Lazarte entabló un vínculo amoroso con una víctima de trata que debía cuidar
Ernesto Lazarte fue detenido en febrero pasado por tres denuncias sobre presuntos hechos de abuso sexual, que se acumularon en la Fiscalía del 2º turno de Villa María, a cargo de Juliana Companys. Los damnificados serían dos menores de edad, que estaban alojados en Casa Nazareth, y una mujer con discapacidad.
Consultadas por este medio, fuentes de Senaf aclararon que ninguna de las tres víctimas y denunciantes pertenecían a programas provinciales.
Apenas fue apresado saltó a la superficie un dato llamativo y preocupante. La actual pareja de Lazarte es una joven que estaba alojada en la residencia Nazareth, para su protección y tratamiento como víctima de trata.
En efecto, el caso que reveló una trama de aprovechamiento de esa joven desde que era menor de edad, fue juzgado recientemente por la jueza Carolina Prado, del Tribunal Oral Federal 1 (TOF1). La magistrada condenó al exfuncionario de la Justicia provincial, Eduardo Garzuzi, a siete años de prisión por trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por abuso de una situación de vulnerabilidad, y ordenó indemnizar a la mujer con una cifra superior a $ 2 millones.
Desde que esa investigación federal alcanzó notoriedad, hace varios años, a la víctima se la llama con un nombre de fantasía: “Nora”. Este medio mantendrá esa misma línea porque considera que continúa en situación de vulnerabilidad, a pesar de que es mayor de edad y de que su identidad ya fue dada a conocer por otros medios.
Durante el juicio federal a Garzuzi, Lazarte declaró como testigo. Ese proceso no terminó. Habrá un segundo juicio contra Eduardo Zanello, también exempleado judicial quien habría sido el entregador, es decir quien presentó a Nora a Garzuzi. Comenzará el 10 de octubre y estará a cargo del juez Julián Falcucci, también del TOF1. Zanello llega acusado de los delitos de trata de personas con fines de explotación sexual y facilitación pornográfica.
Tras esa experiencia traumática que la llevó a una vulnerabilidad extrema por el sometimiento sexual y también por la sumisión a partir de consumos problemáticos, fue derivada a un centro para iniciar un camino de recuperación. A través de contactos con la Procuración de Trata
del Ministerio Público Fiscal de la Nación, se buscó un lugar y así fue cómo llegó a Nazareth.
No es una tarea fácil salir del círculo de violencia que experimentan las víctimas de trata. El primer paso es
reconocerse como tales. De ahí que encontrar un vínculo amoroso con quien debía cuidarla presenta aristas éticas objetables, más aún si se advierte que esa persona es investigada ahora por delitos contra la integridad sexual.