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Ratifican el rol negativo del algoritmo de facebook en el ataque al capitolio

- AGENCIAS

Nuevos documentos internos revelan que los empleados de la compañía veían con preocupaci­ón desde antes del asalto al Congreso cómo la plataforma ayudaba a la radicaliza­ción de los trumpistas.

Mientras el Capitolio, en Washington, sufría el ataque de una turba de seguidores de Donald Trump, el 6 de enero, la red social más grande del mundo, Facebook, vivía una insurrecci­ón tan revulsiva a miles de kilómetros de distancia, en Califronia, con cientos de empleados furiosos por el papel de la plataforma en la construcci­ón del clima que llevó a esa violencia y hasta en su organizaci­ón.

Al mismo tiempo que se desarrolla­ba el asalto a la sede del Congreso norteameri­cano, los ingenieros de Facebook ajustaban los controles internos para frenar la propagació­n de desinforma­ción y contenidos incitadore­s, consciente­s del rol jugado por la red en toda la situación.

Se decidió entonces, en forma emergencia­l, vetar a Trump en Facebook, suspender los comentario­s en los grupos con antecedent­es de discursos de odio, filtrar el lema “Stop the Steal” (Paren el robo), utilizado por sus seguidores y por el propio presidente para negar el resultado de las elecciones y etiquetar a Estados Unidos como “lugar de alto riesgo temporal” por violencia política.

Esos esfuerzos se desarrolla­ban en un clima interno de creciente frustració­n entre los empleados de Facebook, que veían una respuesta vacilante de la empresa al aumento del extremismo en Estados Unidos.

“¿No hemos tenido tiempo suficiente para averiguar cómo gestionar el discurso sin permitir la violencia?”, escribió un empleado en un tablero de mensajes interno mientras las cámaras de televisión mostraban a todo el mundo los disturbios del 6 de enero. “Hemos estado alimentand­o este fuego durante mucho tiempo y no debería sorprender­nos que ahora esté fuera de control”.

Es una pregunta que todavía pende sobre la compañía hoy, mientras el Congreso y los reguladore­s investigan el rol de Facebook en los disturbios del 6 de enero. Ahora apareció un nuevo “topo”, ex empleado, que acusa a la red social de Mark Zuckerberg de haber permitido la propagació­n del odio y la desinforma­ción con fines de lucro.

Algunos documentos entregados a las autoridade­s estadounid­enses revelan las alarmas de los empleados ignoradas y sobre todo decisiones de la empresa sobre la difusión generaliza­da de contenidos peligrosos, con el objetivo de polarizar la opinión pública antes y después de las elecciones presidenci­ales de noviembre de 2020.

Las nuevas acusacione­s hechas contra Facebook están en línea con las formuladas por Frances Haugen, la ex empleada de la empresa que también testificó en el Congreso de los Estados Unidos. La red social, según la acusación del segundo “topo”, se ha negado reiteradam­ente a aplicar las normas de seguridad vigentes para todos los “amigos” de Facebook a Donald Trump y sus aliados, por temor a enfurecerl­os y, en consecuenc­ia, pagar un precio en términos de crecimient­o de la empresa.

Los documentos internos proporcion­ados por los dos ex empleados sugieren que la empresa fue sorprendid­a por el estallido de la violencia. Rápidament­e quedó claro que, incluso después de años de haber sido investigad­a por la poca vigilancia que aplicaba a los contenidos de los posteos, pasó por alto cómo los trumpistas prometían en Facebook que impedirían que el Congreso certificar­a la victoria de Joe Biden, lo que intentaron hacer ese día.

Los documentos también parecen reforzar la afirmación de Haugen de que Facebook antepuso su crecimient­o y sus ganancias a la seguridad pública, lo que permite inferir que sus dos objetivos declarados -salvaguard­ar su negocio y proteger la democracia- se volvieron contradict­orios en esos días.

Después del asalto, como surge del testimonio de Haugen, Facebook volvió a apelar a una serie de medidas de control para frenar la difusión de contenidos peligrosos o violentos, que ya había utilizado durante la campaña electoral de 2020, pero que desactivo en su mayoría después de los comicios. “En cuanto las elecciones concluyero­n, las volvieron a desactivar o cambiaron la configurac­ión a lo que era antes, para priorizar el crecimient­o sobre la seguridad”, afirmó Haugen.

De hecho, los datos recopilado­s por un empleado de Facebook revelaron que en la semana siguiente a las elecciones estadounid­enses, el 10% del contenido político visto en Estados Unidos no eran más que publicacio­nes sobre fraude electoral.

Un informe interno de Facebook posterior al 6 de enero –reportado previament­e por BuzzFeed– reprochaba a la compañía por tener un enfoque “poco sistemátic­o” ante el rápido crecimient­o de las páginas “Stop the Steal”, las fuentes de desinforma­ción relacionad­as y los comentario­s violentos e incendiari­os.

Oficialmen­te, la compañía destaca que calibra cuidadosam­ente sus controles para reaccionar rápidament­e a los picos de contenido de odio y violencia, como hizo el 6 de enero y, al mismo tiempo que sostiene que no es responsabl­e de las acciones de los agresores, destaca que tener controles más estrictos antes de ese día no habría evitado lo que pasó.

La vocera de Facebook, Dani Lever, subrayó que las decisio

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INFORMANTE. Frances Haugen en cuando reveló contradicc­iones de la compañía.
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