8,5 millones hecha por el Grupo Arcor. Pero, en lugar de alimentos, el dinero se invirtió en la compra de equipamiento