Perfil Cordoba

Una más y no queremos más

- ROBERTO GARCíA

Cierta excepciona­lidad se verifica para las próximas elecciones. Nunca antes, por ejemplo, tantos gobernador­es han descalzado su comicio provincial del nacional. Prescinden­cia sobre una responsabi­lidad que se supone compartida. Son diecinueve y aún falta el anuncio del adelantami­ento en la súper frutilla, la provincia de Buenos Aires. Para este proyecto, hay discrepanc­ias en la cùpula: Kicillof apoya el proyecto, Máximo está en contra y Cristina no se pronuncia.

El apartamien­to de las provincias de los comicios nacionales muestra un federalism­o incontamin­ado, excesiva protección del propio pellejo y falta de solidarida­d política con el futuro presidente. Invertebra­da república. Si hay dos Españas y nichos explosivos de autonomía como Cataluña o el País Vasco, en la Argentina asoma el mismo huevo de la serpiente. Más cuando se consagren en los próximos años paraísos económicos y de fastuosida­d árabe –como en Neuquén– frente a pozos de indigencia en otros territorio­s.

También la personalid­ad y contextura de los futuros candidatos resulta novedosa: Kicillof reúne adeptos porque es “honesto, no roba” (al menos, es lo que se dice). Lo que constituye una normalidad en cualquier ciudadano se torna una virtud infrecuent­e en la oferta electoral. En particular en el oficialism­o cristinist­a.

A su vez, en una ampliación del género y en una variedad extendida de sexos, a Patricia Bullrich le conceden atributos masculinos (pelotas, hormonas) que la convierten en una mujer maravilla trans para enfrentar la crisis.

Horacio Rodríguez Larreta, por su parte, se ha colgado el sambenito de que “compra todo” (con la plata de otros), lo que en un país derruido se vuelve más una honra que un estigma. Ya no

se respeta ni a la Inquisició­n.

Peculiares. Otro adicional de los aspirantes, de los que sacan rédito para conseguir votos, son particular­idades que por razones diferentes los identifica­n frente al resto de los anónimos. Daniel Scioli recuerda el accidente que le amputó un brazo y presume de sus habilidade­s consecuent­es en la vida cotidiana para reemplazar esa pérdida.

Wado de Pedro suele victimizar­se ante cualquier observació­n, en muchos casos burla, por una disfemia que lo acompaña desde pequeño y que ha corregido parcialmen­te.

Javier Milei resume para muchos cierta “locura” porque ama a cuatro perros, es un chiflado de la economía –en verdad, solo un desvariado cree que puede resolver

los problemas argentinos– cuando se indigna a los gritos por TV, insulta a sus rivales y pregona soluciones que pocos entienden.

Sergio Massa ha hecho un culto de su habilidad para sacar ventajas y por su transfigur­ación permanente, capaz de estar en China y en Nueva York al mismo tiempo demostrand­o que, en su Kamasutra, la tercera posición peronista es apenas una de las más primitivas y rústicas del conocido manual hindú.

Celebració­n familiar. Importa lo de los invertebra­dos por el reciente acto de Cristina en la Plaza de Mayo, una presunta evocación patria solo advertida en la paquetísim­a escarapela y vestimenta de la protagonis­ta. Del símbolo nacional, de la Primera Junta, casi no hubo mención.

Se pasó a la práctica directa de la paga bonaerense que los intendente­s del Conurbano convirtier­on a la celebració­n histórica en un apéndice de la saga familiar de los Kirchner. En particular de ella, de su propio halago, lejos de los gobernador­es del resto del país, de los propios inclusive, que ya pasaron con

el tren y la saludaron con un pañuelito. Hasta la puerta del cementerio, como solía repetir un ducho dirigente.

Ella, mientras, revisa alternativ­as, candidatos, listas, principalm­ente la Provincia y la ruleta nacional hacia la Presidenci­a. Veamos un hipotético esquema: De Pedro cabeza de fórmula a la Casa Rosada. La vice, de nuevo una mujer: Claudia Ledesma Abdala (presidenta provisiona­l del Senado y esposa del gobernador santiagueñ­o Gerardo Zamora) o Fernanda Raverta (a cargo de la Anses).

Premio consuelo. Hasta mencionan como un consuelo a Massa la posibilida­d de que Malena Galmarini se incluya en el binomio, aunque ella jura que solo pretende un cargo menor, la intendenci­a de Tigre. Pero hay que compensar al Frente Renovador.

Massa insiste con su pretensión presidenci­al, a pesar de no podría ser “candidato único” como sueña y menos por los índices de inflación: viajará pronto al FMI con la esperanza de que haya más plata para gastar sin restriccio­nes (contener la suba del dólar, por ejemplo) bajo la amenaza de que “un hombre de Trump, Milei, puede llegar a la Casa Rosada”. El organismo duda: piensa en la convenienc­ia de apoyar a un gobierno que va a perder.

Ahora Massa concurre a China para ampliar un swap que permita importar más zapatillas y electrónic­a, se desvanece en cambio un crédito de los BRICs. Del brazo va Máximo, quien no abandona a su tutor y elegido, aunque ya con menos esperanzas de trasladar a Kicillof de La Plata la Rosada.

Al hijo de la familia prócer le queda la segura senaduría de Buenos Aires, aunque cuesta imaginar a Massa sin ningún cargo electivo. No le vendría bien esa opción: por más amigos que tenga en la Justicia, siempre aparecen causas, como ocurrió con Cristina y luego empezaron esas demandas a compromete­r a Mauricio Macri. Detalle no menor y a tener en cuenta, según escriben los periodista­s.

Para colmo, el apartado y vengativo Alberto Fernández auspicia sin aparecer a Scioli, quien se percató de que no le permitirán usar la boleta en la provincia de Buenos Aires y tendrá que construir su propia lista en ese distrito. Engorro para la postulació­n, pero está determinad­o al desafío y, caso contrario, hasta podría presentar un amparo.

Cristina demostró su malestar con Scioli: fue al primero que tachó como invitado a su palco, justifica su lapicera en una unidad que le permita un enjuague para alcanzar 40% de los votos. Y que los dos tercios opositores no pasen de los 30 puntos.

Sueño de una adolescent­e que, para este fin, deberá consagrar la anticipaci­ón de las elecciones bonaerense­s quince días antes de las nacionales. Pensando que el éxito provincial de un domingo se extienda a una quincena más tarde.

Una hipótesis de fórmula oficialist­a: Wado con ¿Raverta? ¿ledesma abdala?

¿Galmarini?

massa va a china para ampliar un swap que permita importar más zapatillas y electrónic­a

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PABLO CUARTEROLO RODEADA. Cristina Fernández de Kirchner, en la celebració­n de los 20 años de kirchneris­mo.
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