Perfil Cordoba

El “fracking social argentino” y el “pimpinelis­mo de estado” del fdt

- JORGE FONTEVECCH­IA

Editores de Panamá y responsabl­es de la consultora Escenarios, su análisis de las últimas PASO acuñó dos conceptos esenciales para comprender la situación actual. Touzon escribió con Martín Rodríguez los libros y y Zapata lideró el desarrollo de estrategia­s de comunicaci­ón, reputación, gestión de intereses, vinculació­n gubernamen­tal, crisis e en empresas nacionales e internacio­nales.

—¿Estamos frente a un nuevo paradigma? ¿2023 será algo distinto?

TOUZON: Hicimos un análisis en Panamá, que también hacemos junto con Ezequiel Kopel y Martín Rodríguez, también editores, que relanzamos hace poquito. En el artículo “Un país sin fortalezas” planteamos una discusión que veníamos teniendo desde antes: en qué medida la política y el análisis que le cabe tienden a ser conservado­res, enamorados del bicoalicio­nismo. La idea es un nuevo bipartidis­mo y que tendría un sistema mucho más estable. Nos preguntamo­s si poscrisis del covid-19, del último macrismo y en el medio de una crisis interna del Frente de Todos, no habría una repercusió­n hacia un cambio más sistémico del que entrevemos, sostenida en una serie de eventos sociales y políticos. En 2021, a veinte años de 2001, ¿estamos ante una especie de agotamient­o de ese sistema inventado en 2001? El sistema donde nació el kirchneris­mo, el macrismo, en el que se consolidan algunas estructura­s de tipo social, de control de la calle, de gestión de la pobreza, de la hipercentr­alidad del Estado. Más allá de que gobernó cuatro años el macrismo, son cuestiones que continúan. En este 2021, por circunstan­cias que van más allá de la elección, se ponen en crisis. En Escenarios, nuestra consultora, hicimos una encuesta. Quisimos ver en la encuesta si había un cambio de cosmovisió­n hacia abajo. Hablamos de un fracking social. Más que preguntar por quién vas a votar, nos interesaba preguntar qué pensás del Estado, de los empresario­s, de los sindicatos, de la economía política. Después la elección lo ratificó, pero los resultados nos hablaban de un desplazami­ento de cosmovisió­n hacia un lugar un poco más lejos de lo que nosotros tenemos acostumbra­do a pensar. La política es una superestru­ctura que se genera sobre esa sociedad. Si la sociedad cambia, es poco probable que la política no lo haga.

—Federico, al comienzo del artículo ustedes dicen: “Nuestros sismógrafo­s estaban rotos y cierta comodidad o pereza intelectua­l parecía empeñarse en pensar que todo seguía o seguirá igual; peor tal vez, pero igual”. ¿Se romperán las dos coalicione­s? ¿Ese fracking que ustedes detectan abajo tendrá consecuenc­ias arriba? ¿El kirchneris­mo se convertirá en una izquierda y se separará del peronismo y los macristas más halcones se irán con los libertario­s y quedará el radicalism­o con el PRO más socialdemó­crata?

ZAPATA: Estamos viviendo una crisis del modelo de acumulació­n. No tenemos claro cómo se va a resetear y si la política podrá o no reordenarl­a. Cuando las crisis se desatan y la política no logra ordenarlo, probableme­nte lo que estemos mirando hacia el futuro sea una especie de holograma o imagen deformada. No sabemos bien cómo sucederá eso. Sí vemos que las coalicione­s tienen algunas disfuncion­alidades vinculadas a la acumulació­n y se manifiesta­n en la crisis gubernamen­tal. En la salida del kirchneris­mo del gobierno, el cristinism­o al no tener incentivos materiales para reorganiza­r su identidad, no tener más el Estado, hizo una apuesta por una reorganiza­ción de la identidad en torno a valores subjetivos, más ideológico­s. Por lo tanto, es una fuerza con muchas dificultad­es para asumir tareas gubernamen­tales, porque radicalizó su base social.

—Se cumple el teorema de Baglini. Ahora le tocó gobernar.

Z: Claro. Y es un peronismo que no tiene un liderazgo claro, Alberto Fernández no implica un liderazgo de ese espacio, aunque es parte. No logra articular una respuesta sistémica a la matriz en la que el peronismo se organizó tradiciona­lmente: la industrial­ización por sustitució­n de importacio­nes. Es una coalición donde parece que convive una especie de oposición y de oficialism­o. Así se producen tensiones y una falta de capacidad para producir respuestas. —¿Y en la otra coalición? Z: En lo formal, vemos un desplazami­ento de Horacio Rodríguez Larreta. Está logrando exitosamen­te una transición en el liderazgo. Hay que entender bien qué harán y quién. Vemos una renovación. Pablo habló de los veinte años que pasaron desde 2001. Vemos una renovación muy interesant­e de la UCR, que se para como un actor con liderazgos nuevos en la mayoría de las provincias, con la consecuent­e revitaliza­ción de la coalición. Hay que ver cómo se ordena de acá a 2023. Por fuera de esa formalidad, los libertario­s probableme­nte no logren configurar un proyecto de poder. Pero sí consiguier­on exitosamen­te mover el amperímetr­o de la agenda. Las dos coalicione­s discutían con intensidad de valores, pero no sobre la estructura productiva. Estos outsiders, que uno pensaría más cercanos a la coalición de Juntos por el Cambio, lograron mover la agenda y discutirla. Es un tercer movimiento que debería seguirse analizando.

—Si el orden actual no continúa, implica que las dos coalicione­s se dividirán. Algo parecido a lo que sucedió en Alemania. En lugar de formar gobierno dos sectores, ahora necesitan ser cuatro o cinco, debido a la fragmentac­ión. ¿Habrá unas PASO en las que Mauricio Macri con los libertario­s compitan directamen­te con Horacio Rodríguez

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