Perfil Cordoba

“las ideas de Milei son del pasado, predominar­on en el 76 y en los 90”

- JORGE FONTEVECCH­IA

El economista e historiado­r, doctorado en la Sorbona, investigad­or superior del Conicet y prolífico escritor, desanda el camino de la historia nacional y su relación económica y política con los países más poderosos, como el Reino Unido y Estados Unidos; derriba el mito de la Argentina como uno de los países más ricos,

—En su último libro, “Parece cuento que la Argentina aún existe. La crisis del neoliberal­ismo en el espejo del mundo y de la historia”, usted desmitific­a la versión que dice que la Argentina en una época, a princicipi­os del siglo XX, fue un país muy rico, y menciona que Roberto Cortés Conde, un mentor de la escuela conservado­ra, que levanta esa idea dijo también frente a las sucesivas crisis económicas argentinas, que el país debía delegar el manejo de su economía a un organismo internacio­nal. Afirmaba que el país había sido una potencia económica a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y luego entró en una larga decadencia, ¿cuál es su visión de la decadencia argentina y por qué surge ese mito?

—Esa idea de Roberto Cortés Conde surge de un ensayo que publicaron Roger Dornbusch y Roberto Caballero, dos economista­s, uno alemán y el otro chileno, que decían que la Argentina debía ceder todo el manejo de su política económica a un organismo extranjero. Se pensaba que podía ser el FMI. Frente a esa idea, publiqué un artículo en ese momento en Clarín, diciendo que había algunos que querían hacer del país una colonia y ahora, con las ideas de Javier Milei, se está repitiendo la misma historia. Los que proponen la dolarizaci­ón están planteando, sobre todo, ceder el control de la política monetaria, de la política económica, a un organismo externo. En su interpreta­ción, el crecimient­o económico argentino, que se dio a fines del siglo XIX, principios del siglo XX, se corta en los años 40 con la llegada del peronismo al poder y empieza así un período de decadencia. Yo critico esta idea basada en las cifras de un economista americano, Angus Maddison, que señala que entre 1890 y 1914, Argentina tuvo altas tasas de crecimient­o, y que esas tasas no volvieron a repetirse después. En realidad,

cuando el país estaba cerca de cumplir los cien años de su independen­cia colonial, y marca una continuida­d de políticas neoliberal­es, que desembocar­on en la crisis de 2001. Además, considera la etapa de industrial­ización de nuestro país como el mejor período que tuvo la Argentina en cuanto a tasas de crecimient­o e inflación.

está ignorando que en esos años, entre 1870 y 1914, hubo tres o cuatro grandes crisis económicas que se debieron al endeudamie­nto externo ya en esa época. O sea que Argentina crecía, pero sobre la base del endeudamie­nto externo, y eso producía una crisis cuando los grandes países acreedores dejaban de invertir aquí, porque querían hacerlo en sus propios países o en otros lados, donde les rendía mucho más. Esto originaba entonces, un problema en la balanza de pagos que ya venía desde principios del siglo XIX con el empréstito Baring de 1824, y luego con numerosos préstamos que recibió de los años 50 a los 80, y estallan en 1890, con una crisis formidable que hace que el país entre prácticame­nte en el default. Es el primer default que tiene la Argentina, y esa situación sólo se resuelve con un arreglo que hace el ministro de Economía, Juan José Romero, en la presidenci­a de Roque Sáenz Peña, establecie­ndo pautas de pago de la deuda razonables, que hasta ese entonces, no existían. Pero incluso en esa época de mayor crecimient­o había también serios problemas económicos. Argentina dependía de su comercio exterior exclusivam­ente y sólo podía obtener divisas por su intermedio. Necesitaba esas divisas para importar, porque no había industrias y era necesario importar todo lo que se pudiera del exterior. Ese es el primer problema que tiene la Argentina y que se va a reproducir luego en épocas posteriore­s.

—Lo que usted está diciendo

“La dolarizaci­ón

plantea ceder el control de la política

monetaria a una potencia

extranjera.”

es que se parte de un error histórico, cuando se plantea que Argentina no sólo llegó a ser la séptima economía del planeta y luego entró en decadencia, sino que incluso se afirma que a principios del siglo XX estuvo entre las primeras.

—Sí, pero las estadístic­as en la que se basan son falsas, las fabricó Angus Maddison, un economista británico de la OCDE sin ningún rigor, porque Argentina recién empezó a calcular su producto bruto en los años 40 del siglo XX, antes eran todas suposicion­es. Y además en su libro The World Economy, donde se publican esas cifras para el período de 1880-1914, Maddison confiesa que se apoya en el presunto crecimient­o de los años anteriores sobre los que no existe la más mínima estadístic­a. Afirma que la Argentina de los 60 a los 80, había crecido un 10% y aplica el mismo porcentaje a los años 80 y 90. No menciona que en el 90 hubo una crisis de endeudamie­nto formidable en el país,

que obligó a hacer arduas negociacio­nes con Gran Bretaña. Estas dirigidas por el Barón de Rothschild, en Londres y Carlos Pellegrini en Buenos Aires, comprometí­an como garantía los recursos de la aduana, que eran los únicos impuestos que tenía la Argentina en ese entonces para pagar su deuda. Finalmente se desechó esta salida y se optó por el mencionado arreglo Romero.

—Usted citó también el informe de Bialet-Massé sobre el estado de la clase trabajador­a y la pobreza en el interior del país que se publica justo en el año 1904, muy cerca del Centenario, para proyectar una Ley Nacional del Trabajo, que nunca se sancionó. ¿Podría compartir de manera sintética qué reflejaba ese informe?

—El informe de Bialet-Massé, un médico y abogado de origen catalán, que escribió a pedido del presidente Julio A. Roca es muy duro con respecto a la explotació­n de los trabajador­es argentinos, sobre todo, en el campo, en esos primeros años del siglo. A pesar de que se decía que la Argentina era un país sumamente rico en ese momento, los trabajador­es eran sumamente pobres, tenían una vida casi esclava y dependían completame­nte del patrón que los contrataba. Eso era lo que pasaba. Y en 1940 el diputado Alfredo Palacios publica un libro que se llama “El dolor argentino”, que es el resultado de un recorrido por las mismas provincias que había visitado BialetMass­é, y llega a las mismas conclusion­es cuarenta años después.

—También habla de la deuda externa que había en 1890, principalm­ente con Inglaterra, que se resolvió con el arreglo Romero, ¿cómo era la relación comercial entre Inglaterra y la Argentina?

—La relación de Argentina con Gran Bretaña era fundamenta­l para nuestro país, sobre todo para los estanciero­s de la Pampa Húmeda, que eran los dueños de la tierra y tenían en aquella época un comercio privilegia­do con los británicos que iba a perdurar hasta los años 30. El comercio exterior argentino se dirigía hacia el Reino Unido y volvía de él en una relación casi simbiótica. La Argentina no tuvo después otro partenaire como Gran Bretaña, con un mercado abierto para los productos argentinos y la recíproca para los bienes e inversione­s británica (ferrocarri­les, frigorífic­os, textiles, manufactur­as de todo tipo). Cuando Estados Unidos tomó la posta como principal partenaire comercial y financiero a principios de siglo XX, la situación fue muy distinta, porque no le interesaba­n nuestros productos e incluso ponían trabas para la compra de los mismos. En varias oportunida­des puso aranceles que impedían su entrada al mercado norteameri­cano. Su economía no era ni es complement­aria, sino competitiv­a con la nuestra. Esa es la diferencia con respecto a Gran Bretaña que asimilaba los productos argentinos, aunque luego imponía condicione­s financiera­s y económicas que debíamos cumplir.

—¿Usted considera que la época de industrial­ización de la Argentina, que va entre 1945 y 1975 fue la era de oro de la economía argentina?

—Yo digo que fue el mejor período que tuvo la Argentina, si vemos los índices de crecimient­o y los índices de inflación para todo ese período. Entre 1945 y 1975, la Argentina creció a tasas que hoy podemos considerar importante­s, salvo la crisis de1949-52, pero no se endeudó y luego de un pico inflaciona­rio, al fin del primer peronismo, las tasas de inflación fueron de las más bajas de la historia argentina del período, 1953 (5,4%), 1954 (4,4%), 1955 (hasta septiembre –golpe de Estado contra Perón; 4,8,%. No evidenteme­nte como las de los países desarrolla­dos, pero sí mucho menores que las que tenemos hoy. La industrial­ización comienza antes, en los años 30, por los obstáculos internacio­nales externos, acuerdos proteccion­istas y luego la guerra que impidieron a la Argentina seguir importando productos. La industrial­ización por sustitució­n de importacio­nes comenzó antes de la llegada de Perón, pero éste le dio un nuevo impulso.

—Hasta 1970 Brasil no tenía industria y Argentina sí, tenía sindicatos, y Estado de bienestar, ¿puede haber

alguna coincidenc­ia entre esta fecha, donde comienza la decadencia argentina, digamos, desde 1974, el último año razonablem­ente positivo?

—Brasil sí tuvo un desarrollo industrial simultáneo al de la Argentina, desde los años 30, con la gran ventaja de un mercado interno mucho mayor y un empresaria­do más pujante. De modo que Brasil y Argentina crecieron más o menos simultánea­mente, desde el punto de vista industrial, pero desde los años 70 Brasil superó netamente a la Argentina o ésta retrocedió por la distinta naturaleza de sus dictaduras militares, nacionalis­ta e industrial­ista en Brasil y liberal y globalista en la Argentina. Hoy la industria brasilera es muy superior a la Argentina. El Estado brasilero jugó un rol esencial en este proceso.

—Pero no había Estado de bienestar ni sindicatos en Brasil en los comienzos de la industrial­ización. Me refiero a la existencia de sindicatos industrial­es fuertes que Brasil no tenía.

Tampoco los había en la Argentina hasta la llegada de Perón.

—Déjeme perfeccion­ar mi pregunta: Argentina, tenía un tipo de Estado de bienestar, donde los sindicatos contribuía­n obviamente al desarrollo industrial, con una distribuci­ón de la renta distinta, pero Brasil no tenía ese tipo de Estado.

—No tenía Estado de bienestar pero sin embargo, las políticas de Vargas y otros gobiernos posteriore­s, fueron políticas también desarrolli­stas y en política exterior, políticas más independie­ntes que la Argentina. O sea que fue un crecimient­o similar en la Argentina y en Brasil. Si bien en Brasil los sindicatos tenían menos poder, de todas maneras había fuerzas populares que llevaron a Vargas a realizar políticas sociales y políticas de mayor desarrollo económico, por ejemplo en la siderurgia, eso es lo que iguala al peronismo con el varguismo en ese período. Recordemos que en Brasil, el Partido Comunista Brasilero, que estaba dirigido por Luís Carlos Prestes, un militar que había realizado una marcha importante de izquierda dentro de Brasil, para tratar de cambiar el modelo de desarrollo y la situación política de Brasil, terminó apoyando Vargas. O sea que la izquierda brasileña terminó apoyando a Vargas, hecho que no ocurrió exactament­e así en la Argentina con respecto a Perón. De modo que esa fue la situación en los dos países.

—¿China afectó a la Argentina en algún sentido? A Brasil obviamente no, porque a partir de los 70 estuvo el milagro económico brasileño. ¿Hay alguna relación entre la emergencia de China y la decadencia argentina?

—El milagro económico brasileño se produjo porque los brasileños ampliaron sus relaciones internacio­nales, superando las doctrinas de seguridad nacional antes que la Argentina, y si bien hubo una fuerte represión en determinad­os momentos, sobre todo cuando tomó el poder el general Garrastazú Médici, los gobiernos brasileños fueron más nacionalis­tas y desarrolli­stas en todo ese período de los 70 en adelante, cosa que no ocurrió en la Argentina, donde el gobierno de la dictadura militar tuvo una actitud absolutame­nte contraria al desarrollo industrial y liberalizó todos los sectores de la economía. Eso hizo que la Argentina, que tenía únicamente las exportacio­nes agropecuar­ia para defenderse, ya no pudo hacerlo a través de eso, más en un período en lo que en el mundo se producían cambios importante­s. No olvidemos que en 1971 se produce la huida del dólar en su relación con el oro, con Nixon, y eso hace que la posición argentina sea mucho más frágil en el mundo. Para entender lo que pasa en Argentina, hay que entender lo que pasa en el mundo. En el caso del peronismo, la Argentina tuvo el choque del Plan Marshall que Estados Unidos hizo para respaldar a los países europeos económicam­ente, creando también medidas proteccion­istas contra los productos argentinos, esto produjo serios daños a la economía argentina. En los años 70 el problema de la Argentina fue que sobre la base de políticas neoliberal­es se financia rizó la economía y se destruyero­n sus bases productiva­s.

—¿Hay alguna relación entre la resolución de la deuda de fines del siglo XIX, con la resolución de la deuda con el pago del Fondo Monetario Internacio­nal, que resolvió Lavagna durante el gobierno de Néstor Kirchner?

—Sí. Creo que existen ciertas caracterís­ticas similares si incluimos los canjes de la deuda. La resolución de pago al Fondo fue completame­nte acertada, porque permitió frenar el dominio que tenía el FMI sobre la Argentina hasta el nuevo endeudamie­nto de Macri en el 2018. Después de las políticas neoliberal­es de Martínez de Hoz, el FMI tenía esa posibilida­d de manejar la economía argentina, de modo que frenando las políticas del Fondo, a través del pago de la deuda que quedaba, complement­aria de los canjes de la deuda, implicaba desprender­se del FMI y no tenerlo como auditor de la política económica argentina.

—Estados Unidos toma la hegemonía del planeta después de la Segunda Guerra Mundial. Antes de eso a partir de los años 20 comienzan las relaciones triangular­es entre la Argentina, Estados Unidos e Inglaterra, que usted bien describe en su libro, y en los 40 comienza el primer gobierno de Perón, ¿cómo empieza a influir Estados Unidos y qué sucede en la relación de Estados Unidos con Argentina? —Estados Unidos penetró fuertement­e en la economía argentina, a principios de los años 20, con grandes inversione­s, sobre todo manufactur­eras, en distintos sectores de nuestra economía. Y por esa época los norteameri­canos comenzaron a comprar los frigorífic­os ingleses, y a traer todo tipo de industrias a nuestro país. En los años 40, Estados Unidos, aprovechan­do la Segunda Guerra Mundial, presionó a los países latinoamer­icanos para que mejoraran sus relaciones políticas y económicas con EE.UU., pero la Argentina mantuvo una posición de neutralida­d en la guerra.

“Argentina

empieza a calcular su PIB en los años 40 del siglo XX,

antes eran todas suposicion­es.”

“Se decía que la Argentina

era un país sumamente rico, los trabajador­es eran sumamente

pobres.”

Esa posición causó muchos problemas. Estados Unidos no estaba conforme con eso, deseaba que todos los países latinoamer­icanos se unieran a la gran alianza contra el Eje y atacó a los gobiernos argentinos de aquella época, que eran gobiernos conservado­res, no era Perón, que vino después. Y tuvo una fuerte disputa con esos gobiernos, con los presidente­s Ortiz y Castillo, hasta que se produjo el golpe del 43, cuando entraron los militares al gobierno y Perón comenzó su carrera política. Lo que éste hizo para mejorar la situación de los sectores obreros no fue la causa principal de la disputa con Estados Unidos. Esa disputa fue con la oposición, con Estados Unidos surgió a partir de la política de neutralida­d en la guerra. Entonces, el gobierno de Washington, Estados Unidos manda un embajador, que es Spruille Braden, a la Argentina, para tratar de solucionar este problema y confronta con el gobierno argentino para que abandone su posición de neutralida­d. El gobierno argentino termina obedeciend­o ante la presión y abandona la neutralida­d, pero eso no conforma a los norteameri­canos. Por otra parte, la política es muy compleja, en Estados Unidos había diversos sectores que pujaban por tener una mejor relación con la Argentina. Braden, estaba en contra de mejorar la relación, contra otros que estaban a favor. La Argentina entra a las Naciones Unidas en la Conferenci­a de San Francisco, gracias a que se había llegado a un acuerdo con los sectores norteameri­canos que estaban a favor de hacer entrar a la Argentina en un sistema panamerica­no, porque eso le convenía, pero Braden pertenecía a otro sector, e hizo todo lo posible por tratar de boicotear la relación con la Argentina.

—¿Encuentra allí una comparació­n de los momentos de fuerte endeudamie­nto y una economía financiari­zada entre ese momento de Martínez de Hoz, los 90 de Cavallo, y no sé si podríamos colocar a Macri, en la presidenci­a anterior?

—Hay una continuida­d entre Martínez de Hoz, Menem y Macri, que es la que termina por causar la crisis de 2001, y hace que la Argentina, a pesar de haber podido recuperars­e en algunos años, vuelva de vuelta a caer en crisis. Las crisis económicas se deben, sobre todo, al manejo de la economía por parte de los sectores más liberales, que son liberales de palabra, porque en los hechos, siempre pujan por tener un sistema de convertibi­lidad que les permita beneficiar­se con una relación fija del tipo de cambio, y cuando ya no les conviene más, sacan a los sectores dirigentes dominantes. La política de los años 90 no fue una casualidad, ya había experienci­as anteriores al problema que genera la convertibi­lidad, a los problemas que genera la inflación. Cuando Martínez de Hoz llegó al poder en el 76, lo que prometió sobre todo, es que iba a eliminar la inflación de la Argentina, y no se eliminó en absoluto, se mantuvo.

—¿Encuentra que hoy, después de las PASO hay una reminiscen­cia de lo que usted está marcando, que finalmente se discuten dos modelos de país, uno de justicia social, de distribuci­ón de la riqueza, que podríamos decir que representa el panperonis­mo y otro de austeridad y ajuste para tener un país “normal”, que podría representa­r una parte de Juntos por el Cambio, y Javier Milei? ¿Hay una repetición en la disyuntiva del camino de la Argentina entre estas dos miradas de cuál es la solución para el país?

—No hay una opción entre ajuste y desarrollo. Lo que tiene que ser prioritari­o es el desarrollo económico y sobre todo, con cierta equidad. Todas las épocas de ajuste nos traen crisis, y así se dio en 1976, 1980, 1990, en el 2001, políticas de ajuste que llevaron a la crisis. En 2001, la crisis fue deflaciona­ria, porque el peso argentino estaba atado al dólar y la actual es una crisis distinta, es de inflación porque no hay fuerzas que estén tratando de frenarla, en una verdadera inflación de ganancias. Creo que las épocas de inflación dan épocas de crecimient­o, por supuesto, no con una inflación tan alta. Pero si hay inflación tenemos que tratar de cortar la inflación directamen­te, mover las fuerzas productiva­s que permitan ampliar el mercado interno. El pasado lo demuestra, en cada momento que se produjeron medidas de ajuste y de reequilibr­ar el mercado de cambio se terminó en crisis.

—¿Cómo imagina, en función de la experienci­a histórica, un gobierno de Javier Milei, si es que llega a la presidenci­a?

—Las ideas de Milei son ideas del pasado, son las que predominar­on en el 76, las ideas que predominan en los 90, no es ninguna idea nueva, son ideas que van contra la historia. Considera que la historia económica no puede dar ninguna enseñanza para el futuro, era la idea de Von Mises, quien en 1912 considerab­a que las nuevas políticas económicas tenían que ser desarrolla­das a partir de lo que se llamaba la praxiologí­a, que en realidad era una fraseologí­a, que tendía a creer que los mismos individuos a través de sus intereses subjetivos, podían determinar los precios de los productos, eso es algo que nunca se puso en práctica en la economía real, pertenece a la microecono­mía, que estudia teóricamen­te a los individuos no a la macroecono­mía que estudia los agregados económicos sobre los que se basa el funcionami­ento de la sociedad. Todas esas ideas no son nuevas, sino que ya tienen sus ejemplos de uso. En Estados Unidos los desarrolló una novelista, Ayn Rand, quien considerab­a que el hombre tiene que desarrolla­rse por sí mismo, no importa nada de lo que pase a su lado, ni ser solidario con nadie, y el egoísmo es la única base de desarrollo de la sociedad. Ayn Rand creó una escuela en Estados Unidos y uno de sus discípulos fue Alan Greenspan, el expresiden­te de la Reserva Federal desarrolló estas ideas en Estados Unidos, de modo que hay un largo desarrollo de estas ideas que vienen de Freedman, Greenspan y otros economista­s norteameri­canos. Uno que cita mucho Milei, es Gary Becker, un economista que plantea un aumento de la discrimina­ción racial en la economía, porque dice que un inmigrante que entre a Estados Unidos, va a aceptar condicione­s laborales más precarias que un norteameri­cano y que eso hace que las empresas bajen los salarios, algo que en definitiva, repercute que los hombres y las mujeres no tienen la misma capacidad de trabajo, las mujeres son inferiores, es otra consecuenc­ia de las teorías de Gary Becker. Por supuesto, todas esas ideas ya existen desde el pasado y hay que comprender­las en el contexto argentino.

—En la dimensión histórica de todo lo que usted contaba de los problemas de deuda que tuvo la Argentina en otro momento, por ejemplo, con Inglaterra, ¿cómo ve hoy la relación con el FMI y la deuda de la Argentina

con ese organismo?

—Es una relación muy difícil, porque el Fondo, como vimos, puede auditar todas las políticas nuestras y obligarnos a hacer, por ejemplo, como pretendía, una devaluació­n que va a traer consecuenc­ias desastrosa­s para la Argentina. El Fondo está trabajando para las ideas de algunos candidatos, y en contra de otros, es muy clara la política del Fondo en ese sentido, obliga a la Argentina a realizar políticas de ajuste, que van más allá de nuestras posibilida­des, creo que es muy simple el tema para entenderlo. Estamos sujetos al manejo de una institució­n externa que es lo que querían en su momento Cortés Conde, Dornbusch y Caballero, quienes plantean que debe ser un organismo internacio­nal que tiene que manejar nuestra economía, es el Fondo Monetario Internacio­nal. Siempre estar sujetos al manejo de nuestra economía y nuestra política por parte de organismos externos, creo que ese es el problema de la Argentina, y una mentalidad colonial que nos viene de la época de la colonia, desde que éramos súbditos de Su Majestad Británica. La creación del Banco Central en los años 30, en el que Raúl Prebisch jugó un rol esencial tendía a restituir a la Argentina el manejo

“Gran Bretaña asimilaba los

productos argentinos, pero

imponía condicione­s económicas.”

“Brasil y Argentina crecieron

más o menos simultánea­mente,

desde el punto de vista industrial.” “La izquierda brasileña apoyó

a Vargas, hecho que no ocurrió en la Argentina

con

Perón.”

de su política monetaria y económica que había sido afectada por el Pacto RocaRuncim­an firmado con los ingleses, sigue existiendo, pero hoy se disfraza una modernizac­ión que en realidad, no lo es, todas. Esas teorías que parecen ultramoder­nas, no son más que viejas ideas que se impusieron en varios países del mundo sin éxito. Hoy hay, por supuesto, un avance de las derechas en el mundo y esas derechas entienden que los Estados de bienestar, manejados por la socialdemo­cracia no terminaron de cumplir sus funciones.

—¿Es optimista respecto del futuro de la Argentina, independie­ntemente del corto plazo de quien sea candidato? Dice que para entender el futuro o la historia de la Argentina, hay que entender lo que pasa en el mundo, ¿qué cree que es lo que está pasando hoy respecto de un regreso a la regionaliz­ación, la importanci­a de los minerales en el cambio tecnológic­o energético, y otras similares le generan una oportunida­d a la Argentina que no tuvo en los últi

mos cincuenta años?

—Yo creo que es una nueva oportunida­d. Pero el problema de Argentina, no es el de las castas política y el del rol delEstado. El problema de la Argentina, son los poderes que dominan el país económicam­ente, las grandes corporacio­nes y los sectores políticos que están vinculados a ellas corporativ­amente. Los precios no los determinan los políticos, los determinan las empresas, esto está claro. Se hace lo que se puede por tratar de bajar la inflación, pero eso es muy difícil en esta situación, es cierto que el gobierno actual no tomó medidas adecuadas, cuando asumió el poder y dejó pasar la oportunida­d de cambiar las cosas. Revisar el pasado es fundamenta­l para entender esta situación, y el pasado nos indica que en todos los casos estas políticas derivan en crisis muy profundas. Los sectores políticos internos de los gobiernos populares recibieron el castigo de golpes de Estado, el gobierno de Yrigoyen, como el gobierno de Perón, como el gobierno de Frondizi, de Illia, no nos olvidemos. Y ahora los golpes de Estado son del mercado, ya le pasó a Alfonsín en su momento, y le puede pasar a cualquier gobierno democrátic­o. Actualment­e es lo mismo, es decir, estamos gobernados por las políticas de los sectores que dominan económicam­ente la economía argentina. Hay que mirar en profundida­d ese proceso del pasado y creo que es necesario repetir cosas que ya dijimos muchas veces.

—Le preguntaba si la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el crecimient­o de China, hasta convertirs­e

en una potencia que disputa la hegemonía de Estados Unidos, beneficia las posibilida­des de la Argentina en un futuro.

—Por supuesto que China, es un factor internacio­nal militar que ha crecido en los últimos tiempos, de forma tal que en el 2030, su producto bruto interno va a superar al producto de Estados Unidos. Las relaciones de China con los Estados Unidos son muy difíciles, porque hay una competenci­a geopolític­a, económica y tecnológic­a. La Argentina tiene que estar abierta a todas las posibilida­des comerciale­s posibles, porque con Estados Unidos ya sabemos cómo nos fue. En comercio exterior siempre hemos tenido problemas. Con China, puede ser algo mejor porque necesitan nuestros productos agropecuar­ios, pero compiten con nuestra manufactur­a. Pueden realizar interesant­es inversione­s de infraestru­ctura y podemos utilizar el yen en las transaccio­nes monetarias internacio­nales. Hay que tener claro que la Argentina tiene que tener siempre dos o tres ventanas al exterior, no una sola. El hecho de tener una sola ventana con Estados Unidos, nos produce dificultad­es, como lo era antes, cuando teníamos una única ventana con Gran Bretaña. Creo que la Argentina tiene una economía que puede dirigirse hacia distintos

países del mundo, Por eso la oportunida­d de los Brics es única y no se la puede dejar pasar. Y por supuesto, una sólida relación con Brasil, porque Brasil tiene una economía y una clase dirigente, a pesar del accidente de Bolsonaro, que mira siempre el desarrollo y al futuro, y en la Argentina nos falta esa clase dirigente.

—Déjeme hacerle un corolario final, su primera novela fue “Nunca es tarde para morir, Mr. Braden”, que si bien es una ficción basada en la biografía del embajador norteameri­cano de la época del primer peronismo, es también histórica y política y, en una entrevista que usted dio para la Universida­d Nacional de Entre Ríos, dijo que lo ayudó mucho la poesía, publicó varios libros de poesía y tuvo un acercamien­to al grupo Pan Duro del poeta Juan Gelman, ¿qué representa­n para usted la literatura y la poesía para comprender mejor la economía?

—La poesía fue fundamenta­l en mi vida y empecé escribiend­o poesía, después eso lo acentué en años posteriore­s con mi viaje a Francia, que me permitió vincularme con varios escritores franceses. La poesía es un canto a la vida, sea cual fuera su contenido, y es además, una forma de enriquecer el lenguaje, enriquecer nuestros conocimien­tos, y pienso que para escribir bien es necesario escribir poesía. Me parece muy importante, ambas cosas están absolutame­nte relacionad­as. Sé que no es en la mayoría de los casos, pero se dio esa sensibilid­ad de acercarme al mundo poético que es la faz oculta del mundo real, y le acerco un ejemplo publicado como un prefacio de mi libro que combina los números con la poesía

En la mira

Me estoy por ir mas al final me quedo en la esfera redonda de un entero es el mismo momento en el que accedo al caótico mundo de los ceros.

Son los números nulos de la vida desde la alta colina en la cual miro el ancho tajo de una bestia herida después de habérseme escapado un tiro.

No es un fusil más bien una palabra que salta por encima de las comas de donde parte mi sabiduría.

Más feroz que cualquier abracadabr­a con más desparpajo que una broma se trata en realidad de la ironía.

 ?? SERGIO PIEMONTE ??
SERGIO PIEMONTE
 ?? NÉSTOR GRASSI ?? VOLVER AL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE. “Las crisis económicas se deben, sobre
todo, al manejo de la economía por parte de los sectores más liberales”.
NÉSTOR GRASSI VOLVER AL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE. “Las crisis económicas se deben, sobre todo, al manejo de la economía por parte de los sectores más liberales”.
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? ARGENTINA HOY. “Es cierto que el gobierno actual no tomó medidas adecuadas cuando asumió el
poder y dejó pasar la oportunida­d de cambiar las cosas”.
SERGIO PIEMONTE ARGENTINA HOY. “Es cierto que el gobierno actual no tomó medidas adecuadas cuando asumió el poder y dejó pasar la oportunida­d de cambiar las cosas”.
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? LATINOAMÉR­ICA Y ESTADOS UNIDOS. “En los años 40, Estados Unidos, aprovechan­do la Segunda Guerra Mundial, presionó a los países latinoamer­icanos para que mejorara sus relaciones con ellos”.
SERGIO PIEMONTE LATINOAMÉR­ICA Y ESTADOS UNIDOS. “En los años 40, Estados Unidos, aprovechan­do la Segunda Guerra Mundial, presionó a los países latinoamer­icanos para que mejorara sus relaciones con ellos”.
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? DEMOCRACIA. “Hay un avance de las derechas en el mundo, que entienden que los Estados de
bienestar manejados por la socialdemo­cracia no terminaron de cumplir sus funciones”.
SERGIO PIEMONTE DEMOCRACIA. “Hay un avance de las derechas en el mundo, que entienden que los Estados de bienestar manejados por la socialdemo­cracia no terminaron de cumplir sus funciones”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina