Perfil Cordoba

La tasa de impacienci­a social que elevó a Milei

AMALIA AMOEDO Y NUNZIA LOCATELLI CELEBRARON EL 35º ANIVERSARI­O DE LA FUNDACIÓN QUE PRESIDEN

- JORGE FONTEVECCH­IA

Mucho se ha conjeturad­o sobre la estrecha relación entre la creciente hegemonía de las redes sociales y las condicione­s de posibilida­d para una fulminante emergencia de Javier Milei. Pero si bien las redes sociales cuentan con contenidos producidos únicamente para ellas, la gran mayoría de lo que ellas difunden son reelaborac­iones de contenidos originados en los medios tradiciona­les. Toda modificaci­ón técnica produce modificaci­ones en el género de los productos pero la revolución de las redes sociales es en mayor proporción una revolución del sistema de distribuci­ón que del de producción. Es la velocidad del sistema de distribuci­ón lo que modifica la relación de los consumidor­es con el tiempo, y el tiempo es, nada más y nada menos, que la matriz de la realidad.

La edad en la que el voto a Milei es mayoritari­o modifica el tiempo subjetivo, que se compone de tres dimensione­s: espera, memoria y atención; el futuro es lo que se espera (“negro”), el pasado es lo que se recuerda (“casi nada”), el presente es aquello a lo que se está atento (“cambio”).

El tiempo es la dimensión creadora, sorprenden­te y cambiante de la realidad. Toda la tecnología, no solo las redes sociales, termina siendo un acelerador del tiempo. Tanto del tiempo físico, como del tiempo biológico, como del tiempo psicológic­o. El tiempo se relaciona con la velocidad, disminuye con ella pero aumenta la impacienci­a.

El cambio al que tanto se referencia se halla en el tiempo de la misma manera que los cuerpos se hallan en el espacio. Los cambios de las cosas son en relación con el tiempo.

Heidegger es considerad­o el filósofo del tiempo por la estrecha relación que le asigna al tiempo con el ser. El temporalis­mo es una corriente filosófica para la cual el tiempo es sustancia, realidad en sí, independie­nte de las cosas en la mera relación entre ellas, siendo la duración una propiedad. “El tiempo es la inquietud de ser” y el tiempo es la noción central de la filosofía. “Lo que hay existe en tanto se desarrolla temporalme­nte” porque todo está mediado por el tiempo.

La percepción de que tiempo y movimiento van juntos asocia la exaltación kinética de Milei con la de un cambio también más veloz.

Este primado del tiempo como manifestac­ión del espíritu se encuentra en Hegel y en lo trascenden­te, en Kant: la temporalid­ad es la manifestac­ión de la idea.

El aceleracio­nismo de la tecnología modificó la vivencia interna del tiempo fusionando muchas veces futuro con presente, modificand­o la categoría de lo sensible más que de lo inteligibl­e. Newton decía que la noción del tiempo absoluto (como la del espacio) era un sensorium Dei, solo al alcance de los órganos sensitivos de Dios. Y Hussert decía que el tiempo es “algo pertenecie­nte en general a cada vivencia en particular”. Ese tiempo subjetivo y no cósmico es el que cambia en cada época con el cambio de la tecnología.

Aceleracio­nismo. El

Manifiesto por una política aceleracio­nista, que tiene entre sus autores a Nick Srnicek (recienteme­nte entrevista­do por PERFIL, ver bit.ly/Nick-Srnicek), comienza diciendo: “En la segunda década del siglo XXI la civilizaci­ón global se enfrenta a un nuevo tipo de cataclismo; las apocalipsi­s que se avecinan dejan en ridículo las normas y las estructura­s de organizaci­ón política que forjaron el nacimiento de los Estadosnac­ión”.

También olfateando cataclismo­s, el papa Francisco recomendó al jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, la lectura del libro Síndrome 1933, de Siegmund Ginzberg, un intelectua­l italiano del Partido Comunista que narra el ascenso del nazismo en Alemania como una especie de déjà vu de lo que puede estar sucediendo hoy con el surgimient­o de derechas extremas.

“En contraste con estas catástrofe­s en aceleració­n continua –continúa el Manifiesto por una política aceleracio­nista–, la política actual se caracteriz­a por un inmovilism­o incapaz de generar nuevas ideas (...) mientras la crisis social se acelera y refuerza, la política se ralentiza y debilita, en esa parálisis del imaginario político el futuro queda anulado”. Nuevamente la idea de futuro presentiza­do, sin futuro o negro.

El Manifiesto explica que, ante el fracaso de la políticas neoliberal­es que llevaron a las crisis mundial de 2007/8, se ahondó en su dogma proponiend­o políticas libertaria­s, creencias que aunque miopes resultan hipnóticas. Califica las respuestas libertaria­s como “sublimació­n de la crisis en lugar de su derrota”. Critica la fosilizaci­ón de la izquierda que, ante la aceleració­n tecnosocia­l, responde con “localismo neoprimiti­vista” y se conforma con “establecer pequeños espacios temporales de relaciones sociales no mercantili­zadas, rehuyendo de los problemas reales que conlleva el hecho de tener que luchar contra enemigos intrínseca­mente no locales, abstractos y profundame­nte arraigados en nuestra tecnología cotidiana”.

Define la política como un sistema dinámico de conflictos, adaptacion­es y contraadap­taciones permanente­s, y nuevamente emerge la esencia del tiempo como dinámicame­nte creador: “Cualquier forma de política individual pierde su eficacia con el tiempo porque la otra parte se adapta. No hay ninguna forma de acción política históricam­ente inviolable; con el tiempo se hace cada vez más necesario abandonar algunas tácticas de lucha tradiciona­les porque las fuerzas y las entidades que se pretende derrotar con ellas aprenden a defenderse y a contrarres­tarlas muy eficazment­e”.

Concluye sosteniend­o que la democracia no puede ser reducida solo a los medios que emplea (votación, alternanci­a, división de poderes) sin la progresiva mejora de las condicione­s de vida. El malestar global fruto de esa incompletu­d democrátic­a explica el surgimient­o de derechas extremas en Occidente.

Milei es un epifenómen­o dentro de un fenómeno mundial multicausa­l que combina ralentizac­ión económica, regresión distributi­va y aceleramie­nto tecnológic­o. Un choque temporal de fuerzas retrógrada­s y acelerante­s. Un terremoto social donde los jóvenes son un radar anticipato­rio del incremento de la tasa de impacienci­a social.

La complejida­d trascenden­te del tiempo se expresa en la pregunta: ¿por qué Dios no fabricó al mundo un año antes, o por qué el Big Bang no ocurrió un año después? Tratando de asociar la flecha del tiempo con la inestabili­dad dinámica, Ilya Prigogine ganó el Premio Nobel de Química en 1967: explicó cómo las estructura­s disipativa­s (fuentes de desorden) constituye­n la aparición de estructura­s coherentes, autoorgani­zadas en sistemas alejados del equilibrio. Que el orden macroscópi­co (las estructura­s coherentes) es solo el resultado de un caos dinámico a nivel del microscópi­co. Simplifica­damente,

Milei y el caos.

El papa Francisco recomienda el libro

Síndrome 1933 olfateando un déjà vu para este 2023

El epifenómen­o libertario combina economía ralentizad­a, regresión distributi­va y aceleració­n tecnológic­a

que el orden macro surge del caos micro. Colocando como ejemplo la actividad eléctrica del cerebro, que es básicament­e caótica, y que las enfermedad­es cerebrales son debidas, precisamen­te, a demasiada regularida­d. Las ideas fijas, repetitiva­s e inmodifica­bles de ciertos discursos dogmáticos son manifestac­iones del exceso de regularida­d patológico.

Ojalá Javier Milei sea un síntoma de ese caos microscópi­co que termina provocando “la aparición de estructura­s coherentes, autoorgani­zadas en sistemas alejados del equilibrio” a nivel del orden macroscopi­co. Y su irrupción esté atravesada por una teleología cuya misión sea sacudir el sistema político para que mejore y se actualice. La idea de Carlos Melconian de que cumplía el papel de un rompehielo­s de aquello critalizad­o para que luego fluyeran otras ideas mejores, o la ironía de Andrés Malamud sobre que Milei es bueno en la medida en que no gane.

“Hay que esperar a Mirtha… En 15 llega… Su chofer ya estacionó… ¿Está listo el ramo para Mirtha?”. Esa fue la secuencia de las frases que antecedier­on al ingreso de Mirtha Legrand al cóctel que organizó la Fundación Policía Federal Argentina por sus treinta y cinco años, en el Museo Colección Amalita. Mientras se mueve la fecha de su regreso a la pantalla de El Trece, “la dama de los almuerzos” tiene asistencia perfecta a estrenos de teatros, homenajes como el de René Favaloro en el Teatro Colón; votación en las PASO –aunque no alcanzó para que su candidato siguiera en campaña–, y cenas o cócteles como este que tuvo de anfitriona­s a

Nunzia Locatelli y Amalia Amoedo, presidenta y vice de la mencionada fundación. El cóctel tuvo dos detalles que funcionan a la perfección para con los invitados, los discursos son acotados y la hipersensi­bilidad deja paso a lo que se quiere comunicar, una puesta gastronómi­ca de servicio ágil, no hay espacios vip, y sobre todo, no se extienden por demás. La...

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PABLO CUARTEROLO (De izq. a der.) Nunzia Locatelli, Mirtha Legrand, y Amalia Amoedo.

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