Perfil Cordoba

Las mesas de Mirtha

- RAúL H. ALVAREZ

El 17 de septiembre marcó el regreso de Mirtha Legrand a la televisión para volver a estar al frente de sus tradiciona­les mesas. Las de los últimos tiempos tienen una gran ventaja con respecto a las que había venido haciendo a partir de que comenzó el programa: antes solamente podían ver el programa los que no trabajaban en el horario de las 13.00 y ahora que se transmite los fines de semana está disponible para una audiencia más numerosa.

Si uno se toma el trabajo de analizar la filmografí­a de Legrand, observará que en varias de sus películas hay escenas premonitor­ias del programa al que dedicó más de la mitad de su vida. En su última película

hay una secuencia en que ella le dice a Alcón: “¿Almorzamos juntos? Te invito”. Y a continuaci­ón aparecen en la mesa de un restaurant­e tomando coñac.

La película

coprotagon­izada por su hermana melliza Silvia, es la que tiene más premonicio­nes del programa

La más significat­iva es cuando, en un restaurant­e en el aeródromo de Morón, Mirtha almuerza con cuatro aviadores y uno de ellos le dice, como si adivinara lo que ocurriría en pocos años: “Siéntese en la cabecera, señorita, usted presidirá la mesa”. Inmediatam­ente le acerca la silla (como en el programa) y durante la conversaci­ón ella dice: “Me siento como ante una de esas mesas que aparecen todas servidas como en los cuentos de hadas”.

E n otra escena se encuentra con

Ernesto

Bianco en el grill del Hotel Plaza. Mirtha ingresa desfilando ante los comensales, se quita la capa de piel y los guantes y, cuando llega su invitado, él pide al mozo “lo mismo que la señora” (al igual que en el programa donde sirven los mismos platos para todos). Mirtha, que personific­a a una modelo, en varias secuencias desfila con pieles y vestidos de alta costura y “da la vueltita”, al igual que haría poco después en su programa.

En el segundo episodio de

Mirtha es una humilde planchador­a a la que hacen pasar por una millonaria y llega a una cena luciendo un elegante vestido de seda. Alguien le dice: “La verdad es que la señora no ha probado un solo plato”. Y un hombre la salva de la incómoda situación diciendo: “Es para cuidar la línea”. Al final de la comida brindan por cada uno de los presentes (al igual que en el programa). Finalmente (confirmand­o la leyenda de que Mirtha trae suerte) un comensal dice: “Tiene una suerte loca. Lo que toca se hace oro”.

Mirtha Legrand.

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